jueves, mayo 14, 2009

El Ministerio de Jóvenes Bíblicamente Fundamentado

El Ministerio de Jóvenes Bíblicamente Fundamentado

por Brian Gilley

(Junio del 2007 - Volumen 13, Tema 6)

Perdiendo los Ingredientes

Estaba en Raleigh, Carolina del Norte, para el Día de Acción de Gracias con los Romines cuando se me ofreció mi primer vaso de té dulce – es decir, el té dulce de estilo realmente sureño. Estaba enamorado. ¡Qué brebaje tan asombroso! Procedí a beber el resto del jarro. Antes de ese día había probado té mil veces pero nunca me importó tanto. Hice el trabajo de apagar la sed bastante bien pero eso fue hasta que mi deseo llegó a su fin. Una vez que saboreé esta poción dulce (debió haber sido una parte té y otra parte melaza) me percaté que todo el té antes de aquella ocasión había estado perdiendo algo: El sabor correcto del té y mucha azúcar.

Algo falta en el ministerio evangélico moderno de jóvenes. A decir verdad, parece que faltan muchas cosas. ¿Cómo sería un grupo que tuviera los ingredientes correctos?

En este artículo que me gustaría señalar dos ingredientes perdidos en los ministerios de jóvenes de muchas iglesias evangélicas. Y muy similar al té dulce que la Sra. Romine hizo, estos ingredientes no son secretos. No son nada nuevo o revolucionarios. No, el hecho amargo es que han estado sentándose allí sobre el mostrador con tanta azúcar desde el principio de la iglesia.

La Centralidad de Enseñar la Palabra

Nuestras preocupaciones con los métodos comunes

Saco la guardia cada vez que un vendedor llama a nuestra iglesia intentando vender algún programa nuevo que es el siguiente “usted debe tener” para nuestro ministerio. Un vendedor o dos incluso han intentado hacernos sentir culpables por no querer su programa. Es abrumador para mí que una persona piense que la iglesia necesite que su tan actualizado programa para tener éxito. ¿Con qué medida miden ellos el éxito? Pensé que habíamos recibido todo lo que necesitamos para la vida y la piedad a través del conocimiento verdadero de Cristo (2 Pedro 1:3) ¿Seré ingenuo e idealista, o peor aún, pretencioso y con aire de arrogancia?

Por supuesto, no pienso eso de mí mismo. Verdaderamente creo que no estamos dando una oportunidad a la Biblia en nuestras iglesias y en nuestros ministerios de jóvenes. En algún punto comenzamos a creer que podríamos servir a personas jóvenes mejor si estructurásemos nuestros programas alrededor de la diversión y la emoción. Los maestros perdieron el derecho a la enseñanza exegética a cambio de “Conversaciones candentes” con adolescentes que característicamente convierten la Biblia en un libro devocional escrito “simplemente para mí” – no importa el concepto del propósito del autor. En algún punto decidimos que la gente joven no podría manejar la enseñanza profunda así es que conseguimos planes nuevos y tuvimos “ideas frescas”. La pregunta es, ¿estos planes y programas están trayendo a los hijos a la “fuente de agua vida” o simplemente estamos apaciguándolos y contentándolos con buena moralidad y acatamiento? Pienso que debemos admitir que mucho del ministerio de juventud que el mundo ha comprado de la teoría de que la Biblia solamente no puede lograr terminar el trabajo.

Es hora de considerar cómo recuperar el terreno que fácilmente hemos rendido. Hemos cedido a la presión por los números y los impresionantes programas que tienen la apariencia de éxito pero les falta la bendición y el poder de Dios. Nuestros adolescentes no necesitan otra actividad extracurricular “fresca”. Necesitan aprender a leer, estudiar y aplicar las Escrituras. Este tiene que ser nuestro enfoque en el ministerio de juventud; esta tiene que ser nuestra meta. ¿Hay posibilidad para juegos, fiestas y eventos? Por supuesto, no minimizo tales cosas sino que trato de colocarlas en su lugar correcto.

