Más que Valer la Pena: Costos y Beneficios de la Disciplina de la Iglesia
(More Than Worth It: Costs and Benefits of Church Discipline)
Por Wyman Richardson
Él era un pastor de mediana edad de una iglesia de buen tamaño y muy acaudalada iglesia. La iglesia era teológicamente conservadora y había mantenido un alto concepto de la Escritura, que es lo que hizo su comentario tan trágicamente memorable.
Él me había preguntó sobre en que estaba yo trabajando, a lo que contesté, “En un caso de disciplina de la iglesia.” Yo había estado fuertemente convencido en tomar a Dios en su Palabra, respecto a la disciplina de la iglesia. Mi propia congregación recientemente había sufrido una situación difícil y dolorosa, por lo que compartí que sentía que no sería fiel si no nos esforzáramos por obedecer a Dios en esta área.
Esta fue su respuesta: “Tienes razón, por supuesto. Pero, ya sabes, he decidido desde el comienzo de mi ministerio lo que haría y no haría acerca de eso, y ese simplemente no es un camino que yo tomaría.”
Nunca he olvidado sus palabras. No es poca cosa deliberadamente decidir no prestar atención a las instrucciones de Cristo (Mt. 18:15-18), a la aplicación apostólica de la verdad divina (1 Cor. 5:1-7,12-13), a la enseñanza restauradora de la congregación (2 Cor 2. :6-8), al llamado a “cumplir la ley de Cristo” (Gálatas 6:1-5), al claro mandato apostólico (2 Ts. 3:6-10, Tito 3:9-11), a los mandatos para separar a aquellos que desobedecen estas instrucciones (2 Tes. 3:14), a la herramienta ordenada de Dios para la instrucción contra la blasfemia (1 Tim. 1:19 b-20), y al mandato sin ambigüedades de que “guardemos estas reglas” (1 Tim . 5:19-21).
Aun así, muchos pastores han optado por no tomar “este camino”. Quieren seguridad en el empleo. Quieren evitar las dificultades de la confrontación. Quieren mantenerse al margen de la compleja dinámica que, inevitablemente, surgirá en una congregación cuando se practique la disciplina de la iglesia.
Vale la pena recordarnos a nosotros mismos como pastores, lo que podemos perder si queremos descuidar la disciplina bíblica de la iglesia, así como lo que esperamos ganar por seguir fielmente la Palabra de Dios.
¿Qué podemos perder?
- La bendición y el favor de Dios
Al dejar de lado la disciplina de la iglesia, nos arriesgamos a perder la bendición y el favor de Dios. Tomar una decisión consciente, intencional y deliberada, para escribir “¡No!” a las enseñanzas bíblicas acerca de la disciplina de la iglesia es escribir "¡Ichabod!" sobre la iglesia. Uno busca en vano la bendición y el favor de Dios cuando se opta por hacer caso omiso de sus instrucciones para su novia.
- Nuestros miembros caídos
También podemos perder a nuestros miembros caídos. Esta es una triste ironía: los miembros caídos que no queremos “juzgar”, “dañar” o “alejarlos” si se dejan en sus pecados y despojados de el llamado de la Iglesia al arrepentimiento, se encontrarán finalmente despreciando y saliendo de la iglesia de todos modos. Incluso si no se van, su alejamiento interno de Dios hará de su presencia una mera fachada, lo que significa que los hemos perdido de todos modos.
- Nuestros miembros fieles
Si no tomamos en serio el consejo de Dios, corremos el riesgo de ganarnos la antipatía de esos miembros que toman en serio el consejo de Dios. ¡Qué extraño es renunciar a los miembros fieles porque tenemos miedo de llamar a los miembros desobedientes con amor hacia el Señor a través del ministerio de la disciplina de la iglesia!
- Nuestro testimonio ante el mundo que nos observa
El mundo puede despreciar el evangelio, pero al menos respeta la consistencia. Cuando dejamos de decir la verdad a quienes naufragan de su fe, cumpliendo así con su rebelión dañina, el mundo se aleja mirando en tono de burla a la hipocresía abierta de la iglesia.
