jueves, junio 12, 2014

Reviviendo una Antigua Mentira

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Por John MacArthur

El libro de 1 Juan trata de separar la verdad del error. En concreto, se trata de probarte a ti mismo para ver si tu fe es auténtica. Y cuando se trata de defenderse contra la influencia venenosa de las falsas enseñanzas, esas pruebas son tan vitales hoy como lo fueron cuando el apóstol Juan –bajo la inspiración del Espíritu Santo – primero las escribieron.

La falsa enseñanza y los falsos maestros eran un grave problema para la iglesia del primer siglo. Una simple lectura del Nuevo Testamento indica que los falsos maestros estaban por todas partes. Se infiltraron en la iglesia casi inmediatamente después de su inicio, y muchas de las epístolas fueron escritas específicamente para desacreditar sus mentiras y hacer frente a la confusión y el daño que habían causado.

Eso no debe sorprendernos. Satanás siempre ataca a la verdad. Él quiere que la gente crea algo —cualquier cosa— que no sea la verdad acerca de la salvación por medio de Cristo.. En el siglo primero, la herejía predominante fue una mezcla de varios sistemas paganos, judíos, y cuasi-cristianos de pensamiento fuertemente influenciados por la filosofía griega. Con el tiempo sería conocido como el gnosticismo.

El término gnosticismo viene de la palabra griega que significa conocimiento. El énfasis general de la enseñanza gnóstica era de conocimiento espiritual especial. Ellos enseñaron que la materia (el universo físico, por ejemplo, el cuerpo) era inherentemente malo, mientras que el espíritu (el mundo espiritual, por ejemplo, la mente) era bueno. Esa división entre lo espiritual y físico los llevó a creer que la altura de la actividad religiosa se llevó a cabo en la mente. El cuerpo, y lo que se hacía con el cuerpo, era irrelevante para la religión gnóstica. Por lo tanto, el gnosticismo fue la búsqueda del conocimiento espiritual esotérico, misterioso, mientras que el cuerpo y el mundo físico era descartado e ignorado.

Ese dualismo filosófico les hizo ser indiferentes a los valores morales y el comportamiento ético. Para ellos, el cuerpo y el espíritu eran completamente distintos. Tanto es así, de hecho, que el pecado cometido por el cuerpo no tenía ninguna conexión ni efecto sobre el espíritu. La obtención del conocimiento especial y misterioso permitió una persona separarse totalmente a sí mismo de cualquier cosa terrenal, toda cosa física, y todo lo conductual.

De hecho, siempre y cuando usted tenga ese conocimiento especial, no era importante que los detalles de su teología fuesen correctos. No importaba lo que creyera de Dios, de Cristo y del Espíritu Santo, siempre y cuando usted tenga su conocimiento secreto.

Esas antiguas mentiras son paralelas a la enseñanza que escuchamos con frecuencia en la actualidad. En las iglesias de todo el mundo, todavía estamos pidiendo a la gente que levanten la mano, caminen al frente, firmen una tarjeta, o hagan una oración para “recibir a Cristo.” Luego tienen la seguridad de su salvación sin tener en cuenta cómo su fe se manifiesta en sus vidas –o la forma en que no lo hace.

Los defensores de la fe fácil y la gracia barata están enseñando el mismo error fundamental como los gnósticos, si usted dice que cree que un cierto conjunto de verdades, el cómo se vive, no importa. Y en algunos círculos extremos, posteriormente se pueden cambiar de opinión a rechazar esas mismas verdades, y aún así ser salvos.

Pero el conocimiento especial no te salva de la penalidad de tus pecados. El asentimiento mental –incluso la verdad de la Escritura –no hace una diferencia eterna en sí mismo (cf. Santiago 2:19). a fe y el arrepentimiento es mucho más que un simple cambio de opinión acerca de Dios. Los creyentes no son simplemente personas que tienen un conocimiento especial y creencias acerca de Cristo –somos nuevas criaturas - (2 Corintios 5:17), transformados por la obra del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios.

El apóstol Juan escribió el libro de 1 Juan para tratar la amenaza de falsas enseñanzas proto-gnósticas, y dar a sus lectores una serie de pruebas para confirmar la validez de sus profesiones de fe. Hoy, esas mismas pruebas nos ayudan a ver a través del falso evangelio de la gracia barata y la fe fácil, y nos muestran lo que es la verdadera fe salvadora. Y ahí es donde vamos retomarlo la próxima vez.


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