miércoles, septiembre 11, 2013

El Propiciatorio: Conectando los Puntos

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El Propiciatorio: Conectando los Puntos

Por Stephen Nichols

 

Uno de los apartados más importantes de la Biblia puede ser muy bien Romanos 3:21-26. Este denso párrafo ofrece una discusión detallada y gloriosa de la justificación por la fe. No es sorprendente que este párrafo tiene un papel crucial en la historia de la doctrina. Martin Lutero acampó aquí. Y como era de esperar, las raíces de este párrafo se extienden a lo largo de la Biblia misma. Dos lugares clave merecen notarse. El primero nos lleva de nuevo a Éxodo, mientras que el segundo se aproxima el final del evangelio de Juan.

En primer lugar, tenga en cuenta Éxodo 25:22. El contexto aquí se refiere a la descripción del tabernáculo, y en concreto a la pieza clave de los muebles en el tabernáculo, el arca del pacto. Encima del arca estaba el propiciatorio, flanqueada a ambos lados por dos querubines (Éxodo 25:19). En este mismo lugar, en el propiciatorio, Dios se encuentra con Su pueblo. Éxodo 25:22 declara: “Allí me encontraré contigo.”

La conexión a Romanos 3 se refiere a la palabra griega que se usa para la palabra hebrea para propiciatorio. La traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, usa la palabra hilasterion para traducir la palabra hebrea. (La palabra hebrea es kappuret, relacionada con la palabra de la expiación, que es Kipur.) Esta palabra griega, hilasterion, por lo general se traduce como "propiciación" en el Nuevo Testamento. “Propiciación” se produce sólo un puñado de veces en el Nuevo Testamento. Una de esas veces viene en Romanos 3:25. En referencia a Cristo y a su obra de redención, Pablo dice que Dios puso a Cristo “como propiciación.” Cristo es el sacrificio aceptable, satisfaciendo la ira en nuestro nombre.

Y luego está Juan 20:12. María Magdalena llegó a la tumba de Cristo sólo para descubrir que estaba vacía. Al inclinarse para mirar adentro, “Ella vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde el cuerpo de Jesús había sido puesto, uno a la cabecera y otro a los pies.” En Éxodo 25, dos ángeles tallados ocuparon sus puestos en los extremos del propiciatorio.

Ahora todo lo que tenemos que hacer es conectar los puntos. Dios desea encontrarse con su pueblo, y la sangre del cordero sin mancha es el único medio por el cual se hace posible esa reunión. El propiciatorio del Antiguo Testamento, y la sangre rociada por el sumo sacerdote, prefiguraban al Cristo que vendría. Cristo ha venido, y Cristo hizo el sacrificio, y Cristo fue resucitado de entre los muertos. No nos equivoquemos al respecto, se trata de realidades históricas. El tabernáculo era real. El arca del pacto era real. El propiciatorio era real. La cruz era real. La tumba vacía era real. Y una verdadera mujer se agachó para mirar ángeles reales.

Cristo es nuestro propiciatorio. Allí, en y a través de Cristo, Dios se encuentra con nosotros. Los puntos están conectados.

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