Atacando La Ansiedad
Lunes, 19 de octubre 2009
(por Rich Gregory)
Dicho más claramente, un pastor preocupado es un pastor ineficaz. La lógica es simple e irrefutable. Si nos preocupamos, no estamos confiando en Dios. Si no estamos confiando en Dios, entonces ¿cómo podemos ministrar, sin hipocresía y de manera eficaz Su Evangelio? puede ser un problema importante en nuestras vidas y en las vidas de las personas dentro de nuestros ministerios. Los expertos en salud nos dicen que 40.000.000 de estadounidenses sufrirán de ansiedad severa en algún momento de sus vidas. Para completar este número impactante, un total del 43% de los adultos sufre algún tipo de efecto nocivo de salud relacionados con el estrés. Estas estadísticas nos revelan que el problema de la ansiedad es el de nada menos que una pandemia dentro de nuestra cultura.
La mayoría de nosotros no pensamos que podríamos ser clasificados como “preocupados”, y sin embargo es tan fácil ser atrapado en las preocupaciones que rodean el futuro, la familia y las finanzas. Aun cuando un nivel de dominio es adquirido en estos ámbitos concretos, entonces nuestros ministerios muy fácilmente pueden llegar a ser cero en pensamientos adicionales de ansiedad y preocupación. En realidad, nosotros no necesitamos de verdad las estadísticas para demostrarnos que la ansiedad es un problema. Todo lo que se necesita hacer es simplemente tomar una mirada honesta en las oscuras profundidades de nuestro corazón, y pronto se entenderá la sobria realidad de la ansiedad. Cristo ciertamente entendió esto y, francamente, abordó la cuestión en Mateo 6:24-34.
Según la definición de Cristo, la ansiedad se define como cualquier pensamiento acerca de mis circunstancias, sin el propósito de promover su reino. En este pasaje, Cristo utiliza la palabra merimnaw, un término que significa “dividir” o “dividir en distritos.” Según esta definición, preocuparse es distraerse de nuestro objetivo. Este objetivo, como lo revela el contexto en el Sermón del Monte debe estarse activamente buscando, y tratando de avanzar en la venida del Reino de Dios. Especialmente para aquellos dentro del servicio de Cristo, no podemos darnos el lujo de estar distraídos, porque, como el versículo 24 dice claramente, ¡ningún hombre puede servir a dos señores! No puede haber una división de propósito, sin “distritos” dentro de la mente o el corazón. En pocas palabras, la ansiedad es un cuchillo que corta en pedazos nuestras lealtades entre la búsqueda de Dios y la búsqueda trivial de propiedad, de comodidad y de influencia. ¿Cómo, entonces, evita el creyente las distracciones que naturalmente surgen dentro de su corazón? En este pasaje, Cristo nos da tres estrategias para vencer la ansiedad.
La primera es la de cultivar una fe fuerte. Cristo condena a los discípulos en el versículo 30, debido a su preocupación. “hombres de poca fe!” Él dice que no se preocuparan porque Dios será fiel en cuidarlos al igual que cuida de las aves del aire. Además de su cuidado, Cristo promete la fidelidad de Dios en proveerles. El dice que, si Dios está dispuesto a vestir a flores del campo improductivas y que fácilmente desaparecen en una forma más brillante que a Salomón, ¿cuánto más está dispuesto a vestir a sus seguidores? Si Dios cuida de lo ordinario de forma extraordinaria, entonces ¿cuánto más está dispuesto a atender a lo extraordinario, usted y yo, de una manera que es por lo menos, normal? Cultivando una gran fe en la capacidad de Dios para preservar y proveer es el punto de partida para vencer la ansiedad. Hasta que usted confíe en El, no puede liberar su dominio sobre su propia vida.
Una segunda estrategia que Cristo revela es llevar a cabo un andar piadoso. Él ordena a quienes dicen ser sus verdaderos seguidores a huir de la comodidad de identificarse con el gentil pagano. El verdadero discípulo de Cristo, no pasa su tiempo buscando la iniquidad, sino que, como revela el versículo 33, busca primero el reino de Dios y Su justicia. Un andar justo que abandona la iniquidad y busca la pureza es importante para vencer la ansiedad. La persona que se consume en busca de avanzar en el reino de Cristo no se preocupa acerca de los problemas que se arremolinan a su alrededor. Están firmes, por que su mente permanece en Cristo.
Una tercera estrategia es desarrollar una perspectiva santa. El que vence la ansiedad se centra en lo inmediato y lo eterno. Su gracia es suficiente para nosotros todos los días. Como Jeremías proclama: “[Su misericordia] son nuevas cada mañana, grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:23) El discípulo busca impactar lo inmediato para la eternidad, sin permitir que su enfoque ande vagando. Desperdiciar la gracia de Dios que está destinada para las pruebas reales de hoy en el espejismo de los problemas inminentes que podrían suceder mañana es tonto, y revela una perspectiva equivocada. Dios es soberano, nosotros no, y por lo tanto, no tenemos asuntos que buscar para hacer Su trabajo al preocuparnos de lo que podría venir a nuestro camino. La mejor manera de prepararse para lo que podría venir mañana es cumplir hoy fielmente nuestras obligaciones para con El. Incluso si mañana nos viene una prueba a nuestro camino, como muy probablemente sucede, todavía podemos estar seguros de que mañana por la mañana, como todas las mañanas, la gracia de Dios será suficiente para alcanzar ese nuevo reto, ya que es de El. El hombre distraído se preocupa, pero el hombre sabio hace sus planes y formula su estrategia con el objeto de impactar a la eternidad.
Al final, debemos vencer la ansiedad para que libremente podamos servir a Dios. Esto sólo puede suceder cuando fortalecemos nuestra fe, andamos en justicia, y teniendo una perspectiva santa. Si se le permite, la ansiedad va a paralizar nuestra eficacia en la vida y el ministerio. Permitir que esto ocurra es permitirnos que nos distraiga de la meta de que algún día tendremos que rendir cuentas. No debemos dejar de avanzar en el Reino de Dios, es por eso que existimos, y por qué trabajamos. El futuro está seguro en las manos del Dios Todopoderoso y no puede ser cambiado. Armados con ese conocimiento, debemos encontrar nuestra recompensa eterna en lugar de distraernos peleando por lo temporal.¡Deje de preocuparse, y comience a servir a su Maestro con un corazón no dividido!
Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit Magazine
1 comentario:
gracias por su explicación, necesitaba eso en este momento.................Dios lo bendiga.......
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