jueves, marzo 04, 2021

Esposas Amorosas

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Esposas Amorosas

Tito 2:4–5

Por Jeremiah Johnson / John F. Macarthur

La intolerancia hacia el cristianismo bíblico parece ir en aumento. Esto no debería sorprendernos: el Señor prometió que su pueblo sería perseguido. Pero debería agudizar nuestra decisión de permanecer fieles y puros ante un mundo que nos observa y es cada vez más hostil. Esta serie, publicada por primera vez en julio de 2015, es un recordatorio oportuno para ese fin. -ed.

“Ninguna norma bíblica es atacada más viciosamente hoy en día que el papel ordenado por Dios de la mujer en la sociedad. Y ningún pasaje es más ridiculizado o reinterpretado por los atacantes dentro de la iglesia que estos dos versículos.”" [John MacArthur, The MacArthur New Testament Commentary: Titus (Chicago: Moody Press, 1996), p. 79]

Esta sobria advertencia proviene del comentario de John MacArthur sobre el libro de Tito. Los controvertidos versículos en cuestión son Tito 2:4-5: “que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.”

Mientras nos encontramos en lo que parece ser el precipicio de una nueva era de persecución para la iglesia, hemos estado considerando cómo los creyentes deben responder a una sociedad empeñada en promover la inmoralidad y erradicar la verdad de la Palabra de Dios. Nuestra discusión se ha centrado en las exhortaciones de Pablo a la iglesia en Tito 2, y hoy llegamos a algunos de los conceptos bíblicos que el mundo encuentra más objetables. Como señala John:

Algunas personas, incluidos algunos evangélicos, mencionan la declaración de Pablo en Gálatas de que ya “no hay varón ni mujer” para afirmar que el apóstol enseña aquí la igualdad total de los sexos. No obstante, la igualdad en la salvación y en la posición espiritual delante de Dios no tiene por qué afectar el orden establecido por Dios para el matrimonio y para el liderazgo en la iglesia. El mismo apóstol que escribió esas palabras a las iglesias en Galacia también escribió esta carta a Tito. [The MacArthur New Testament Commentary: Titus, p. 84]

El mundo no puede soportar las ideas de cabecera y sumisión. Pero su desafío contra el diseño de Dios no debería sorprendernos; de hecho, como explica John MacArthur, es uno de los elementos clave de la maldición de Dios sobre el mundo pecador.

Las distinciones entre las posiciones de cabecera y sumisión fueron ordenadas por Dios en la Creación. Como consecuencia de la desobediencia de Eva al mandato de Dios y su falla de no haber consultado a Adán con respecto a la tentación, Dios le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn. 3:16). El deseo del que se habla aquí no es sexual o psicológico, puesto que Eva ya los tenía por Adán antes de la caída como su ayuda idónea creada por Dios para su satisfacción mutua. Más bien se trata del mismo deseo al que se hace referencia en el capítulo siguiente, donde se emplea la misma palabra hebrea (t‘shûqâ). El término proviene de una raíz arábica que significa “compeler, forzar, urgir, procurar tener control sobre otro”. El Señor advirtió a Caín: “el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo [de tener control sobre ti] y tú te enseñorearás de él” (4:7, cursivas añadidas). El pecado quería enseñorearse de Caín, pero Dios mandó a Caín que él se enseñoreara del pecado. La maldición sobre Eva fue que de allí en adelante el deseo de una mujer sería usurpar el lugar del hombre como cabeza, y que él a su vez se opondría a ese deseo y ejercería todavía con más firmeza y reciedumbre su control sobre ella.[ The MacArthur New Testament Commentary: Titus, p. 79-80.]

Esa constante fricción y lucha por la posición no es lo que Dios quería para el matrimonio. En cambio, como escribe John:

Él tiene un diseño magnífico y maravilloso para las mujeres. Es un diseño que cumple el propósito de su creación, eleva al máximo su carácter único, las convierte en una fuente de bendición para el mundo y trae satisfacción y felicidad a sus propias vidas así como gloria para Dios.[ The MacArthur New Testament Commentary: Titus, p. 83.]

Ese diseño se describe sucinta y bellamente en Tito 2. La última vez, destacamos el importante papel de las mujeres ancianas en la iglesia y cómo su discipulado, sabiduría y madurez faltan en gran medida en las iglesias que han buscado audiencias más jóvenes y modernas. En los versículos que nos ocupan hoy, Pablo explica cómo debe ser el fruto de ese discipulado. Como explica John MacArthur, comienza en el hogar.

Pablo continúa diciendo que, por medio de su enseñanza y ejemplo piadosos, las mujeres ancianas en la iglesia deben enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos. Pablo no está hablando de amor romántico o sexual, lo cual por cierto tiene su lugar apropiado en el matrimonio, sino de un amor comprometido que las esposas piadosas eligen tener hacia sus esposos, el mismo que los esposos piadosos toman la decisión de tener por sus esposas (Ef. 5:25, 28). Philandros es un sustantivo que se traduce aquí amar… maridos, y se refiere a un amor voluntario y determinado que no se basa en la dignidad de un esposo sino en el mandato de Dios, y que sale del corazón afectuoso y obediente de una esposa. Incluso los esposos ingratos, infieles, que no saben amar ni cuidar de sus esposas, deben ser amados de esta manera. Esta clase de amor entre esposos y esposas implica una devoción incondicional y desarrolla un compañerismo mutuo y una amistad que es fuerte y profunda.

Si una esposa no ama en verdad a su esposo, debe en obediencia al Señor ejercitarse para amarle. Contrario al pensamiento popular, el amor que se edifica y nutre con esmero y empeño no es artificial. Resulta más común que los romances espontáneos con todos sus “bombos y platillos” demuestren ser al final artificiales y efímeros. El principio es recíproco y se aplica por igual a los esposos.

Ejercitarse en amar al cónyuge incluye hacer cosas amorosas por la otra persona, sin importar que uno sienta o no ganas de hacerlas. Implica poner los intereses y el bienestar de esa persona por encima de los propios. Incluye darse uno mismo de manera sacrificada por el bien de la otra persona, no para ser apreciados o para ser correspondidos en amor o con la devolución del favor. [The MacArthur New Testament Commentary: Titus, p. 83.]

Es el tipo de amor que Pablo describe en Filipenses 2:3-4: "Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás." Como explica John:

Esa amonestación general a todos los cristianos se aplica de una manera especial a esposos y esposas cristianos. Al servir de manera sacrificada a otros, se vuelve casi imposible no amarles. Allí donde hay amor práctico genuino, es seguro que va a ser seguido por amor emocional genuino.

Esto es todo lo opuesto a lo dicho por la sociedad actual a las mujeres jóvenes, quienes no son enseñadas ni alentadas a amar a sus maridos sino por el contrario, a hacer las cosas a su manera y “amar” a cualquiera que quieran amar cuando les plazca hacerlo. En el mejor de los casos el mundo considera el matrimonio como una cuestión de conveniencia y preferencia, un arreglo temporal y condicional que es abandonado tan pronto se convierte en algo inconveniente y desventajoso.[ The MacArthur New Testament Commentary: Titus, pp. 83-84.]

Los cristianos no deben imitar la actitud arrogante del mundo hacia el matrimonio. El colapso de los matrimonios en la iglesia no es sólo un ojo negro para el evangelio, sino que ha dado licencia a aquellos que quieren redefinir el matrimonio para que se adapte a sus propias opciones pecaminosas y estilos de vida perversos.

En su comentario, John explica cómo los creyentes pueden obstaculizar la difusión del Evangelio mediante el mal ejemplo de su matrimonio.

una persona no salva que ve a cristianos de profesión sin reparo alguno por su propio pecado y que siguen de forma abierta los estándares del mundo y no los de Dios, a duras penas se puede esperar que vea la necesidad de su propia salvación del pecado. En particular las mujeres jóvenes no salvas que ven la incongruencia e hipocresía en las mujeres jóvenes cristianas, verán muy pocas razones para amar y ser fieles a sus esposos, o siquiera para interesarse en absoluto en el matrimonio. Tampoco verán obrar el amor de Dios ni su poder de transformación.[ The MacArthur New Testament Commentary: Titus, p. 84.]

En el diseño de Dios, la relación entre un marido y una esposa cristianos es una ilustración de la relación de Cristo con la iglesia (Efesios 5:22-24; para más información sobre este tema, pulse aquí). Pablo aborda específicamente el papel de la esposa en esa ilustración en Tito 2:5, cuando exhorta a las jóvenes a estar "sujetas a sus propios maridos".

Aunque pueda parecer algo insignificante, nuestra capacidad de amarnos unos a otros dice mucho sobre la autenticidad de nuestra fe, los verdaderos afectos de nuestro corazón y el alcance de la obra transformadora de Dios en nosotros a través de su Palabra. La forma en que amas a tu cónyuge está adornando el evangelio o lo está obstaculizando. Y para un mundo que ya no quiere saber nada del diseño de Dios para el matrimonio, el testimonio de una esposa piadosa destaca aún más.

Amar a sus maridos es sólo la primera de las instrucciones de Pablo para las mujeres jóvenes de la iglesia. La próxima ocasión veremos el resto de su exhortación.


Disponible en línea en: https://www.gty.org/library/blog/B150717
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