sábado, marzo 28, 2015

La Santificación

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Por Peter Jeffery

Hechos Semejantes a Jesús

La Biblia habla de santificación en dos maneras. Primero, hemos sido santificados. “Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11 LBLA). En este versículo, y en otros, la santificación es algo que ha tenido lugar cuando Dios nos apartó para servirle. Esta santificación es nuestra porque hemos sido salvados, debido a que estamos en Cristo (1 Corintios 1:2).

En segundo lugar, la biblia se refiere a la santificación como el proceso que implica un cambio moral y espiritual en nosotros una vez que somos salvos. Es este aspecto de la santificación que estaremos tratando en este capítulo.

La justificación nos hace justos delante de Dios. Usted puede ir al cielo en el momento en que e justificado porque usted ha sido revestido de la justicia de Cristo y por tanto es aceptado para Dios. Pero Dios no se detiene en justificarnos el inmediatamente comienza en nosotros un proceso de cambio llamado santificación. La justificación nos libera de la culpa del pecado y de su condenación. El proceso de santificación comienza a liberarnos del poder del pecado y de su dominio en nuestra vida. En este proceso Dios quiere hacernos más y más como el Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:3-4,7). En este versículo “aprender a controlar” no es un esfuerzo aislado, sino una experiencia prolongada.

Nadie alcanza a completar la santificación en esta vida (1 Juan 1:8). Sin embargo, las Escrituras nos dicen que los santos en el cielo están completamente libres del poder del pecado (Hebreos 12:23; Apocalipsis 14:5). Esto significa que nuestra santificación esta completa ya sea en la muerte o inmediatamente después. Pero comienza en el momento en que somos justificados.

¡La Santificación es un trabajo duro!

La evidencia de que alguien es salvo es que su vida está siendo transformada (Colosenses 3:1-10). Esto significa que el Espíritu Santo comienza a cambiar sus pensamientos, actitudes, deseos, gustos y disgustos. La Biblia llama a esto santificación y no es un extra que puede o no puede asumir, sino una necesidad absoluta.

La justificación es totalmente de Dios: el hombre no tiene parte en ella. La santificación es también una obra de Dios pero se espera que trabajemos en ella. Podemos hacer esto porque somos justificados. Pero aun mientras luchamos con nuestro pecado, y lidiamos con problemas en nuestras vidas, somos totalmente dependientes en Dios, sabiendo que no podemos hacer nada por nosotros mismos. Esta es la manera en que trabajamos en nuestra salvación con temor y temblor (Filipenses 2:12). Es cuando vemos más y más de Dios que os damos cuenta de nuestra pecaminosidad. E su fortaleza, trabajamos duro para hacer frente a nuestro pecado, porque le amamos. Esto es un trabajo duro pero en la medida en que trabajamos en ellos determinará cuan santificados estamos. Esto explica porque algunos cristianos son mas santos que otros y también explica cómo es posible que un creyente reincida. A pesar de que somos salvos aún queda en nosotros gran parte de la vieja naturaleza pecaminosa. No debemos complacerla. Debe ser resistida y sofocada, y debe permitirse a nuestra nueva naturaleza que tome dominio (Efesios 4:20-32). Es cuando hacemos esto que nuestras vidas se hacen mejores, más santas y más semejantes a Cristo, debido a que la santificación afecta toda parte de nosotros.

· Entendimiento (Jeremías 31:33-34)

· Voluntad (Ezequiel 36:25-27)

· Pasiones (Gálatas 5:24)

· Conciencia (Hebreos 9:14)

La santificación significa que el poder del pecado ha sido vencido en nosotros. Ahora que somos nuevas criaturas en Cristo, el pecado no tiene autoridad sobe nosotros. No tiene poder para hacernos obedecerlo. Esto no significa que el pecado no incomoda al cristiano. por supuesto lo hace, pero debido a a que su absoluta autoridad y dominio ha cesado podemos triunfar sobre él. Ya no somos más esclavos del pecado, bajo so control y dominio. Somos enemigos del pecado y resistimos sus influencias malvadas. Esto no es fácil. Implica esfuerzo y determinación, y es solo posible debido a que “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado” (Romanos 6:6).

Hijos de Luz

Pablo detalla los efectos prácticos de la santificación en Efesios capítulos 4 y 5. Pero no surgen de la nada. Eso es la razón de que el lenguaje del apóstol en 4:17 es tan fuerte: “Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente,” en 5:8-10 “el es igualmente insistente: “porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad), examinando qué es lo que agrada al Señor.”

Vivir como hijos de luz significa:

· No mentir (v.25)

· Controlar su ira (v.26)

· Dejar de robar (v.28)

· Sin palabras corrompidas (v.29)

· Deshacerse de la amargura, enojo, ira, gritería, la maledicencia, la malicia (v.31)

· La marca de su vida es ser amables y misericordiosos (v.32)

· Ni siquiera se mencione la inmoralidad sexual en usted ((5:3)

La lista sigue. No es exhaustiva pero nos da una buena idea de la clase de vidas que Dios espera que vivamos. No es una vida fácil pero es posible debido a que la presencia interna del Espíritu Santo nos da poder para vivir para la gloria de Dios.

“La santificación es algo por lo que el creyente es responsable….Pero también sostengo que los creyentes son responsables (y de una manera eminente y peculiar) de vivir una vida santa; esta obligación pesa sobre ellos. Los creyentes no son como las demás personas (muertas espiritualmente), sino que están vivos para Dios, y tienen luz, conocimiento y un nuevo principio en ellos. Si no viven vidas de santidad, ¿de quién es la culpa? ¿A quién podemos culpar, si no a ellos mismos? Dios les ha dado gracia y les ha dado una nueva naturaleza y un nuevo corazón; no tienen, pues, excusa para no vivir para Su alabanza. Este es un punto que se olvida con mucha frecuencia. La persona que profesa ser cristiana, pero adopta una actitud pasiva, y se contenta con un grado de santificación muy pobre (si es que aún llega a tener eso) y fríamente se excusa con aquello de que “no puede hacer nada”, es digna de compasión, pues ignora las Escrituras. Estemos en guardia contra esta noción tan errónea.” (JC Ryle)

Para Reflexionar

¿Puede usted mirar hacia atrás en su vida y ver la evidencia de una vida transformada por la justificación y la santificación?

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