La Satisfacción en Tiempos de Dificultad
Martes, 5 de Mayo, 2009
(Por Nathan Busenitz)
Tomado de Shepherds’ Fellowship Pulpit Magazine
Ésta es una continuación de nuestra serie sobre los secretos del contentamiento de Filipenses 4 de ayer.
3. Desprenderse de las Circunstancias
Una de las cosas que impiden nuestro contentamiento más que cualquier otra cosa es depender de las circunstancias. Nos desmoronamos emocionalmente y perdemos nuestro sentido de contentamiento y paz cuando dejamos que nuestras circunstancias nos hagan víctimas. Sin duda Pablo fue humano y sufrió de esa manera también pero entonces él aprendió una forma diferente: Permaneciendo contento no importa lo que sus circunstancias fueron. “pues he aprendido a contentarme,” él dijo, “cualquiera que sea mi situación” (Fil. 4:11, énfasis añadido). Él en realidad quiso decir cualquiera sea, pues en el siguiente versículo él repasó la gama de extremos de gran pobreza a gran riqueza. Es posible que nosotros como cristianos aprendamos a estar contentos afrontando cualquier situación en la vida.
Y no tenemos que esperar a la siguiente vida para poder hacer esto. Nosotros necesitamos mantener un pie en la siguiente vida, sin embargo. Pablo lo dijo así: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Col. 3:2). “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Cor. 4:17–18). Pablo resistió muchas circunstancias horribles (note su resumen en 11:23–33) pero a través de ellas él aprendió a estar contento teniendo una perspectiva eterna. Tome en cuenta que cualquier circunstancia que usted afronta es sólo pasajera. La energía que usted está tentado a gastar en eso poniéndose ansioso no vale la pena al ser comparado con su recompensa eterna. Aprenda a estar contento no tomando sus circunstancias terrenales tan seriamente.
4. Siendo Sostenido por el Poder Divino
Pablo podría afrontar cualquier circunstancia terrenal con esta seguridad confiada: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Él se había enterado de que no importa cuán difíciles se pongan las cosas en este mundo material, cada cristiano tiene un escudo protector espiritual.
Al decir que él podría hacer todas las cosas a través de Cristo, Pablo se refería al soportar, no a la provisión milagrosa. Él no quiso decir que él podría seguir por siempre sin comer o sin beber. Él no pudo ser maltratado 5,000 veces y aun sobrevivir. Hay un límite para las adversidades físicas que cualquier ser humano puede soportar. En lugar de eso Pablo decía: “cuando llego al fin de mis recursos, entonces experimento el poder de Cristo para sustentarme hasta que una provisión es hecha.” Él creyó en la promesa de Isaías 40:31: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
El contentamiento es el producto resultante de la angustia. Cuando usted experimenta el poder sustentador de Cristo cuando usted simplemente se ha quedado sin poder: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.” (v. 29). Nosotros también experimentamos mucha dificultad en nuestras vidas para ver el poder de Cristo mostrarse en nosotros.
¿Sabe usted cómo funciona un marcapasos? da el impulso necesario cuando el corazón no late normalmente. Es un poder sustentador. Nosotros como creyentes tenemos una reserva de poder espiritual que se pone en acción cuando hemos llegado al fin de nuestros recursos. Por eso “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efes. 3:20).
Usted aprenderá contentamiento cuando usted haya estado en el valle de la sombra de muerte, cuándo usted haya estado en el límite, cuándo usted no pueda resolver sus problemas, cuándo usted no pueda eliminar el conflicto, cuándo usted no pueda cambiar su ambiente en el lugar de trabajo, cuándo usted sea incapaz de oponerse a la enfermedad que destruye su cuerpo. Allí es cuando usted acudirá a Dios y encontrará la fuerza para pasar a través de la situación.
Para agregar a un clasificado importante, sin embargo, si usted ha estado llevado una vida de pecado y usted está ahora al pie del hoyo donde el pecado le ha conducido, no espere que el Señor intervenga, haga un despliegue deslumbrante de Su poder, y le haga sentirse contento. Lo más apropiado que El hará es añadir castigo al dolor que sus circunstancias naturalmente le han producido. No hay solución rápida a un patrón pecaminoso de vida. Así como la salud es el resultado de vivir correctamente en la dimensión física, así también el poder de Dios es el resultado de ser obediente en la dimensión espiritual.
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