La Violación de Cantares de Salomón (2ª Parte)
(Por John MacArthur)
Es francamente difícil de pensar acerca de un horrible mal uso de la Escritura que convertir a Cantares de Salomón en un porno suave. Cuándo las personas ya no puedan leer esa porción de la Escritura sin imágenes pornográficas en sus mentes, la belleza del libro ha sido corrompida, su descripción del amor justo pervertido, y su papel de santificar y elevar la relación matrimonial ha sido desviado. Que los predicadores hagan esto en los servicios de adoración públicos es desmesurado.
Cantares de Salomón está deliberadamente disimulada en eufemismos poéticos que son bellos en cualquier medida. Algunas de las imágenes son bastante obvias, algunas son muy debatibles. En muchos lugares el significado es lo suficientemente indistinto para aceptar una gran cantidad de imaginación hermenéutica, y la sabiduría parecería enseñar que aquí _ especialmente aquí _ es mejor para el predicador no ser mucho más explícito que el Espíritu Santo lo fue.
Y enfrentémoslo pues: En conjunto, Cantares es casi tan lejos de explícito como el escritor pueda llegar.
Sin embargo, puesto que el simbolismo se trata obviamente de pasión, romance, amor, deseo, y ternura, su ambigüedad sirve a un propósito deliberado: Habla en términos secretos acerca de aquellos que debería ser guardado en secreto. El lenguaje es claramente diseñado para comunicar afecto íntimo privadamente a través de términos disimulados, confidenciales, casi clandestinos.
Éste es un punto vital: El estilo de comunicación entre estos dos amantes encubre bellamente todo menos el significado más esencial de sus canciones de amor en una manera en que guarda la privacidad profundamente personal (y divinamente pretendida) del trato sexual entre casados.
Cantares de Salomón es increíblemente bello precisamente porque está tan cuidadosamente disimulada. Es una descripción perfecta del descubrimiento maravilloso, sensible, íntimo que Dios diseñó para tener lugar entre un joven y su prometida en un lugar de secretismo. No se nos dice en términos vívidos lo que todas las metáforas quieren decir, porque la belleza de la pasión marital es una cosa subjetiva _ donde debería quedarse.
Tom Gledhill sabiamente resume este punto en su comentario IVP sobre Cantares (pp. 29-31):
Desempacar metáforas y desenvolver eufemismos (en Cantares) puede significar que nuestros pensamientos giran en espiral fuera de control, y acabamos por cometer adulterio en nuestras imaginaciones. Así que si la interpretación de la Escritura resulta en una piedra de tropiezo, y una causa de ofensa para algunos que creen, ¿qué entonces? . . . Una vez que una línea en particular de interpretación ha sido sugerida, es difícil de evitar ver alusiones sexuales explícitas en todas partes, hasta que todo la obra se vuelve saturada en referencias a órganos genitales, coito y sexo explícito.
. . . La respuesta del Nuevo Testamento es muy clara y directa. Jesús dijo, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno". En otras palabras, no queremos caer en la tentación con ojos abiertos cuando conocemos nuestras áreas particulares de debilidad.
. . . El lenguaje que usamos para describir partes diversas de la anatomía humana (lo que el Apóstol Pablo describe como nuestras 'partes impresentables') es un asunto de sensibilidad delicada. . . . Cuando [inapropiadamente explícita] las palabras del son usadas en una plática, da lugar a una desorientación profunda en el oyente, lo cual tiene una tendencia a bloquear completamente para un grado alto cualquier capacidad para un debate racional. Actúan, por así decirlo, como granadas de mano verbales. Su uso es una actividad terrorista, causando destrucción caprichosa.
Tremper Longman III dice esto acerca de los predicadores y comentaristas que interpretan las imágenes poéticas decantares en formas abiertamente explícitas: “(Su) libre asociación libre con las imágenes de Cantares es tan prevaleciente que aprendemos mucho más acerca de los intérpretes que lo que aprendemos del texto” (NICOT, p. 14).
Considere, por ejemplo, el siguiente pasaje de Cantares 4:12-16. Aquí Salomón describe a su prometida con una metáfora complicada utilizando símbolos de flores, y ella responde haciendo eco de las imágenes:
12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada.
13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos;
14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
15 Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano.
16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.
Salomón así describe a su prometida como un huerto cerrado. Para él, ella es un lugar agradable lleno de fragancias encantadoras y de sustancias reconfortantes. El retrato hablado que él pinta es bello en cada nivel. Los detalles ("Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; Nardo y azafrán, caña aromática y canela. . . árboles de incienso, mirra,” etc.) Puede o no tener significados específicos que habrían sido conocidos por la prometida.
Todo lo que un el intérprete cuidadoso puede decir con seguridad es que Salomón encuentra a su prometida apacible por todas sus percepciones sensoriales. Él por consiguiente la compara a imágenes más agradables y bellas que él puede pensar de _ ungüentos y fragancias y deleites visuales _ todos concentrados en un pozo muy bien cultivado. Un huerto. El huerto está “cerrado”, lo cuál otra vez, acentúa la privacidad íntima del amor marital puro. Nada requiere que el exégeta tome cualquier cosa más que eso. La Escritura misma no va más allá que eso.
“Es abierto pero no insensible” dijo Mark Driscoll a una congregación dominical en Escocia solo hace menos de 18 meses. Pero entonces él continuó repitiendo lo dicho por Salomón en una manera que era completamente insensible y ni aun remotamente cerca de lo que el Espíritu Santo intentó. (Una copia del CD de ese mensaje ofensivo, titulado Sexo: Un Estudio de los Buenos Pedacitos de Cantares de Salomón me fue recientemente enviado por algunos profundamente ofendidos y preocupados cristianos en UK. Es primordialmente la razón por la que estoy haciendo esta serie.)
En la mente de Driscoll, no es la prometida por sí misma la que es un huerto, sino una parte específica de su anatomía. Como él rediseña el pasaje, no es un poema acerca de la privacidad encantadora que a los cónyuges disfrutan; es una forma engañosa de abiertamente exponer esa intimidad paraqué todos la vean.
En esencia, él trata a Cantares de Salomón como una leyenda urbana antigua acerca del texto de la canción “Louie, Louie”. Sólo aquellos con conocimiento secreto realmente lo pueden comprender; y por eso su significado verdadero debe ser algo sucio.
Ese acercamiento alimenta los oídos lascivos. Es difícil de verlo como algo más que simple exhibicionismo. Lo peor de todo, voltea de cabeza todo el propósito de Cantares de Salomón.
Tremper Longman estaba en lo correcto: Una eisegesis como esa no revela nada acerca del libro sino todo acerca del intérprete.
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