miércoles, julio 10, 2013

¿Se Puede “Exaltar” el Nombre de Dios?

clip_image001¿Se Puede “Exaltar” el Nombre de Dios?

Por Jesse Johnson

Un tema cada vez más común en los cantos de adoración es una frase en el sentido de “dejar que su nombre sea levantado a lo más alto,” “exaltamos tu nombre,” “te exaltamos,” o algo similar. Detrás de esas palabras esta la idea de que en nuestra canción levantamos el nombre de Dios, es decir, exaltamos sus atributos.

Siempre me he preguntado acerca de ese tipo de letras. ¿Es bíblico “exaltar” a Dios? Ciertamente estamos llamados a regocijarnos en Dios. Pero eso es lo que quiere decir que Dios sea exaltado? ¿Necesita nuestra ayuda?

Bob Kauflin señala que este lenguaje es complicado en la adoración por la sencilla razón de que Dios no es como nosotros. En las relaciones humanas, cuando alabas a alguien delante de los demás, el valor de la persona elogiada aumenta ante los ojos de los que escuchan los elogios. Si le digo a la gente cuan útil y piadoso es uno de mis amigos, la estimación de esa persona aumenta (asumiendo que usted cree que estoy diciendo la verdad). Usted antes no sabía lo noble y servicial que era, y ahora usted ha oído mi informe, por lo que sus pensamientos acerca de él se elevan más alto.

Pero, ¿es eso verdad en Dios?

No de la misma manera. Ciertamente el honor dado a Dios se magnifica cuando más cantan las personas (más aún cuando la gente lo vive, y más aún cuando lo explican). Pero esto no añade nada a su gloria intrínseca. Ciertamente, sus atributos no pueden ser elevados. Después de todo, su nombre es sobre todo nombre. No podemos hacer nada más que eso.

La gloria de Dios puede ser proclamada. Su nombre puede ser alabado, y lo alabamos todo el tiempo. Pero, ¿podemos levantarlo “más alto” de lo que es?

Cuando la Biblia usa la palabra exaltar o ensalzar, significa tomar algo que es bajo y se levanta. Por ejemplo, el Señor dice que hará que: “sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto” (Ezequiel 21:26). Y con eso en mente, mucho del uso de la Biblia de ese tipo de lenguaje tiene una connotación negativa. Los enemigos se exaltan a sí mismos en contra de Israel (Ezequiel 29:25), o los arrogantes se exaltan a sí mismos en contra de Dios (Números 16:3). Mientras tanto, Dios encontrará al humilde y lo exaltará (Santiago 4:10, 1 Pedro 5:6).

Pero, ¿puede la gente siempre exaltar a Dios? Si pudiéramos, no implicaría eso que estuviese bajo?

Bueno, hay algunos ejemplos de esto: Salmo 34:3, que dice: “Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre.” Cuando Nabucodonosor se convirtió, se volvió al tema de Dios exaltando a los humildes sobre si: “Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque sus obras son todas verdaderas y justos sus caminos; El puede humillar a los que caminan con soberbia.” (Daniel 4:37). Finalmente, Isaías declara: “Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza.” (Isaías 25:1).

Lo que no es evidente a primera vista es que todos estos versículos tienen una cosa en común. Todos ellos vienen en un contexto en que las personas que se apegan al nombre de Jehová de alguna manera en su lugar han traído vergüenza a Su nombre. Entonces, debido a que han avergonzado a Dios, fueron humillados por Dios, y cuando ellos se arrepintieron, expresaron el deseo de exaltar el nombre de Dios. Como prueba de su arrepentimiento de que querían restaurar el nombre de Dios a su lugar correcto, y esas líneas son realmente una expresión de vergüenza que contribuyó a que otros pensaran a la ligera de Dios.

En el Salmo 34, David se arrepentía de fingir locura delante de Abimelec, y como parte de su arrepentimiento deseaba poder exaltar el nombre de Dios con el pueblo de Dios. En Isaías 25, Israel había avergonzado la reputación da Dios, y Dios destruyó la ciudad (y por lo tanto su propia reputación). El grito de Isaías es que Dios reconstruirá la ciudad, y con ello, su nombre. Por último, Nabucodonosor había visto la liberación de Ananías, Misael y Azarías, de Dios, y había hecho un decreto que nadie podía hablar con maldad de Dios. Estaba avergonzado de cómo había tratado a Daniel, y-por extensión-el Dios de Daniel, por lo que ordenó que sus súbditos exaltaran a Dios. Se dio cuenta de que había hecho rebajar a Dios, y ahora quería que los demás corrigieran su error.

Entonces, ¿dónde nos deja esto? Algunas observaciones:

  • Exalta a Dios es una frase inusual en la Biblia. Normalmente Dios nos exalta, o gente perversa se elevan a sí mismos en contra de Dios. Sólo tres veces (que pude encontrar) la Escritura describe personas como exaltando a Dios.
  • Los tres de esas veces se encuentran en un contexto particular: la gente se rebeló contra Dios, y su rebelión fue impulsada por quienes deberían saber mejor actuar pecaminosamente, y obligando a que Dios actúe en juicio. Su nombre se hizo bajo, Dios castiga, y en respuesta / arrepentimiento, el que hizo descender el nombre de Dios está llamando a otros a levantarlo de nuevo otra vez.

Así que cuando cantamos canciones que nos llaman a “levantar el nombre de Dios,” entendemos que a menudo es una declaración de arrepentimiento. Eso no quiere decir que nunca se puede utilizar para referirse a cantar más fuerte, o cantar alabanzas juntos. No estoy totalmente convencido de que frases como esta sólo puede existir desde un lugar de dolor, y el hecho de que la Escritura utiliza el concepto en todos los medios de que también puede ser visto como una expresión piadosa de un corazón humilde en adoración. A pesar de que claramente no podemos añadir a la gloria intrínseca de Dios podemos reconocerla (aunque a través de nuestra comprensión pecaminosa y finita) y el deseo de que el nombre de Dios sea “levantado,” o reconocido, entre los hombres, sobre todo si nuestras vidas han deshonrado el nombre de Dios.

La próxima vez que cante una canción con un estribillo de esta manera, haga una pausa y piense específicamente la manera en que ha llevado el nombre de Dios bajo entre otros. Arrepiéntase de eso y, a continuación, cante desde un lugar en su corazón donde usted desee que el nombre de Dios reciba la gloria de los demás que se merece.

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