miércoles, julio 16, 2014

Los Ocho Pasos del Pecado

imageLos Ocho Pasos del Pecado

 

Por Kevin DeYoung

El pecado invade nuestra alma en pequeños pasos.

Ocho pasos para ser más precisos, de acuerdo a John Witherspoon en su sermón sobre Hebreos 3:13 titulado “El engaño del pecado”:

1. Los hombres se introducen e inician por sí mismos una práctica viciosa de pequeños pecados.

2 Habiendo una vez iniciado en los caminos del pecado, se aventura sobre algo grande y más atrevido; su valor crece con su experiencia; y él se da más libertad para andar en los caminos de su propio corazón, y a la vista de sus propios ojos.

3. los pecados abiertos pronto lanzan a un hombre a manos de compañeros impíos.

4. En la siguiente etapa, el pecador comienza a sentir la fuerza del hábito y la costumbre empedernida.

5 La siguiente etapa en el curso de un pecador es perder el sentido de la vergüenza; y peca abiertamente y atrevidamente.

6. Otra etapa en el progreso del pecador es endurecerse tanto, y a pecar sin remordimiento de conciencia.

7. Los pecadores experimentados a menudo vienen a presumir y gloriarse de su maldad. Es algo para estar por encima de la vergüenza; pero lo es más todavía enorgullecerse en la maldad y estimarlo honorable.

8. No contentarse con ser inicuos, sino usar todo su arte y su influencia para hacer que los demás hagan lo mismo. Esto es ser celosos en pecar, y diligentemente promover el interés de la causa infernal. ¿Cuántas veces nos encontramos con aquellos que no tienen temor de Dios delante de sus propios ojos, usando sus mayores esfuerzos por extinguirlo ante los demás, riéndose por remordimientos de su conciencia, y romper cualquier reticencia que parezca tener al dirigirse al mismo desenfreno con ellos mismos? ( Works , 2:61-69)

Desde pequeños pecados a pecados más grandes, hasta malos amigos y malos hábitos, a la pérdida de la vergüenza y pérdida de conciencia, a la jactancia en lo que es malo y celoso de que los demás hagan lo mismo, esto es la naturaleza diabólica de las garras del pecado en el corazón del ser humano.

Era cierto en Escocia en el siglo XVIII. Es cierto en Estados Unidos ahora. Y en todas partes, en realidad.

No hay comentarios: