martes, abril 23, 2013

¿Qué Papel Juega la fe en la Consejería Exitosa?

clip_image001¿Qué Papel Juega la fe en la Consejería Exitosa?

por Jay E. Adams
La fe es absolutamente esencial. He comentado en otra parte de la imposibilidad aconsejar incrédulos. Aquí, me gustaría señalar que entre los creyentes, que tienen los recursos básicos para la consejería exitosa (el Espíritu Santo, la Palabra, y una naturaleza regenerada), la fe es también un componente necesario. Fe en que las promesas de Dios son confiables y son válidas para nosotros, es absolutamente necesario. Si un cristiano lo duda, entonces es claro que no debe esperar ninguna ayuda.
Esa persona no debe suponer que recibirá cosa alguna del Señor, porque una persona de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (Santiago 1:6-8).
La fe es tan esencial ya que sin fe es “imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
Ahora bien, el hecho importante por comprender es que la consejería noutética, a diferencia de muchas otras formas de asesoramiento, en su fundamento, no es una técnica o sistema. En el análisis final, se trata de llamar a una persona en busca de ayuda. No hay nada mecánico en ello. Cuando uno está en una relación correcta con Dios, puede esperar que Él lo bendiga y responda a sus oraciones. Cuando no lo está, debe primero estar debidamente relacionado por medio del arrepentimiento y la fe si es que ha de tener a Dios.
Dios es Padre celestial del creyente. Cuando el cree y le obedece, puede esperar que Dios conteste sus oraciones de acuerdo a lo que es mejor para él (no siempre lo que el creyente piensa que es mejor). Esa es la confianza que tenemos, pero que “pida con fe, sin dudar.” La razón por la que muchos creyentes no reciben la ayuda que desean es doble: 1) que no la piden (“No tienes porque no pides.” Santiago 4:2), y 2) que piden “con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.”(Santiago 4:3). ¡Estos fracasos demuestran una falta de fe bíblica! Por lo tanto, dejemos que el consejero y su aconsejado ambos vengan a la consejería llenos de fe. La fe lleva a la esperanza, la esperanza conduce a la persistencia, y la persistencia conduce a los cambios que Dios desea.
Jay E Adams





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