Lunes, Abril 13, 2009
(Por John MacArthur)
Tomado de Shepherds’ Fellowship Pulpit Magazine
Tengo en mi biblioteca un libro por el padre espiritual de una secta cuasi-cristiana. Sostiene la opinión de que la doctrina estructurada y la teología sistematizada son contrarias al espíritu del ministerio de Jesús.
La idea de que Cristo es anti-doctrina es una creencia fundamental de esa secta. Pero ninguna idea está más allá de la verdad. La palabra doctrina simplemente significa “enseñar”. Y es ridículo decir que Cristo anti-enseñanza. El imperativo central de Su Gran Comisión es el mandato de enseñar (Mateo 28:18-20).
Desafortunadamente, los fanáticos religiosos no están solos en su prejuicio en contra de la doctrina. Algunos evangélicos tienen casi la misma perspectiva. Puesto que miran la doctrina como intelectual y teórica, la descartan como poco importante, divisiva, amenazante, o simplemente impráctica.
Las personas a menudo preguntan por qué enfatizo tanto en la doctrina. A veces alguien me dice francamente que mi predicación necesita ser menos doctrinal y más práctica.
Por supuesto, la aplicación práctica es vital. No quiero minimizar su importancia. Pero si hay una deficiencia en la predicación de hoy, es allí donde hay también mucho contenido relacional, seudo-psicológico, y apenas relacionado a la vida, y no suficiente énfasis en la sana doctrina.
La distinción entre la verdad doctrinal y práctica es artificial; ¡La doctrina es práctica! De hecho, nada es más práctico que la sana doctrina.
El pastor que le da la espalda a la predicación de la sana doctrina abdica la responsabilidad principal de un anciano: “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). Enseñamos verdad, enseñamos error, o enseñamos absolutamente nada.
Edificando sobre la Verdad
La perspicacia práctica, los trucos, y las ilustraciones representan poco si no están apegadas al principio divino. No hay base para un comportamiento piadoso separado de la verdad de la Palabra de Dios. Antes de que el predicador le pida alguien que lleva a cabo cierto servicio, él primero debe ocuparse de la doctrina. Él debe desarrollar su mensaje alrededor de los temas teológicos y trazar los principios desde los textos. Entonces la verdad puede ser aplicada.
Romanos provee el ejemplo más evidente. Pablo no da ninguna exhortación hasta que él ha dado once capítulos de teología.
¡Él escala a alturas increíbles de la verdad, culminando en 11:33-36, donde dice: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”
Luego en el capítulo 12, él recurre inmediatamente a las consecuencias prácticas de la doctrina de los primeros 11 capítulos. Ningún pasaje en la Escritura capta la responsabilidad del cristiano ante la verdad de manera más clara que Romanos 12:1-2.
Basándose en once capítulos de doctrina profunda, Pablo llama a cada creyente a un acto supremo de adoración espiritual – dándose uno mismo como sacrificio vivo. La doctrina le da lugar a la dedicación a Cristo, el máximo acto práctico. Y el resto del libro de Romanos pasa a explicar los muchos deberes prácticos de la dedicación a Cristo.
Él sigue el mismo patrón en Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses y 1 Tesalonicenses. El mensaje doctrinal viene primero. En ese fundamento él basa la aplicación práctica, haciendo una conexión lógica con la palabra por tanto, pues (Romanos 12:1; Gálatas 5:1; Efesios 4:1; Filipenses 2:1) o pues (Colosenses 3:1; 1 Tesalonicenses 4:1).
Viviendo de acuerdo con la Verdad
Hemos impuesto un significado artificial en la palabra doctrina. Le hemos hecho algo abstracto y amenazador, desvinculado de la vida diaria. Eso ha provocado la idea desastrosa de que la predicación y la enseñanza están desvinculadas a la vida.
El concepto bíblico de doctrina incluye todo el mensaje del evangelio – su enseñanza acerca de Dios, de la salvación, del pecado, y la justicia. Esos conceptos están tan bien atados a la vida diaria que la mente del primer siglo no las veía como algo separado de la verdad práctica.
La iglesia Neotestamentaria fue fundada sobre una base sólida de doctrina. Primera Timoteo 3:16 contiene lo que muchos exponentes creen que es un himno de la iglesia primitiva: “Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”. Allí, en forma de cápsula, está la base de toda la enseñanza cristiana. Sin eso, ninguna aplicación práctica tiene importancia.
Apartarse de la Verdad
Los siguiente versículos de 1 Timoteo describen lo que sucede cuando los hombres se apartan de la base de la verdad bíblica: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (4:1-3).
Mentira, hipocresía, una conciencia adormecida, y prácticas religiosas falsas todas estas tienen raíces en una doctrina errónea.
Ninguna actividad de ministerio es más importante que el entendimiento correcto y la clara proclamación de la sana doctrina. En 1 y 2 Timoteo y Tito, Pablo comisiona a dos jóvenes hombres al ministerio. Su tema central es la importancia de apegarse a la sana doctrina.
Pablo encargó a Timoteo: “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido” (1 Timoteo 4:6). “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina" agrega Pablo, “persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (v. 16).
Tito 2:10 dice que “para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador” mediante cómo vivimos. En lo que se refiere a afirmar la sana doctrina, lo que hacemos lleva más significado que lo que decimos. Por eso es que es desastroso cuando un pastor, un profesor de seminario, o cualquier clase de líder cristiano falla moralmente. El mensaje que él proclama es que su doctrina se convierte en simplemente un ejercicio intelectual.
Escuchando la Verdad
La doctrina verdadera transforma el comportamiento cuando es tejido en la tela de la vida diaria. Pero debe ser comprendida si ha de tener su impacto. El reto verdadero del ministerio es esparcir la verdad claramente y con exactitud. La aplicación práctica viene fácilmente mediante comparación.
Ningún creyente puede aplicar una verdad que él no conoce. Aquellos que no conocen los principios de la Biblia para el matrimonio, el divorcio, la familia, la educación de los hijos, la disciplina, el dinero, las deudas, el trabajo, el servicio a Cristo, las responsabilidades para con los pobres, el cuidado de las viudas, la respuesta a los gobiernos, las recompensas eternas, y otras enseñanzas no podrán aplicarlas.
Aquellos que no conocen lo que enseña la Biblia acerca de la salvación no puede salvarse. Aquellos que no conocen lo que la Biblia enseña acerca de la santidad son incapaces de ocuparse del pecado. De esta manera son incapaces de vivir completamente para la gloria de Dios y para su propia santidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario