Una Justificación para el Nihilismo
Jueves, 08 de abril 2010
Dios creó los cielos y la tierra. Y sólo hay un documento que afirma con credibilidad ser un registro de revelación divina de esa creación: el libro del Génesis. A menos de que tengamos un creador que no nos haya dejado información acerca de dónde venimos o cual es nuestro propósito, el texto de Génesis 1-2 se mantiene por todos los propósitos prácticos indiscutibles como la única descripción de revelación divina de la creación. En otras palabras, si hay un Dios que creó los cielos y la tierra, y si Él reveló a la humanidad algún registro de esa creación, Génesis es el registro. Si el Dios de la Escritura no creó los cielos y la tierra, entonces no tenemos respuestas reales a todo lo que es verdaderamente importante. Todo se reduce a esas dos opciones simples.
Así que si creemos que en el registro del Génesis o no, esto marcara toda la diferencia en el mundo. Douglas Kelly, profesor de teología sistemática en el Seminario Teológico Reformado, ha escrito sobre este tema con gran perspicacia. Él dice: “En esencia, la humanidad tiene sólo dos opciones. O bien se han desarrollado fuera del fango y se puede explicar sólo en un sentido materialista, lo que significa que fuimos hechos de nada mas que materia, o bien se hemos sido creados sobre un patrón celestial” (Creación y Cambio, 15-16).
Él tiene razón. Esos son en última instancia, las únicas dos opciones. Podemos creer o no lo que dice el Génesis. Si Génesis 1:1 es verdad, entonces el universo y todo en ello fue creado por un Dios amoroso y personal y Sus propósitos son claramente revelados en las Escrituras. Además, si el relato del Génesis es verdad, entonces tenemos el sello de Dios y somos amados por Él, -y debido a que somos hechos a Su imagen, los seres humanos tienen una dignidad, valor, y obligación que va más allá de todas las demás criaturas. Por otra parte, si Génesis es verdad, entonces no sólo tenemos las respuestas de Dios a las preguntas de porque estamos aquí y cómo llegamos a donde estamos, sino también tenemos la promesa de salvación de nuestros pecados.
Si Génesis no es cierto, sin embargo, no tenemos respuesta fiable a nada. Tire a la basura Génesis y la autoridad de toda la Escritura estará fatalmente comprometida. En última instancia, significa que el Dios de la Biblia simplemente no existe. Y si algún otro tipo de dios-creador no existe, evidentemente no le importa lo suficiente acerca de su creación para ofrecer una revelación sobre sí mismo, su plan para la creación, o su voluntad para con sus criaturas.
Hay, por supuesto, varios relatos extrabíblicos de la creación de escritos sagrados paganos. Pero todos ellos son relatos míticos, de fantasía y frívolos, con dioses terriblemente impíos. Aquellos que se imaginan que existen deidades tendríamos que concluir que nos han dejado sin ninguna razón de esperanza, sin principios claros por los que vivir, sin ningún tipo de rendición de cuentas, sin ningún tipo de respuestas a nuestras preguntas más básicas, y (lo más preocupante de todo) sin ningún tipo de explicación o solución al dilema del mal.
Por lo tanto si el Génesis no es cierto, también podríamos suponer que Dios no existe. Ese es precisamente el supuesto detrás de la teoría evolutiva moderna. De ser cierto, significa que la materia impersonal es la realidad principal. La personalidad humana y la inteligencia humana son simplemente accidentes sin sentido producidos al azar por los procesos naturales de la evolución. No tenemos la responsabilidad moral de ningún Ser superior. Toda la moral –de hecho, toda la verdad misma –finalmente, es relativa. De hecho, la verdad, la falsedad, el bien y el mal son conceptos meramente teóricos sin ningún significado real o significado. Nada importa realmente en la inmensidad de un universo infinito e impersonal.
Así que si Génesis es falso, el nihilismo es la mejor opción. La absoluta irracionalidad se convierte en lo único “racional” elección. Obviamente, las ramificaciones de nuestros puntos de vista sobre estas cosas son inmensas. Nuestro punto de vista de la creación es el punto de partida necesario para toda nuestra cosmovisión.
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