Fusionando la Historia y la Homilética
Merging History and Homiletics
Lunes, 21 de septiembre 2009
(Por Rich Gregory)
Cuando la persona promedio escucha la palabra historia, le puede tomar varios segundos para dejar de bostezar. Lógicamente, la imagen que aparece en su mente es la del molesto profesor de los años pasados que parecía disfrutar de la tortura medieval de las pruebas de ensayo y los proyectos difíciles. Así, cuando llega el momento para el intérprete de la Biblia de pensar en forma recreativa el estudio de la historia, el pensamiento puede ser repugnante y es rápidamente descartado por ser un ejercicio extraño surgido de entre los oscuros rincones del mundo académico.
Esta percepción no obstante, no puede ser más perjudicial para el exegeta. Es importante que el expositor al darse cuenta de que el texto de la Escritura se experimentó por primera vez en, alrededor del registro, y deben ser interpretados a través del contexto original y de la cultura en la que se escribió. Divorciar la exégesis de la comprensión histórica es despojar un alto grado de comprensión práctica y también puede inhibir en gran medida la precisión de la interpretación. Cualquiera de estos errores lleva a una exposición que se encuentra deseando encontrar su impulso hacia la correcta interpretación y la proclamación.
La aplicación del estudio histórico, dentro de la preparación del sermón no es un cometido seco y polvoriento, sino que es equivalente a llegar a través del velo del tiempo y tocar los caracteres originales. Es un ejercicio que da el color, el detalle, y la vitalidad no sólo para el texto, sino también a la explicación del expositor de dicho texto también. Como afirma Walter Liefeld en su libro Exposición del Nuevo Testamento: “Cuando empezamos a preguntarnos cómo se sentía la gente, cuáles eran sus necesidades, por qué necesitaban una palabra de Dios o del ministerio particular que les fue dado, y si hay algo aquí que corresponde a nuestra situación contemporánea, estoy empezando a superar la brecha de los siglos” (p. 97). El estudio histórico es el método por el cual somos capaces de avanzar más allá de simplemente ver las ruinas de las antiguas sociedades y es realmente capaz de “tocar” el pasado, e insertarnos en el mundo del texto original. Cuando se trata de la exposición, el texto da sólo el esqueleto, mientras que los datos de fondo sirven para dar el detalle de la imagen.
Nosotros, como estudiantes del libro, estamos llamados a tener una comprensión práctica adecuada de la Palabra de Dios. Ese libro, al que hemos dedicado nuestras vidas, es un libro que fue escrito por hombres de verdad en situaciones de la vida real, con verdaderas inquietudes culturales y presiones. Los factores culturales, aunque controlados por un Dios soberano, dictan la forma en que la narración del texto se desarrolla y es registrada. Nosotros, como intérpretes sin embargo, estamos sujetos por el problema de la distancia histórica. Vivimos en una cultura diferente, con sus propias costumbres, un país con su propia historia, y un milenio con una miríada de acontecimientos derivados de la vida moderna. Para tener una idea a la práctica de la comprensión del texto, debemos despojarnos de nuestra propia mentalidad moderna, y viajar de regreso a su modo de vida con el fin de entender completamente los mandamientos y los acontecimientos que habrían sido percibidos por los beneficiarios y personajes originales.
Una buena comprensión de la hermenéutica revela que la interpretación de cualquier texto depende de la comprensión de los detalles de ese texto. La importancia del detalle histórico es tan real como el factor para la correcta interpretación del texto sobre los datos sintácticos, léxicos y contextuales. Cuando usted, a través del ojo de su mente, al fin pueda respirar el aire de la Tierra Prometida como el pueblo de Dios que viene hasta en el desierto, y sea capaz de oír la marcha de las tropas romanas luchando por las calles de Jerusalén, entonces está cerca de ser capaz de comprender de los antiguos. Cuando, usando sus habilidades imaginativas, usted sea capaz de oler la sal del Mar Muerto, cómo las murallas de Jericó se derrumban, y cuando sea capaz de tocar, a través del velo del tiempo, la silla del juicio de Poncio Pilato, y conocer las presiones de su trabajo al pronunciar la sentencia sobre el Hijo inocente de Dios, la Biblia de pronto cobrará vida de sus páginas en apariencia polvorienta y se convertirá en un verdadero libro viviente. De repente, usted ha sido llevado dentro del drama redentor publicado por la mano y la voluntad de Dios.
Es en gran parte a través de una adecuada comprensión de la cultura antigua que la aplicación moderna y la interpretación fluyen. Una vez que la historia detrás de un texto ha sido extraída, el intérprete es capaz de situarse en la posición del beneficiario original o escritor, y posteriormente es capaz de tener una mejor comprensión de la verdad eterna que Dios está comunicando. Después de esta verdad eterna, aumentada por la comprensión del contexto histórico, ha sido detenida, la traducción y aplicación en la modernidad llega paso llano y sin problemas. Como individuos que hacen homilética y el estudio de la Palabra de Dios es su medio de vida, es fundamental combinar una comprensión adecuada de la historia con la habilidad homilética. En cierta medida, la salud de nuestra congregación, la exactitud de nuestra interpretación, y la fijeza de nuestra aplicación se basa en parte en nuestra capacidad y voluntad de participar en el mundo antiguo, que una vez existió. Esté dispuesto a insertarse en el mundo del texto en su búsqueda por entender mejor y proclamar las verdades que es glorioso.
Tomado de Shepherds´ Fellowship Pulpit Magazine
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