Sana Doctrina, Sanas Palabras (2ª. Parte)
Martes, 10 de Marzo de 2009
(Por Phil Johnson)
Éste es la segunda parte de las notas de Phil en su presentación de la mañana del viernes en la Shepherds’ Conference.
Ahora, esta es una introducción mucho más larga que la que originalmente tuve intención de dar, pero quiero hacer énfasis en que este problema es grave, y generalizado, y se mueve a través del movimiento evangélico con una velocidad atemorizante. Como una persona dijo, ya no es realmente una tendencia más; se ha convertido en una nueva norma.
Una cosa más acerca de la contextualización. (Hablé sobre este tema en la Shepherds’ Conference del año pasado): Si su enfoque hacia la contextualización es diseñado principalmente para que se ajuste cómodamente dentro de una cultura pagana – entonces usted tiene una visión hacia abajo de lo que Pablo quiso decir cuando habló de hacerse a todas las cosas a todos los hombres a fin de poder ganarlos por todos los medios.
Y eso es una de las lecciones prominentes de nuestro texto.
Considere primero el amplio contexto. Tito, el recipiente de esta carta, fue un compañero cercano al apóstol Pablo. Usted puede verlo claramente en la manera en que Pablo escribe acerca de él de que él se había ganado la confianza de Pablo. Tito evidentemente fue un joven, porque en el capítulo 1, versículo 4, Pablo lo señala como “verdadero hijo en la común fe”. No es “mi hijo en la fe,” huios (un hijo legal que ha llegado a la mayoría de edad, o alguien a quien se le ha sido concedido el privilegio de la afiliación por adopción) sino teknon – “hijos” – que significa un hijo por nacimiento. La elección de esa palabra implica que Tito era aun muy joven. Y se combina con el adjetivo (“mi verdadero hijo según nuestra común fe”) también sugiere que Pablo personalmente hubiese conducido a Tito a Cristo.
Este joven convertido Gentil se volvió indispensable para Pablo. En 2 Corintios solamente, Pablo se refiere a Tito nueve veces. (Él también lo menciona dos veces en Gálatas y una vez en 1 Timoteo) Pablo le confió un número de responsabilidades importantes a Tito. Es claro que él considerase a Tito mucho más que un alumno o un mensajero, Tito fue un socio verdadero y de confianza en el ministerio apostólico. Así es que cuando Pablo se dirigió hacia Creta, él dejó a Tito allí para establecer y organizar el liderazgo en las iglesias que estaban siendo fundadas allí. Pablo dice en el capítulo 1, versículo 5: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”
Ahora, Pablo no le tiene una cierta cantidad de cosas agradables que decirle acerca de la cultura de Creta. Resulta que este lugar era aun peor que Seattle. Tito 1:10-16:
10Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, 11a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene. 12Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. 13Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, 14no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. 15Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. 16Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.
Hay un poquito de sensibilidad cultural para usted: “Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.”
“Oh, eso es rudo”.
Sí, es. Y si usted considera cuidadosamente lo que Pablo esta diciendo a Tito aquí, este pasaje hace explotar una cierta cantidad de mitos favoritos acerca de la contextualización. Pablo no dice, los cretenses son mentirosos y glotones perezosos, así es que establece contacto con ellos sobre esa base. Métete de lleno en su cultura y aprende a hablar ese lenguaje. Apela a su comida favorita, el vino, y la camaradería. Organiza el ministerio de los hombres a fin de que las reuniones sean en el bar. Aprovecha su pasión para las peleas en enfrentamientos con gladiadores e imita su estilo de vida y sus valores. Permite que el sabor de esa cultura le de un poco de picante a toda tu predicación. ¡Contextualízate! Usted no encontrará eso en las instrucciones de Pablo hacia Tito.
Note esto, también: Pablo no rebaja el liderazgo cristiano acomodándolo a la torcida cultura hedonista Cretense. En los versículos 6-9 le da a Tito prácticamente la misma lista de cualidades para el liderazgo de la iglesia que dio en 1 Timoteo 3.
Francamente, no envidio la tarea a la que Tito se sintió llamado (v. 5): “para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. ¿Cómo puede usted cumplir esos estándares para líderes si todo lo único que usted tiene para trabajar son nuevos convertidos fuera de una cultura tan corrupta?