- Nuestra autoridad para hablar
¿Qué derecho tendríamos de hablar una palabra profética a nuestra cultura sobre desquiciado libertinaje sexual si la rebelión misma circula sin control en nuestras iglesias? ¿Qué derecho tenemos de hablar en contra de la corrupción y la codicia, si no somos capaces de enfrentar esas cosas en nuestra propia iglesia? Arrancar los pasajes sobre la disciplina de la iglesia es arrancar nuestra propia lengua.
¿Qué esperamos ganar
- El favor de Dios
Mediante la práctica bíblica de la disciplina de la iglesia, esperamos ganar el favor de Dios. Es conveniente aplicar "¡Bien hecho buen siervo y fiel!" a las congregaciones locales, además de los cristianos en particular. El favor y el deleite de Dios debe ser nuestra principal motivación para adoptar la disciplina bíblica de la iglesia.
- El crecimiento de nuestro hermano o hermana
La disciplina también lleva al crecimiento. La disciplina de la Iglesia es la avenida más descuidada del crecimiento cristiano en el cuerpo de Cristo hoy. Sin embargo, la disciplina de la iglesia amorosamente administrada ayuda a los creyentes a crecer en la obediencia a Cristo.
- Poder en el Púlpito
¿Otro beneficio que los pastores a menudo pierden por no practicar la disciplina de la iglesia? Obedecer a Cristo en maneras difíciles da poder a nuestra predicación. Una congregación que observa a sus ministros aplicar fielmente la Palabra tomará esa Palabra con más seriedad, y escucharán más atentamente. Y, al llevar a la congregación a la obediencia a la Palabra de Dios, el predicador crecerá en comprensión y aplicará con valentía la Palabra de Dios en su predicación.
- La unidad de la Iglesia
La unidad en torno a cualquier otra cosa que no sea todo el consejo de Dios no es unidad. Es simplemente una paz sombría, y fragmentada sobre pedazos de la Palabra de Dios que nos parece aceptable. Sólo la unidad auténtica, una unidad que abarca toda la Palabra de Dios, puede afirmar la bendición de Dios.
- Contraste evangelístico
En un día en que se ven muchas iglesias reducir su evangelismo a programas y su alcance social a artimañas, nos olvidamos muy a menudo del recurso de evangelización inherente del pueblo de Dios siendo quien dice ser. Esto funciona a sí mismo en lo que podríamos llamar el ministerio de evangelización de contraste: mientras crece la iglesia en santidad, se crea un contraste cada vez más absoluto con la cultura perdida a su alrededor. Cuando esto sucede, el mundo comienza a ver que la iglesia presenta una alternativa contracultural genuina, una alternativa que emana de convicciones claramente basadas en un estándar más alto que la suya.
ELIGIENDO EL MEJOR CAMINO
Fue algunos años después de la conversación triste que le conté antes que me crucé con otro ministro, más o menos de la misma edad que el primero. Asimismo, era pastor de una iglesia de buen tamaño. Él también era conservador en teología y había mantenido un alto concepto de la Escritura. Estábamos hablando sobre el ministerio, la vida y el reto de la disciplina de la iglesia, y él también dijo algo que nunca olvidaré: “Usted sabe, yo sólo quiero ser pastor de una iglesia del Neotestamentaria, una vez antes de que muera. Creo que podemos ser eso, y quiero llevar a mi pueblo a ser eso.”
Dos hombres. Dos caminos. Dos alternativas. El primer hermano, estoy convencido, va a pagar un alto precio para la búsqueda de la facilidad y la comodidad. El segundo puede pagar un precio temporal en un conflicto posible e incómodo, pero su recompensa será grande.
Elija el mejor camino. ¿No es obvia la opción?
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Wyman Richardson es el pastor de la Primera Iglesia Bautista en Dawson, Georgia, y el autor de Walking Together: A Congregational Reflection on Biblical Church Discipline(Wipf & Stock, 2007).
© 9Marks. Website: www.9Marks.org. Email: info@9marks.org. Toll Free: (888) 543-1030.
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