lunes, septiembre 30, 2013

No Sólo las Cosas Malas

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Por Tim Challies

Todos sabemos, todos amamos, todos citamos, y en algún momento todos nos basamos en Romanos 8:28. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, para aquellos que son llamados conforme a su propósito.” Es un verso poderosamente alentador, una promesa poderosa de aliento de Dios. En medio de las dificultades, en el momento de crisis, es dulce consuelo saber que Dios está en a cargo y que de alguna manera le está trayendo un bien de lo que parece tan malo, y tare gozo de lo que se siente tan doloroso.

El verso viene a nosotros en el contexto del sufrimiento. Pablo explica que las formas que sufrimos aquí y ahora son reales y dolorosas, pero que simplemente no se compara con el eterno peso de gloria que se está preparando para nosotros. Y así como nosotros sufrimos estos tiempos, mirando hacia el futuro, podemos creer y confiar en que nuestro sufrimiento no se desperdicia o es sin propósito. Dios está obrando en nuestro dolor, y habla palabras de consuelo a nosotros a través de la Biblia.

Tenemos que estar tranquilos y consolados que las circunstancias difíciles obran para bien, pero ¿qué pasa con el resto de la vida? ¿Se ha detenido a pensar en esa pequeña palabra todas? Todas las cosas les ayudan a bien. Si tomamos la palabra en serio, tenemos que ampliarlo más allá de los tiempos difíciles y permitir que toque el bien y hasta lo mundano.

Todas las cosas alegres obran para bien. No tenemos mucho problema en aceptar esto. Pero, de nuevo, a veces disfrutamos de circunstancias alegres sin detenerse a reflexionar sobre lo que Dios puede estar logrando a través de ellas. Tomamos nuestras alegrías por sentado. Puede que no sepamos los propósitos de Dios en los momentos buenos, pero podemos y debemos creer que él está obrando, que estas también están trabajando para nuestro bien.

Todas las cosas mundanas para bien. Al mirar hacia atrás en la vida, vemos los grandes picos y valles. Los picos son todos esos momentos de gran alegría, bodas, el nacimiento de los niños, la primera casa, las vacaciones especiales. Y también vemos los valles de oscuridad –accidentes, abortos involuntarios, pecado traumático, muertes. Y entre esos picos y valles hay un millón de pequeños momentos. Porque todos los días están llenos de significado, hay muchos más que son mundanos. Necesitamos recordar que durante los días oscuros, pero hacemos bien en aferrarnos a ello durante los más ordinarios también.

En los días alegres nos gloriamos en Dios, en los oscuros días vamos en pos de sus promesas y somos consolados en que El está obrando todas las cosas para bien. Y en los días ordinarios simplemente existimos. Puede ser que lo más difícil para nosotros de creer es que estos días –en estos días tan normales llenos de nada de gran importancia – también obran para nuestro bien. Sin embargo, estos días, también, están dentro del alcance de esas todas.

Al empezar un nuevo día y una nueva semana hoy en casa o en la oficina o donde el día le lleve, Dios está obrando en y a través de todas las circunstancias, para lograr su bien. Incluso en medio de los momentos mundanos ordinarios, Dios está presente, Dios está vivo, Dios está trabajando bien para aquellos a los que ha llamado conforme a su propósito.

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