Pero la tarea de Tito fue clara. Él no debía imitar las modas de esa sociedad. Él debía enseñarles a ser diferente. No sólo que – sino acerca de los jóvenes en particular (puesto que Tito mismo fue un joven) – él fuese de una clase diferente de ejemplo que alguna vez habían visto. No se suponía que rastreara la cloaca de la sociedad y se uniera a la sociedad maleantes cretenses. Él necesitaba ser modelo de dignidad, pureza, integridad, reverencia, y sanas palabras. Ese es todo el punto de nuestro texto (2:7): “presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros
Note el flujo lógico en el capítulo 2. Éstas son cosas que adornan la sana doctrina. Pablo le recuerda a Tito varios asuntos importantes prácticos y conductistas que “de acuerdo con la sana doctrina”.
La doctrina es vital, sí. Algunas doctrinas son esenciales, ¿verdad? Esa es la premisa de “Together for the Gospel” (Juntos por el Evangelio) The Gospel Coalition (La Coalición del Evangelio), Shepherds’ Conference (Conferencia de Pastores), y otros grupos igualmente dispuestos. No podemos coincidir en todo hasta el más mínimo detalle, y no vamos a permitir que los desacuerdos insignificantes rompan nuestra comunión. Pero debemos estar de acuerdo en el evangelio. Esa es la única base para un auténtico compañerismo cristiano.
La doctrina de por sí no es extraña o superflua, a pesar de lo que nuestros amigos postmodernos intentan decirnos. Algunas verdades son vitales – especialmente el tapiz sustancioso de verdad en el corazón del evangelio. Algunas verdades son tan vitales que si usted niega o intenta alterarlas en alguna forma, usted es anatema – maldito. Y algunas mentiras son tan peligrosas que como Pablo dice allá por el capítulo 1, versículo 11, las bocas de aquellos que pronuncian tales mentiras “es preciso tapar”.
Pero sostenga esto: Hay asimismo ciertos principios de santificación y conducta personal que son tan vitales que estamos obligados a quebrantar la comunión con aquellos que las ignoran. Primera Corintios 5:11: “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.” En otras palabras, si alguien se hace llamar cristiano pero su estilo de vida o su lenguaje es crónicamente incompatible con un corazón y mente santificada – ciertamente si él es dado una blasfemia casual u obsesión con cosas que son lascivas e indecentes –, Pablo dice: no se asocien con tales personas.
El punto de Pablo es que el comportamiento santificado es el compañero esencial para la doctrina auténticamente sana. Usted verbalmente puede afirmar la confesión más fina de fe alguna vez escrita, pero si sus palabras y acciones la niegan, Pablo no le habría ratificado como un cristiano auténtico en absoluto. Mucho menos le impondría sus manos para el ministerio. Él dice entonces, allí mismo en el capítulo 1, versículos 15-16: “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.”. La sana doctrina es esencial – pero no es suficiente.
Por consiguiente, Pablo dice a Tito, (2:1): “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. Enseñe los principios de santificación que adornan la doctrina que usted enseña. Y luego Pablo describe cual es su aspecto (versículo 2): “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia”, Versículo 3: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien. . . “ etc.
Él no da listas exhaustivas a Tito de lo que es crucial en la santificación; estas son pruebas representativas de las clases de cualidades que Tito necesitaba enfatizar, especialmente en tal cultura de adicta a la corrupción como Creta. Y Pablo pasa sistemáticamente a través de todas las clasificaciones de santos – cada clase de escuela dominical – empezando con los ancianos, luego las ancianas, quiénes expresamente se les encarga enseñar a las mujeres jóvenes. Luego en el versículo 6, Pablo se acerca a la categoría a la cual Tito mismo pertenecía: “a los jóvenes”.
Note qué Tito enfatiza con ellos, y cómo debe enfatizarlo (vv. 6-8): “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”. Ese es el corazón de nuestro texto, y allí usted tiene las instrucciones del apóstol Pablo hacia un joven atendiendo a otros jóvenes en una cultura pagana, sin iglesia, orientada al placer e idólatra. No hay ninguna cosa aquí acerca de adoptar los distintivos de la cultura de juventud en Creta. Ni una palabra acerca de la importancia de apegar o adaptar su ministerio al estilo de vida poco culta de Creta. Tito era quien se suponía debía poner la pauta a ellos y no viceversa.
