martes, septiembre 22, 2009

Hasta Que La Muerte Haga Su Parte

Hasta Que La Muerte Haga Su Parte

Until Death Does Its Part

Martes, 22 de septiembre 2009

(Por Kelly Wright)

* Kelly sirve como Pastor de Intermedio en Grace Community Church.

Se estima que 5.500 estadounidenses mueren hoy en día. Más de 2 millones de estadounidenses pasan de esta vida a la siguiente sólo este año. En todo el mundo serán más de 50 millones de individuos que van a aprender lo que es estar más allá de la tumba.

No hay duda de que la muerte es común en este mundo. Aunque la muerte está garantizada a cada persona que vive, sería curioso saber que tan común es el tema de la muerte en nosotros. ¿Con qué frecuencia se contempla que la muerte nos va a pasar?

La muerte ha sido esterilizada en nuestra cultura. La exposición a la muerte tiende a ser durante un programa de televisión, el cine, o por el tratamiento práctico dado por los medios informativos. Esta exposición nos adormece el aguijón de la muerte y crea una distancia entre nosotros y ella.

La muerte es considerada como una enfermedad que se cura. Recientemente se me presentó la opción de un nuevo proceso que la criogenización, proporciona. Cualquier persona puede, por el precio justo, tener su cuerpo suspendido en nitrógeno líquido a una temperatura de -320 grados. El cuerpo se suspende después de que se ha determinado clínicamente muerto. Un sitio web de la empresa anuncia su solución de esta manera: “Cuando la tecnología médica en el futuro lo permita, nuestros miembros pacientes esperarán ser curados, rejuvenecidos, reanimados, y despertados a una vida muy extensa en buena salud juvenil, libre de la enfermedad o del proceso de envejecimiento” (http://www.cryonics.org/).

Sin embargo, de la muerte no se puede escapar. Sólo hace un mes, mi abuela falleció. Mi esposa y yo estuvimos presentes durante sus últimos días, hemos visto como su cuerpo empezó a morir. Estuvimos allí momentos después de que su cuerpo había terminado de funcionar y su alma entró en la presencia de su Salvador. En ese momento, el caso de la muerte se hizo real. Inmediatamente vino a mi mente las palabras de Salomón: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón." (Eclesiastés 7: 2).

¿Qué es lo que los vivos ponen en su corazón? Hay cuatro ideas, entre otras muchas, que Dios ha puesto en mi corazón desde mi estancia en la casa de duelo.

En primer lugar, la muerte ocurrirá a cada uno de nosotros. Pablo nos ayuda a entender en Romanos 6:23 que la muerte es una consecuencia del pecado. Es algo que no se puede escapar y se debe esperar por todos. De hecho, una simple lectura de la Biblia revela mucha muerte desde el pecado de Adán y Eva. En Génesis 5 nos encontramos con una genealogía con referencia a Matusalén, que vivió 969 años, junto con otros que vivieron muchos años más que lo que hoy vivimos. Sin embargo, lo que encontramos ocho veces en la lista es la frase, “y murió” La muerte ha sido una realidad constante desde la caída.

En segundo lugar, no llevaremos nada con nosotros. Salomón hace de este el mejor punto en Eclesiastés 5:15, “Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.” No hay camiones de mudanzas adjuntos a la carroza fúnebre. Si ninguna de las posesiones que tenemos hoy se viene con nosotros a la eternidad, ¿por qué nos preocuparnos tanto por elles? La declaración de Salomón debe traer a la mente lo que Jim Elliot acertadamente declaró, “No es un tonto el que renuncia a lo que no puede guardar para ganar lo que no puede perder”.

En tercer lugar, pasaremos la eternidad en algún lugar. La existencia no termina con la muerte, sino que es el comienzo de la eternidad en el cielo o en el infierno. Esta realidad no puede ser olvidada. Apocalipsis 20:11-21:4 proporciona una imagen muy clara del lago de fuego y del cielo nuevo y la tierra nueva. La realidad de la muerte nos debe llevar a leer, estudiar y meditar sobre lo que está en el almacén en la eternidad. Motivará nuestra evangelización y cultivará nuestra anticipación de la presencia de Dios.

Por último, Aun no estamos muertos todavía. Si usted está leyendo este blog, usted todavía está vivo. ¿Es salvo? ¿Ha confesado con su boca que Jesús es el Señor y cree en su corazón que Dios le levantó de los muertos? Si no, usted todavía tiene una oportunidad. Si usted es salvo, Es dueño de la verdad de 1 Corintios 6:19-20, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” Nuestras vidas ya no son nuestras como hijos de Dios. Se espera de nosotros que sirvamos a nuestro Salvador. Si lo vivimos, esta expectativa y el privilegio estarán siempre en nosotros.

La muerte es una realidad común que está alrededor nuestros. No debemos ignorarla, ni debemos temerle. Más bien debemos prepararnos y vivir a la luz de la eternidad. Salomón nos recuerda que hay lecciones para poner a nuestros corazones en lo que respecta a la muerte. Con esto en mente, vamos a vivir cada día, a partir de hoy, para gloria de Dios.

Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit Magazine

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