Necesitamos predicar fielmente el concepto de autoridad bíblica. Inculcar la idea de que la Biblia es el plano para cómo andamos, hablamos, comemos y respiramos y exponer y explicar cómo podemos hacer todo para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31). La Palabra de Dios es la autoridad para nuestras vidas, nuestro yo no lo es. Éste es el mensaje que nuestros adolescentes deben escuchar. Sé que al decir esto me arriesgo a parecer pretencioso, pero debo hacer la pregunta: ¿Cuándo comenzamos a dudar del poder de la Palabra? ¿Qué pasó con Hebreos 4:12? Los representantes de ventas de programas que se mofan de la noción de simplemente enseñar a mis hijos exegéticamente un libro de la Biblia deben haber olvidado cosas así. No podemos ser acosados por creer que la Palabra de Dios no es lo suficientemente emocionante, ni lo suficientemente relevante y ni suficientemente poderosa para los hijos. Si queremos cambiar sus vidas y alcanzarlas en una forma “relevante” entonces debemos confiar en el poder de la Palabra para traer convicción, alentar, confortar y corregir a las personas de todas las edades.

Nuestra respuesta a nuestra congregación

Después de años de buscar en vano por un programa comercial que adecuadamente haría el trabajo (nuestros líderes de la iglesia han encontrado que la mayoría están diluidas, llenas de error y enseñan métodos malos de estudio de la Biblia) recurrimos a nuestras propia congregación. Ellos han aplicado sus talentos y su conocimiento al escribir un plan de estudios apropiado a la edad para nuestros niños. El trabajo todavía no está completo pero verdaderamente ha probado ser un esfuerzo importante y gratificante.

Esto es lo que nosotros hemos comenzado a implementar en nuestra iglesia: Nuestros niños de 4-5 años están siendo enseñados con historias seleccionadas de la Biblia. Las edades de 6-7 van a través de la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis en dos años. Las edades de 8-9 van de nuevo a través de la Biblia. A las edades de 10-11 se les enseña hermenéutica y métodos de estudio bíblico. Cuando llegan a la escuela intermedia aprenden teología sistemática la mayor parte de sus dos años en ese departamento. Después de todo esto, vienen a mí a la escuela secundaria, llenos de conocimiento e historias. Yo lo veo como mi trabajo el darle piernas a su fe, desafiarles a que tomen todo ese conocimiento y lo vivan. Si usted piensa que tales asuntos sólo podría ser abordados en una manera tópica le alentaría a considerar Eclesiastés, Santiago, 1 Juan y muchos otros lugares que realmente nos dan una bofetada en la cara con asuntos prácticos de la vida. No necesitamos hacer nuestro trabajo un poco más duro que eso. Al final del día, cuando usted se vence comiendo toda la pizza, las fiestas, grupos pequeños y las lecciones que solo queremos que nuestros niños amen a Dios (con todo su corazón, alma, mente y fuerza). Con el fin de que los niños Le amen deben tener una relación con El y ¿cómo pueden conocerle sino es a través de Su Palabra? Nuestro primer paso es resolver cómo los podemos hacerlos comprometer con las Escrituras.

Una vez escuché una cita que resume mis pensamientos perfectamente. Recuerdo a John MacArthur diciendo: “no defiendo a un león. Solamente lo dejo salir de su jaula”. Amigos, hemos olvidado a quién seguimos guardando en una jaula. Olvidamos nuestro lugar y, a decir verdad, muchas veces nos metemos en su camino.

No tenemos mayor herramienta que la que Dios nos ha dado. Es nuestro programa y punto de partida; sin las Escrituras estamos indefensos, desesperados e impotentes. Nuestro punto de partida es la Palabra. La debemos tratar de meter a nuestra juventud en las páginas vivas y activas de la Escrituras y dejar al León hacer Su trabajo.

Integrando la Juventud en la Vida de la Iglesia

En un acento sureño pesado Abe me dice: “hey sólo alimentémolos de pizza”.

Éstas fueron las palabras de un amigo mío hace una década. Mi amigo Abe me preguntaba cómo tan diferente iba a ser de cualquier otro pastor de jóvenes que él había conocido. Traté de contestarle con muchos de mis esquemas y planes idealistas pero cada vez que el regresaba a alimentarlos de pizza.