Por cierto, déjeme hacer simplemente un comentario más del resumen acerca de lo que Pablo quiere decir en 1 Corintios 9:22, donde habla de “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.” El contexto en 1 Corintios 9 es tan evidente como el contexto aquí, y Pablo habla de dos cosas completamente diferentes. En 1 Corintios 9, él hablaba de evitar agregar piedras de tropiezo innecesarias en el camino evitando que las personas escuchen el evangelio. El evangelio mismo es ya lo suficientemente una piedra de tropiezo. Pablo no tenía la más mínima preocupación de ajustar el mensaje del evangelio para eliminar lo ofensivo del evangelio; ó ajustando el mensaje para satisfacer los gustos de alguna subcultura; u obligándose a parecer agradable y a la moda. Él estaba simplemente tratando de mantenerse fuera del camino del avance del evangelio. Él no quiso ofender a las personas innecesariamente sobre asuntos secundarios. Su punto era que él respetó los tabúes de cada cultura en la mayor medida posible – no que él se le uniera a aquellos en la cultura que desafiaban los tabúes. Él no estaba diciendo que él estaba dispuesto a adoptar a cualquier y cada aspecto de una subcultura en particular o el estilo de vida para ajustarse a ellas.
De hecho, aquí él le instruye a Tito que no imite las características dominantes de la cultura. Note cómo dominan a través de todo el pasaje los dos temas de reverencia y dignidad. Pablo no sugiere que podemos tolerar una falta de dignidad o un mayor grado de irreverencia de los jóvenes, solamente porque ellos no pueden ser con plenamente maduros aún. La dignidad es expresamente requerida de tanto el joven como del anciano, según Pablo.
Y esa fue completamente la contracultura. Recuerde que en el capítulo 1, versículos 12-16, Pablo básicamente dice que el problema central con toda la cultura cretense es que las personas básicamente eran indignas, irreverentes e inmoderados: “mentirosos, malas bestias, glotones ociosos”. Él no dice que esa es una realidad cultural que Tito necesitaba acceder. Él no le dice a Tito que se haga creativo y aprenda a adaptar su estrategia para acomodar la joven cultura de Creta.
Pablo claramente reconoció la tendencia cultural de Creta de favorecer las cosas de la carne, pero él no estaba en favor de hacer de esa tendencia parte del ambiente de las iglesias que él plantaba en Creta. ¿Alguno cree seriamente que Pablo habría aprobado un miembro viril inflable como un dispositivo de publicidad en una cultura como Creta?
En lugar de eso, Pablo dice (1:13): “por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe”
Luego él repetidamente enfatiza la importancia de la dignidad y la reverencia. Capítulo 2, versículo 2: “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes”. Versículo 3: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte”. Versículos a 6-7, “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad”.
Hay bastante en estos dos versículos que el tiempo no nos permite desempacar. Note que Pablo alienta a Tito a cultivar un comportamiento sano, sana doctrina, y sanas palabras – y para ser un modelo en todas aquellas formas (no simplemente la doctrina). Su vida, su doctrina, y su habla son todos aspectos cruciales de su deber pastoral.
De hecho, Pablo expresa estas instrucciones a fin de que esas categorías sean entretejidas. Cada uno es esencial para las demás. No son tres cosas completamente separadas, sino tres aspectos del mismo deber. He estado leyendo el texto de la Biblia ESV, lo cual intercala la conjunción “y” entre las buenas obras y la sana doctrina, dando la impresión desafortunada de que Pablo diferencia las buenas obras y la buena doctrina. Pero él no lo hace. La sana doctrina es simplemente una característica prominente de las buenas obras. La LBLA obtiene la esencia de eso como ninguna otra: “muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina". Conservar su doctrina pura es una de las buenas obras que usted necesita ilustrar. Y luego Pablo dice que su doctrina no es realmente pura si usted no la imparte a las personas en una manera digna a través de “palabra sana e irreprochable”.
Ahora, ese es el aspecto específico de las instrucciones de Pablo hacia Tito del que estoy más preocupado en esta mañana. Quiero enfocar la atención en lo que él dice de nuestro discurso. Me mantengo oyendo a las personas (incluyendo a algunos líderes bien conocidos en el movimiento evangélico) haciendo la afirmación de que realmente no tiene importancia qué tan radicalmente contextualice el mensaje con tal de que básicamente pongamos los hechos teológicos y las fórmulas doctrinales del mensaje correcto. Estoy convencido de que eso es patéticamente equivocado. De hecho, esa forma de pensar va en contra del todo el punto que Pablo está haciendo hincapié en sus instrucciones hacia Tito. Su doctrina no es realmente pura en absoluto si usted mismo no es un ejemplo de reverencia y dignidad. Si su forma de hablar es lasciva y profana, o si su estilo de vida es caracterizado por las mismas tendencias carnales que definen la cultura secular, entonces usted no es un ministro adecuado del evangelio, y usted debe renunciar.
Pablo dice eso mismo al final de Tito 1, comenzando con el versículo 15: “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.”
Así que si usted considera el mandato de Pablo de “palabra sana e irreprochable” en su contexto completo, él pone una prima muy alta sobre la importancia de la dignidad, la reverencia, la pureza, y el lenguaje sano. Eso se aplicaría especialmente al lenguaje que usamos en el púlpito. Pero esto es lo que es vital: Pablo realmente le ordenaba a Tito que protegiera incluso sus palabras de todos los días a fin de que su vida entera fuese consistente con la dignidad, la reverencia, y la santidad que el evangelio demanda. Pablo urgía a Tito a no hacer o decir cualquier cosa en cualquier contexto que pudiera ser inapropiado para el evangelio o dar a los enemigos del evangelio una razón legítima para hablar mal acerca de nosotros.
Por supuesto, a todo lo largo del Nuevo Testamento se nos recuerda que el mundo hablará mal de nosotros. Pablo no sugiere que debemos adoptar alguna noción postmoderna artificial de urbanidad y debemos hacer todo lo que hacemos para estar políticamente en lo correcto a fin de que las personas siempre les agrademos. Realmente es lo opuesto; él dice, No des al mundo ninguna razón para criticarnos que este desvinculada del hecho de que rechacen la verdad que defendemos.
Hermanos, éste no es un asunto complicado en absoluto: El lenguaje grosero, carnal, ordinario, inmoderada, o erótico no deberían ser los distintivos de nuestro estilo de ministerio.
De nuevo: hace menos de una década atrás, nadie necesitaba enfatizar ese punto. Simplemente no era polémico. Y no debería ser polémico. Considero de nuevo las implicaciones de ese último versículo en el capítulo 1: Si usted ve prácticamente todo como una oportunidad para un humor grosero y una conversación muy sucia, lo que usted le está comunicando a la cultura es que tanto su mente como su conciencia son impuras. Y no se engañe usted mismo: Cada cultura, no importa que tan pagana sea, naturalmente reacciona a la conversación obscena de ese modo. Pablo dice que aquellos cuyas mentes y conciencias están tan manchadas son inadecuados para el ministerio.
Así que si usted es alguien que puede llenar su conversación (o sus sermones) con palabras obscenas, chistes sucios, y temas carnales sin ningún remordimiento de conciencia: Sálgase del ministerio. Por favor. El púlpito es un lugar donde la Palabra de Dios debe ser proclamada y la verdad absoluta debe ser exaltada en adoración. Es el último lugar donde todo santo debería ser caer tan bajo.
Este problema ha alcanzado proporciones epidémicas últimamente. Como dije antes, podría referirme a docenas de ejemplos, y hay centenares de más ejemplos que no me atrevería a referirme, porque aun mencionándolos aquí violarían el principio que me esfuerzo por afirmar. Algunas cosas son demasiado vergonzosas aun para ser mencionadas. Efesios 5:12: “porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto”. Es un hecho que nuestra cultura ha trabajado duro para echarlo abajo. El mundo piensa que todo, no importa cuán vergonzoso, necesita ser llevado fuera, estudiado en sus partes, y explorado abiertamente – aun dentro de audiencias mixtas. Esa es la idea que subyace en la mayor parte del entretenimiento de nuestra cultura. La última cosa que la iglesia debería hacer es pretender que el mundo tiene un punto válido. Los predicadores no necesitan someter a su pueblo a más porquería que el mundo ya ha metido a nuestras gargantas.
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