martes, abril 21, 2009

Cómo Hacer Morir El Pecado en Su Vida (1ª Parte)

Cómo Hacer Morir El Pecado en Su Vida (1ª Parte)

Martes, Abril 21, 2009

(Por John MacArthur)

El artículo del hoy viene de un mensaje que John predicó sobre un plan práctico para vencer el pecado personal.

La pregunta es: “¿Cómo hago morir el pecado en mi vida? ¿Cómo le hago?” Permítame darle algunos principios pequeños –muy básicos y directos.

Si usted vive según el Espíritu y se dirige a la vida eterna debido a su salvación, el Espíritu dentro de usted le da el poder para hacer morir las obras de la carne.

La pregunta es: “Bien, ¿cómo hago eso? Estoy de acuerdo que el poder está allí, esa es la inclinación de mi vida, Así es como estoy andando. Quiero ver al Espíritu hacer más y más de eso. ¿Cómo llego a ese punto? ¿Cómo gano esa victoria? ¿Cómo establezco ese patrón habitual? ¿Qué hago?”

1. Reconozca la Presencia del Pecado en Su Carne.

¿Sabe usted por qué la mayoría de los cristianos son tan comúnmente derrotados por el pecado? Creo que es porque su pecado los ha engañado completamente, que nunca realmente llegan al punto en que ellos honestamente evalúan su realidad. No se ocupan del asunto.

Pasan mucho tiempo de sus vidas justificando su pecado como un rasgo de personalidad o un producto de su entorno. Endulzan sus pecados habituales como simples idiosincrasias de la individualidad, o alguna predilección prenatal que su madre tuvo, o cualquier otra cosa. Las personas pueden volverse tan buenas en negar la realidad del pecado que no lo ven. Como consecuencia, no se ocupan de eso porque aun no lo reconocen por lo que realmente es.

Cualquier tipo de victoria espiritual comienza por identificar al enemigo. Es la misma historia de siempre: “Si usted no sabe a que le dispara, ¿cómo le va a pegar? ¿Cómo voy yo a eliminar de mi vida lo que aun no identifico como algo que necesita ser eliminado?

El pecado no es sólo perverso, es engañoso. Y está allí dentro de cada uno de nosotros. Créame está allí. John Owen estaba en lo correcto, él dice del pecado:

No necesita puertas abiertas. No necesita motor mediante el cual funcionar. Recae sobre la mente y sobre la comprensión. Es encontrado en la voluntad. Está en las inclinaciones de los afectos. Tiene tal intimidad en el alma.

¡Está allí! Pero inevitablemente está encubierto. Como el Salmista oró: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad” (Salmo 139:23-24). Le debemos pedir a Dios que nos ayude a ver nuestro pecado, si queremos reconocerle por lo que es.

No sea engañado acerca de cuan bueno es usted. Créame, su pecado está allí, y es miserable y sale a chorros de entre las grietas de su supuesta rectitud. Sale en ira y en palabras amargas, pensamientos crueles, críticas, arrogancia, falta de comprensión, impaciencia, oraciones débiles, pensamientos inmorales, y aun pecados abiertos. Usted necesita conocer sus debilidades.

Hageo el profeta, en el capítulo uno de su profecía, repite el mandamiento: “Meditad bien sobre vuestros caminos! ¡Meditad bien sobre vuestros caminos!” (vv. 5, 7). En otras palabras, eche un vistazo profundo en usted mismo. Primero de Reyes 8:38 dice: “cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón”. Y Pablo en Efesios 4:22 habla de los deseos engañosas. De estos y muchos otros pasajes, la Biblia establece el punto: Si usted quiere hacer morir el pecado en su vida, usted debe empezar por autoexaminar su propio corazón para ver la realidad de lo que está allí.

(Continua mañana)

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