viernes, julio 04, 2014

Tomándole la Palabra a Dios –Keving DeYoung

imageTomándole la Palabra a Dios (Taking God at His Word –Keving DeYoung

Vivimos tiempos donde es necesario puntualizar la importancia de la Biblia. Después de todo, de allí parte nuestra fe, la fe que una vez para siempre nos fue entregada (Jud 3). Es nuestra fuente máxima de conocimiento de Dios. En cada generación es necesario instruir sobre la necesidad, la autoridad y la suficiencia de la Palabra de Dios. Taking God at His Word es un libro claro y conciso. Ideal para el creyente en general puesto que las ideas están escritas de manera entendible. Aunque si bien fácilmente pudiese estar en una sección de Bibliología a manera de introducción, no es un libro sobre cómo interpretar la Biblia o sobre el canon de la Biblia. Deyoung presupone la Biblia como Palabra de Dios extrayendo su enseñanza de la misma, es decir, diciendo lo que Biblia dice sobre sí misma y nos invita a amarla, atesorarla, así como a obedecerla.

Inicialmente el libro parte con el Salmo 119. El salmo más largo de la Biblia, Deyoung lo presenta como un poema, un poema que no habla sobre matrimonio, niños o sobre el paisaje en general sino sobre la Biblia misma. Lo que hace Deyoung es mostrar el afecto que hemos de tener por la Palabra. Tal como David tuvo ese amor por ella, debemos tener ese amor para poder atesorarla y debe estar presente en nuestras iglesias y en nuestros hogares. Este afecto emocional dirigido a la Palabra que puede verse en versículos como 129-136 “Es apasionado y sincero, pero un poco irreal, un tanto demasiado dramático para la vida real. ¿Quién realmente se siente de esta manera acerca de los mandamientos y estatutos?” Debemos amar la Palabra porque dice la verdad, nos pide lo que es correcto y nos proporciona lo que es bueno. Es el único lugar donde encontramos una verdadera satisfacción.

Comúnmente experimentamos la desconfianza en la vida cotidiana. No pocas personas viven desilusión, engaño y frustración de las personas. Sin embargo no se puede esperar eso de la Palabra de Dios. Podemos tener la certeza y confianza de que Biblia contiene las mismas palabras de Dios, ¡es Dios comunicándose con nosotros! Por tanto, es autoritativa en cada una de sus partes ( palabras, frases, párrafos ) Deyoung dice en el capítulo 2 “Algunas personas no les gustan los textos escritos y las proposiciones porque implican un significado estable y fijo, y la gente no quiere que la verdad este determinada. Prefieren tener una inspiración más subjetiva, más interna, más vivencial. Pero de acuerdo con 2 Pedro 1:19-21, la inspiración de la Sagrada Escritura es una realidad objetiva fuera de nosotros.” La Biblia proviene de Dios y por tanto es inerrante lo cual conlleva su autoridad. Jamás podemos estar por encima de ella, al cuestionar o negar su veracidad, sus milagros y sus enseñanzas nos colocamos como jueces de la misma y cometemos el pecado de incredulidad.

El capítulo 3 utiliza un acrónimo (SCAN) enfocándose en los atributos de la Escritura. El los describe de la siguiente manera:

  • Suficiencia: Las Escrituras contienen todo lo necesario para el conocimiento de la salvación y la vida piadosa. No necesitamos ninguna nueva revelación del cielo.
  • Claridad: El mensaje de salvación de Jesucristo se enseña claramente en las Escrituras, y puede ser entendido por todos los que tienen oídos para oír. No necesitamos un magisterio oficial que nos diga lo que la Biblia significa.
  • Autoridad: La última palabra siempre se dirige a la palabra de Dios. Nunca debemos permitir que las enseñanzas de la ciencia, la experiencia humana, o los concilios de la iglesia tengan prioridad sobre la Escritura.
  • Necesidad: La revelación general no es suficiente para salvarnos. No podemos conocer a Dios para salvación por medio de la experiencia personal y la razón humana. Necesitamos la palabra de Dios para decirnos cómo vivir, quien es Cristo, y cómo ser salvo.

La doctrina de la suficiencia de la Escritura sin duda es una de las más atacadas recientemente. Personalmente pienso que el capítulo 3 que es la parte fuerte del libro. Deyoung hace una declaración que nos debe hace reflexionar “Si la autoridad es el problema del liberal, la claridad es el problema del posmoderno, y la necesidad el problema para los ateos y los agnósticos, entonces, la suficiencia es el atributo que más rápido se duda por las masas de cristianos en las iglesias.” Son muchos los que pueden afirmar los atributos de las Escrituras pero pocos los que aplican consistentemente la suficiencia de las Escrituras a sus vidas mismas. Es este efecto final que la Palabra debe tener a nuestra vida que tanto es descuidado. Ya sea que alguien afirme tener una visión, una palabra “profética” ó; alguien que dice recibir revelación de una persona, un ángel o de un supuesto viaje hasta el mismo cielo, estas personas son culpables de negar la suficiencia de la Palabra de Dios.

Deyoung nos recuerda que el escritor de Hebreos afirma que Dios nos habla hoy a través de Su Hijo. Nadie puede sobrepasar Su autoridad “y este Hijo es superior a todas las personas, los seres celestiales, las instituciones, los rituales y los medios anteriores de revelación y redención.” No se puede separar a Cristo de Su Palabra. “Las palabras de la Biblia y la Palabra encarnada son distintas, pero también son inseparables.”

Creo que Taking God at His Word es un libro estupendo que nos muestra la visión correcta que debemos tener de las Escrituras. Personalmente me fue estimulante en dos áreas entre otras:

  •  Amar más su Palabra. Aunque se cuente y se tenga una enseñanza excelente y bíblicamente sana en la iglesia local, y por más que un cristiano diga que ame a Dios, es necesario que el creyente verdaderamente lo demuestre al valorar, depender, meditar y alimentarse de la Palabra de Dios diariamente si ha de crecer en santidad y hacer frente a la atención.
  •  Confiar más en la Suficiencia Su Palabra. Es urgente y necesario que los líderes y las iglesias confíen plenamente en la suficiencia de la Escritura aplicando los mandamientos y principios bíblicos a sus ministerios, ya sea en evangelismo, en la consejería, en la disciplina de la Iglesia, y en toda área de la vida cristiana.

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