Fuera de esta conversación cómica me vino una contemplación seria. Yo en realidad quería hacer algo más de que lo que había visto experimentado tantas veces en el mundo del ministerio de jóvenes. Es la misma búsqueda que todos nosotros debemos experimentar como siervos de Dios y esto es: ¿Cómo honro verdaderamente a Dios con mi ministerio? ¿No es esto lo que todos nosotros queremos?

Así que empecemos el diálogo interno sobre ¿qué es lo que hace a un ministerio de jóvenes bíblicamente fundamentado? He llegado a la conclusión de que el problema comienza cuando comenzamos a pensar acerca de un grupo juvenil diferente del resto de la iglesia. Si tenemos el dinero los echamos a su propio edificio y los quitamos de en medio – y los adolescentes son más que felices al acceder y escaparse de los adultos sofocantes. Nos capacitamos y a ellos, a mantener a los adolescentes a un estándar diferente.

¿Ha escuchado usted alguna vez a alguien decir que la juventud es el “futuro de la iglesia”? O, “¿hará ese niño mucho para el Señor cuando él “crezca”? ¿Hay algo erróneo con declaraciones como estas? Dependiendo en que quieran decir con que si pudiera haber algo erróneo con ello. Por ejemplo, nunca vemos este ejemplo en la Escritura. Nunca vemos una edad estándar para el ministerio. Es mi fuerte creencia que la iglesia es más débil porque la juventud de muchas iglesias ha sido marginada.

También he notado una tendencia entre adolescentes: El desgaste alarmante de estudiantes en el período de transición de escuela secundaria a universidad. He visto las estadísticas completamente desconcertantes del número de niños que dejan el nido, reciben libertad y deciden dejar la iglesia. ¿Por qué? ¿Por qué hay tantos niños que crecen en casas con padres que aman al Señor y aman su iglesia no nunca regresando a la iglesia local una vez que salen de casa? ¿Por qué los niños deciden que la iglesia no es una prioridad en sus vidas cuando han visto cuan tan vital es para sus padres? ¿Estamos haciendo algo equivocado?

Tengo algunas sugerencias:

· Primero, quizás los niños no ven por qué tiene importancia la iglesia. La vida es buena, la vida es bastante fácil y las cosas van viento en popa entonces ¿por qué necesitaría la ayuda de Dios?

· En segundo lugar, crecen en diversión, actividades, grupos de jóvenes de entretenimiento que fomentan una mentalidad consumista y cuando comienzan a asistir a los servicios normales de la iglesia rápidamente se encuentran con que los adornos no están allí. No es divertido o entretenido así que ¿por qué ir?

· En tercer lugar, tal vez ellos se pasan desapercibidos y se sienten perdidos entre la multitud.

· En cuarto lugar, tenemos una generación que está abundando en niños que están cayendo en conectarse a un nivel personal con alguien fuera de su grupo de la misma edad. Es triste ver a los niños escondiéndose detrás de sus pantallas de la computadora y en sus cuentas de MySpace. Están aprendiendo a reunir la mayor parte de su comprensión de la vida y las prioridades no de los sabios sino de sus compañeros.

· En quinto lugar, nunca se convirtieron en un miembro activo, vital, servicial, y necesitado de la iglesia donde crecieron.

Las buenas noticias son que muchas de las tendencias en la cultura popular pueden ser eficazmente anuladas por una vida sana de la iglesia. La vida de la iglesia local debería hacer maravillas para que el adolescente que lucha por encontrar dónde integrarse. Necesitamos hacer un esfuerzo coordinado para integrar a estos niños en los ministerios de la iglesia.

Consideremos cómo utilizamos típicamente a los adolescentes. ¡Los llevan a barrer las hojas, limpiar los arroyos, a limpiar los caminos de acceso, ayudar a la guardería y tal vez a plantar! ¿Quién quiere hacer esas cosas? ¡Nadie, por eso es que hacemos que los niños lo hagan! Casi puedo escuchar a algún veterano: “es bueno para ellos”. Para estar seguro, pienso que deberían servir para cosas así pero hay mucho más que pueden hacer.

