Evangelizando a los Niños (2ª Parte)
Jueves, 21 de mayo de 2009
Tomado de Shepherds´ Fellowship Pulpit Magazine
Claves Fundamentales para Evangelizar a los Niños
No es suficiente para los padres simplemente evitar estos errores comunes (véase el post de ayer)-también deben tratar de poner en práctica las siguientes claves para la evangelización de niños.
1. Establecer un Ejemplo Consistente de Santidad
Evangelizar a los niños no consiste simplemente en expresar el evangelio en palabras, sino también de un ejemplo de ello en nuestra propia vida. Al explicar los padres de familia las verdades de la Palabra de Dios, los niños tienen la oportunidad única de observar de cerca sus vidas y de ver si creen de verdad lo que están enseñando. Cuando los padres no sólo son fieles a la proclamación, sino también a vivir el evangelio, el impacto es profundo.
Debido a que el matrimonio es una imagen de la relación de Cristo con la iglesia (Efesios 5:22-33), la relación entre los padres como marido y mujer es especialmente significativa. De hecho, aparte del compromiso fundamental de los padres con Cristo, la más importante base para el éxito de la crianza de los hijos es un matrimonio saludable y Cristocéntrico. Establecer un ejemplo consistente de santidad, es indispensable.
2. Proclamación del Evangelio Completo de Cristo
El corazón del evangelismo es el evangelio: "porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro. 1:16). Si un niño a de arrepentirse y creer en Cristo, entonces, será a través de la proclamación del mensaje de la cruz (1 Cor. 1:18-25, 2 Tim. 3:15; Stgo. 1:18; 1 Pedro 1:23-25). Los niños no se salvan aparte del evangelio.
Por esta razón, los padres deben enseñar a sus hijos la ley de Dios, enseñarles el Evangelio de la gracia divina, mostrarles su necesidad de un Salvador, y señalarle a Jesucristo como el Único que puede salvarlos. Es mejor comenzar desde el principio-Dios, la creación, la caída, el pecado, la salvación, Cristo y Su vida, muerte y resurrección.
Al enseñar a sus hijos, los padres deben resistir la tentación de minimizar o suavizar las exigencias del Evangelio y deben proclamar el mensaje en su plenitud. La necesidad de rendirse al señorío de Cristo, por
ejemplo, no es demasiado difícil de entender para los niños. Cualquier niño que tiene la edad suficiente para entender la base del evangelio también es capaz mediante la gracia de Dios confiar en él totalmente y responder con la clase más pura y sincera de arrepentimiento.
La clave es ser claros y cuidadosos. Los padres más que nadie disponen de tiempo suficiente y oportunidad de explicar e ilustrar las verdades del Evangelio, para corregir los malentendidos, y para aclarar y revisar los aspectos más difíciles del mensaje. El padre sabio será fiel, paciente, persistente y, teniendo cuidado de ver cada momento de la vida del niño como una oportunidad de enseñanza (Deut. 6:6-7).
Una de esas oportunidades de enseñanza se encuentra en la responsabilidad de los padres de la disciplina y corrección de sus hijos cuando son desobedientes (Efesios 6:4). En lugar de buscar simplemente modificar el comportamiento, el padre sabio verá en la disciplina una oportunidad de ayudar a que sus hijos tomen conciencia de su fracaso e incapacidad de
obedecer, y, posteriormente, su necesidad de perdón en Cristo. De esta manera, la disciplina y la corrección se utilizan para llevar a los niños a una evaluación sobria de sí mismos como pecadores y dirigirlos a la cruz de Cristo, donde los pecadores pueden ser perdonados.
Al explicar los padres de familia el evangelio y exhortar a sus hijos a responder al evangelio, es mejor evitar un énfasis en las acciones externas, tales como la oración "la oración del pecador." Hay una urgencia inherente en el
mensaje del evangelio en sí-y es correcto para los padres transmitir esa urgencia en el corazón del niño, -pero el enfoque debe mantenerse en la respuesta interna que demanda la Escritura a los pecadores: el arrepentimiento del pecado y la fe en Cristo. Al enseñar los padres de familia el Evangelio con diligencia y tomar las oportunidades cada día para instruir a sus hijos en la verdad de la Palabra de Dios, pueden empezar a buscar señales de que sus hijos se han arrepentidos y han creído.
3. Comprender las evidencias bíblicas de la salvación
La evidencia de que alguien realmente se ha arrepentido de su pecado y ha creído en Cristo es la misma en un niño como lo es en un adulto: La transformación espiritual. Según la Escritura, los verdaderos creyentes siguen a Cristo (Juan 10:27), confiesan sus pecados (1 Juan 1:9), aman a sus hermanos (1 Juan 3:14), obedecen los mandamientos de Dios (1 Juan 2:3; Juan
15:14), hacen la voluntad de Dios (Mateo 12:50), permanecen en la Palabra de Dios (Juan 8:31), guardan la Palabra de Dios (Juan 17:6), y hacer buenas obras (Efesios 2:10) .
Los padres deben buscar una mayor medida de este tipo de fruto en la vida de sus hijos al continuar instruyéndolos en las verdades del Evangelio. Además, los padres deben ser fervientes en sus esfuerzos por enseñar a sus hijos acerca de Cristo y su necesidad de salvación, pero también se debe reconocer que una parte esencial de ese trabajo es protegerlos de la idea de que son salvos cuando no lo son en realidad.
La comprensión de las evidencias bíblicas de la salvación-y explicarlas a los hijos-es fundamental para esta labor de protección.
4. Alentando las posibles señales de conversión
Debido a la inmadurez y volubilidad de los niños, es tentador para algunos padres descartar las expresiones de la fe infantil como triviales, e incluso sin sentido. En contraste, los padres deben alentar a cada señal de
fe en sus hijos y aprovechar la oportunidad para enseñarles más acerca de Cristo y del Evangelio. Cuando un niño expresa el deseo de aprender acerca de Jesús,
los padres deben alimentar ese deseo y alentar al niño cuando vean señales posibles de conversión.
Incluso si los padres concluyen que es demasiado pronto considerar el interés de su hijo en Cristo como una fe madura, no deben burlarse de una profesión de fe como falsa, ya que puede ser la semilla de una fe madura, que luego emergerá. En cambio, el padre debe seguir señalando a los hijos hacia Cristo, enseñando la verdad de la Palabra de Dios con paciencia y diligencia, y siempre buscando a Aquel que es capaz de abrir los corazones para responder al evangelio.
5. Confiar en la soberanía absoluta de Dios
La mayor necesidad de los niños ser nacidos de nuevo. La regeneración, sin embargo, no es algo que los padres pueden hacer por ellos. Los padres pueden presionar a sus hijos a una falsa profesión, pero una fe y arrepentimiento auténticas sólo pueden ser concedidas por Dios, quien regenera el corazón. En pocas palabras, el nuevo nacimiento es obra del Espíritu Santo, y de Él solamente (Juan 3:8).
La salvación de los niños, entonces, no puede ser producida por la fidelidad o la diligencia de los padres, sino solamente mediante la obra soberana de Dios mismo. Tal ejercicio debe llevar consuelo a los padres. Además, deben motivarlos a impregnar sus esfuerzos evangelísticos en oración al Único que hace Su obra donde ellos no pueden: en el corazón del niño.
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