miércoles, julio 02, 2014

La Inmoralidad de la Neutralidad

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Por Greg Bahnsen

Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento se encuentran en Cristo; por lo tanto si alguien fuera a tratar de llegar a la verdad, aparte del compromiso a la autoridad epistémica de Jesucristo este sería robado a través de la filosofía vana y engañado por el engaño astuto (ver Colosenses 2:3-8). En consecuencia, cuando el cristiano se acerca la erudición, la apologética, o la educación incondicionalmente debe negarse a aceptar las demandas erróneas de la neutralidad en su vida intelectual; nunca debe consentir en rendir sus creencias religiosas específicas “por el momento,” como si se pudiese llegar así al conocimiento genuino “imparcialmente.” El principio de la sabiduría es el temor del Señor (Prov. 1:7).

El intento de ser neutral en uno de los esfuerzos intelectuales (ya sea la investigación, la argumentación, el razonamiento o la enseñanza) es equivalente a tratar de borrar la antítesis entre el cristiano y el incrédulo. Cristo declaró que el primero fue apartado de este último por la verdad de la Palabra de Dios (Juan 17:17). Aquellos que deseen adquirir la dignidad a los ojos de los intelectuales del mundo con el uso de la insignia de la “neutralidad” sólo lo hacen a costa de negarse a ser apartados por la verdad de Dios. En el ámbito intelectual son absorbidos dentro del mundo, para que nadie pudiera decir la diferencia entre su pensamiento y supuestos y el pensamiento y las suposiciones apóstatas. La línea entre el creyente y el incrédulo se oscurece.

Tal indiscriminación en la vida intelectual de uno no sólo se opone a un auténtico conocimiento (cf. Prov. 1:7) y garantiza un vano engaño (cf. Col. 2:3-8), es francamente inmoral.

En Efesios 4:17-18, Pablo manda a los discípulos de Cristo a que “ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia en ellos, por la dureza de su corazón.” Los creyentes cristianos no deben caminar, no deben comportarse o vivir, en una forma que imite el comportamiento de aquellos que son no redimidos; específicamente, Pablo prohíbe a los cristianos imitar la vanidad de la mente del incrédulo. Los cristianos deben negarse a pensar o razonar de acuerdo con una perspectiva o mentalidad mundana. El agnosticismo culpable de los intelectuales del mundo no debe ser reproducido en los cristianos como supuesta neutralidad; este punto de vista, este acercamiento a la verdad, este método intelectual evidencia un entendimiento entenebrecido y un corazón endurecido. Se niega a someterse al señorío de Jesucristo sobre todas las áreas de la vida, incluyendo la erudición y el mundo del pensamiento.

Uno tiene que tomar esta decisión fundamental en su pensamiento: ser apartado por la verdad de Dios o ser excluido de la vida de Dios. No puede ser de dos formas. Uno debe estar apartado, estar en contra, o ajeno, ya sea del mundo o de la palabra de Dios. Él se destaca en contraste con el método intelectual que se niega a seguir. Él ya sea, que se niega a seguir la palabra de Dios, o se niega a seguir la vana forma de pensar de los gentiles. Él se distingue a sí mismo y su pensamiento, ya sea por contraste con el mundo o por contraste a la palabra de Dios. El contraste, la antítesis, la elección es clara: o ser apartado por la palabra verdadera de Dios o ser excluidos de la vida de Dios. Ya sea tener “la mente de Cristo” (1 Cor. 2:16) o la “la vanidad de su mente” de los gentiles (Ef. 4:17). Ya sea “llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Cor. 10:5) o continuar como “de ánimo hostil” (Col. 1:21).

Aquellos que siguen el principio de neutralidad intelectual y el método lógico epistemológico de la erudición incrédula no honran el señorío soberano de Dios como es debido; como resultado de su razonamiento se hace vano (Rom. 1:21). En Efesios 4, como hemos visto, Pablo prohíbe a los cristianos seguir este modo de pensar vano. Pablo continúa enseñando que el pensamiento del creyente es diametralmente contrario al pensamiento ignorante y oscuro de los gentiles. “Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera!” (Versículo 20). Mientras que los gentiles son ignorantes de “la verdad que hay en Jesús” (versículo 21). A diferencia de los gentiles que están excluidos de la vida de Dios, el cristiano ha quitado el viejo y ha sido “renovado en el espíritu de vuestra mente” (versículos 22-23). Este “hombre nuevo” es característico en virtud de la “santidad de la verdad” (versículo 24). El cristiano es completamente diferente del mundo en lo que respecta a la inteligencia y erudición; no sigue los métodos neutrales de la incredulidad, sino por la gracia de Dios tiene nuevos compromisos, nuevos presupuestos, en su pensamiento.

Por lo tanto, el cristiano que se extravía tras la neutralidad en su pensamiento se encuentra realmente tratando de borrar el hecho de que él es un cristiano! Al negar su compromiso religioso distintivo que se reduce a patrones de pensamiento apóstatas y se absorbe en el mundo de la incredulidad. Tratando de encontrar un compromiso entre las exigencias de la neutralidad mundana (agnosticismo) y las doctrinas de la palabra de Cristo da como resultado al rechazo del Señorío distintivo de Cristo al eliminar el gran abismo entre el pensamiento del hombre viejo y el del hombre nuevo.

Tal compromiso no es posible. “Ningún hombre puede servir a dos señores” (Mateo 6:24). No debería ser ninguna sorpresa que, en un mundo en el que todas las cosas han sido creadas por Cristo (Col. 1:16) y son llevados por la palabra de Su poder (Heb. 1:3) y donde, se deposita todo el conocimiento en Aquel que es la Verdad (Col. 2:3, Juan 14:6), y que debe ser el Señor de todo el pensamiento ( 2 Cor 10:5), la neutralidad es nada menos que inmoralidad. “El que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4).

¿Tiene el valor de sus distintivos cristianos en la erudición, la apologética, y la educación, o ha estado tratando de acabar con el contraste entre el pensamiento cristiano y el pensamiento apóstata siguiendo las exigencias de la neutralidad? Puesto en la perspectiva bíblica esta pregunta puede reformularse así: ¿su pensamiento opera bajo el señorío de Jesucristo o lo ha convertido en un enemigo de Dios a través de los patrones de pensamiento incrédulos agnósticos neutrales? ¡Escoja hoy a quien va a servir!

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