En nuestra iglesia aprendemos a involucrar a nuestros adolescentes en formas donde Dios los ha capacitado. Algunos ejemplos rápidos son: ujieres, tocando especiales de música, cantar en el coro, participar en la música congregacional (“el equipo de música” si usted fuera muy moderno), dirigir el culto del grupo juvenil, enseñar en grupos pequeños de estudios bíblicos, enseñar a principiantes y primarios, VBS, guiando en muchas maneras a Clubes de la Biblia de Patio, el cuarto de sonido (tanto audio como video), ministerio de títeres, grupos de oración, decorando, escribiendo, diseñando, organizando publicaciones del grupo juvenil y numerosos otros ministerios.

Los iniciamos lentamente luego producimos más responsabilidad una vez que han mostrado fidelidad que, como resultado, es el mismo proceso que usamos con adultos. Los adolescentes no deberían ser considerados una molestia o una plaga en el resto de iglesia. Deberían ser motivados a prestar servicio.

Observo un programa de vez en cuando llamado el "Susurro del Perro”. El tipo es asombroso. Una de las preguntas más frecuentes que se le hace es: “¿Por qué está mi perro destruyéndome el patio, el sofá, los zapatos, etc.?” Él les dice casi todo el tiempo: “El perro está aburrido. Él necesita ejercicio. Haga caminar a su perro 45 minutos al día y usted no tendrá problemas”. ¡El perro justamente necesita una salida para su energía! Muchos se resisten a esta idea porque requiere mucho más trabajo que honestamente quisieran poner en un perro.

Les decimos a nuestros adolescentes que se comporten todo el tiempo pero ¿Qué tanto estamos ejercitándolos espiritualmente? ¿Cuánto esfuerzo hemos estado dándoles para su desarrollo en Cristo? Puesto que estamos completamente conscientes del exceso de energía que los adolescentes poseen, necesitamos considerar cómo implementar ese poder y destinarlo a la iglesia.

Por favor entienda que digo lo siguiente con amor y preocupación: Creo que cualquier iglesia local de Cristo que no utiliza a sus adolescentes para servir es un cuerpo desalineado, asimétrico, y sin equilibrio. Todos nosotros necesitamos de la vida de la iglesia – sugeriría que esta necesidad es exagerada en los adolescentes.

En verdad es un trabajo arduo activar a los adolescentes en la vida de la iglesia. Pero si solo me contento con solo “alimentarlos con pizza” ¿qué esperanza puedo tener de ellos? Perdemos esta generación en una tasa asombrosa. Los adolescentes deben ver que les necesitamos tal como ellos nos necesitan, como es el diseño de Dios. Estos niños son de la iglesia ahora y un día serán los líderes futuros de la iglesia.

Todos los Ingredientes Correctos

Recientemente me he convertido en padre y en mis ojos nunca ha habido un bebé más bello. Muchas veces cuando lo cargo, pienso hacia dónde lo llevará la vida y los caminos que él escogerá. Debo reconocer que hay miedo en mi corazón cuando miro al mundo alrededor de nosotros. No veo esperanza en el horizonte para el futuro estado moral de mi país amado. Me da miedo lo que el futuro le espera a mi hijo.

Luego considero la iglesia y encuentro esperanza. La iglesia es el instrumento de Dios en la oscuridad y el mundo confuso. Es la luz que puede iluminar el camino a través de la enseñanza fiel y viva de la Palabra. Trágicamente, aquí en nuestra sociedad parece claro que la luz está disminuyendo.

Lo que me causa asombro es, ¿qué clase de iglesia, qué clase de grupo de jóvenes habrá para mi hijo? Estaré satisfecho a dar a mi hijo a un programa que tiene toda la atracción y brillo de algo importante? O ¿me contentaré con una asamblea local de creyentes que consistentemente enseñan a mi hijo la verdad en un mundo de mentiras?

¿Qué clase de grupo de jóvenes existe para sus hijos ahora mismo? ¿Están aprendiendo y creciendo en verdad? Juan dijo que no tenía mayor alegría porque “he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad" (2 Juan 1:4).

Si sus hijos no están siendo alimentados con la verdad ¿que esperanza puede tener usted que andarán en la verdad?

No hay comentarios: