El Poder de una Vida Santa (2ª Parte)
Jueves, Abril 9, 2009
(Por John MacArthur)
Tomado de Shepherds Fellowship – Pulpit Magazine
La Vida Santa Hace Atractivo el Evangelio
Pablo indica su tercera razón para una vida santa en Tito 2:10: “para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.” “Adornen” proviene de la palabra griega kosmeō y se refiere a hacer atractivo algo.
¿Cuál es nuestro principal mensaje acerca de Dios para este mundo? ¿Queremos que el mundo sepa que Dios es omnipotente? ¿Omnisciente? ¿Omnipresente? ¿Inmutable? ¿Soberano? ¿Eterno? ¿El Creador y el Sustentador del universo? Sí, queremos. Pero por mucho el atributo principal de Dios que queremos que los no salvos entiendan es que El es un Salvador.
¿Cómo vamos hacer cada vez atractivas las buenas noticias acerca de Dios como Salvador en todos los aspectos si no parecemos que nos hemos salvado? Cuando vivimos en obediencia a Dios, eso por sí mismo será un testimonio en contra del mal. Cuando aquellos alrededor de nosotros nos ven ayudar en vez de explotar, no escuchan hablar con pureza en lugar de profanidad, y nos observan hablar con verdad en vez de engañosamente, nuestro ejemplo mismo será una reprensión al egoísmo, a la conversación morbosa, y al engaño. Simplemente rehusándose a participar de una deshonesta práctica comercial o social algunas veces será una reprensión tan fuerte que nos costará nuestro trabajo o una amistad. La deshonestidad es terriblemente incómoda en presencia de la honradez, aun cuando no hay otra oposición verbal directa.
A menudo, por supuesto, la reprensión es necesaria. El testimonio silencioso irá un poco más lejos. Fallar en denunciar y oponerse a las malas cosas en formas prácticas es una falla en obedecer a Dios. Los creyentes deben exponerlos en cualesquier formas legítimas y bíblicas que sena necesarias.
Desafortunadamente, muchos cristianos apenas pueden mantener sus propios hogares espiritual y moralmente en orden. Por lo tanto, carecen del discernimiento, inclinación, o poder para enfrentar el mal en la iglesia o en la sociedad en general. Por eso es que es imperativo que seamos tan adultos en la verdad bíblica, y en la obediencia, la santidad, y el amor, para que el curso natural de nuestras vidas deban exponer, reprender, y ofrecer remedio para toda clase de mal.
Hacer atractiva la salvación es un llamado alto, y fallaremos en ese esfuerzo a menos que podamos demostrar que ciertamente hemos sido salvos del pecado. Reprender el pecado en los demás sin un estilo de vida acompañado de rectitud es la máxima hipocresía. Pero vidas caracterizadas por la pureza, el poder, y el gozo reflejan el orden, la belleza, y el poder de un Dios salvador. Cuando hacemos atractiva la salvación, hacemos a Dios atractivo.
Para convencer a un hombre de que Dios puede salvarle, necesito mostrarle a un hombre que El ha salvado. Para convencer a un hombre que Dios le puede dar esperanza, necesito mostrarle a un hombre con esperanza. Para convencer a un hombre de que Dios le puede dar paz, gozo, y amor, necesitamos mostrarle a un hombre con paz, con gozo y amor. Para convencer a un hombre que Dios le puede dar satisfacción completa, total, y absoluta, yo necesito mostrarle a un hombre satisfecho. Cuando el mundo ve a las personas que son santas, justas, tranquilas, gozosas, y satisfechas, ven la evidencia del poder transformador de Dios.
Está en juego el destino eterno de almas no redimidas. Los cristianos que son impíos conducen a los incrédulos a calumniar a Dios; aquellos que son santos los conducen a glorificar a Dios. El tema central en el evangelismo es una vida santa. Una iglesia poderosa no se basa sobre su estrategia, sino en la virtud y la santidad de sus personas. Lo que creemos se asocia a cómo vivimos, y cómo vivimos es directamente asociado a la efectividad de nuestra proclamación del evangelio. Entonces, usted cristiano, es imperativo que sea: “seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).
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