sábado, diciembre 17, 2011

El Simple Anuncio

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por John MacArthur

Si no presta atención, puede dejar pasar uno de los anuncios más importantes en el Nuevo Testamento: el nacimiento milagroso de Jesucristo. Mateo tomo un solo versículo para anunciarlo. Como una declaración concisa, aunque por sí mismo no prueba el punto, sugiere fuertemente que el nacimiento virginal de nuestro Señor y Salvador no fue simplemente una historia inventada por el hombre.

El autor humano, estrictamente escribiendo por su propia iniciativa, tiende a describir un evento increíble de manera amplia, detallada y elaborada. Pero no el apóstol Mateo. Él se refiere a otras circunstancias que rodean el nacimiento de una virgen, pero el hecho fundamental se expresa en una frase simple: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.”

Mateo dedica los últimos diecisiete versículos a la genealogía humana de Jesús, pero sólo esta parte de sólo un versículo a Su genealogía divina. Como Hijo de Dios, Jesús “descendió” de Su Padre celestial por un acto milagroso, y nunca repetido del Espíritu Santo, pero aun así, el Espíritu Santo eligió anunciar esa verdad asombrosa por una sola frase breve, declarativa. Como toda la Palabra de Dios lo hace, la simple declaración de Mateo contiene el tono solemne de la autenticidad. Por el contrario, un invento humano tendería a tener ese sonido falso de exageración en él, siendo llenado con material mucho más “convincente” de lo que esta versión inspirada necesitara.

La Escritura nos da poca información acerca de María y menos aún acerca de José. María fue, sin duda, una joven piadosa, probablemente oriunda de Nazaret, que provenía de una familia relativamente pobre. José era el hijo de Jacob (Mateo 1:16) y era un artesano, un carpintero, probablemente (13:55). Lo más significativo, fue un “hombre justo” (1:19), que colocó la confianza salvadora en la venida del Mesías.

Lo más probable es que María y José eran muy jóvenes cuando se comprometieron (“deposados”). Ella pudo haber sido de tan sólo doce o trece años, y él no de más de quince o dieciséis años. Tal juventud al momento del compromiso de una pareja era el estándar para esa cultura. Otro aspecto estándar de los desposados judíos era su naturaleza obligatoria– la sociedad consideraba al hombre y la mujer legalmente casados ​​a pesar de que la ceremonia formal y la consumación podría ocurrir un año después. El propósito del período de compromiso era para confirmar la fidelidad de cada parte cuando los dos tenían poco o ningún contacto social uno al otro.

María y José fielmente se abstuvieron de relaciones sexuales entre sí durante el período de compromiso, como el compromiso lo requería. Eso fue también de acuerdo con la alta estima de la Biblia por la pureza sexual y los mandamientos de Dios para la abstinencia sexual antes de la ceremonia del matrimonio y la fidelidad sexual después. Por lo tanto, la virginidad de María fue un indicador importante de su piedad.

Sin embargo, la virginidad de María protegía algo mucho más importante que su propia moral y piadosa reputación. Aseguró la deidad de Cristo y apoyó la veracidad de Sus enseñanzas y obras como el Hijo de Dios. Jesús había sido concebido de forma natural, con José o cualquier otra persona como Su padre, El no hubiera sido Dios, y no habría sido un verdadero Salvador de los pecadores. Pero sabemos que es absolutamente contrario a lo que la Palabra de Dios enseña.

El apóstol Pablo, por ejemplo, también fue muy claro y conciso cuando reiteró la verdadera naturaleza de la Encarnación: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gal. 4: 4). Pablo no incluye ninguna mención de un padre humano de Jesús, porque, de acuerdo con el plan divino, Dios era Su Padre. Jesús tuvo un padre humano (María) para que pudiera ser un hombre e identificarse de cerca con lo que significa ser humano (Fil. 2:5-7; Heb 4:15). Y tenía filiación divina para que El pudiera vivir una vida sin pecado, cumplir perfectamente la Ley de Dios por nosotros, y hacer el sacrificio perfecto por nuestros pecados.

Es cierto que todos estos siglos después de que la inspiración divina del Evangelio de Mateo declara que Jesús nació de una virgen, Su concepción milagrosa sigue siendo imposible de comprender por la razón humana por sí sola. Dios optó por no explicar los detalles a nosotros, así como Él optó por dejar sin explicar las complejidades de Su creación del universo de la nada, o la forma precisa que podría ser un Dios en tres Personas. Muchos de los elementos esenciales del cristianismo, Dios quiere que los creyentes los acepten por la fe. El entendimiento completo tendrá que esperar hasta el cielo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (1 Cor. 13:12).


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