¿Qué Es Un Evangélico? (1ª Parte) – Phil Johnson
Jueves, Marzo 12, 2009
(Por Phil Johnson)
Estas notas vienen del otro seminario que hizo Phil en la Shepherds’ Conference este año. Proveen un análisis útil de la confusión evangélica contemporánea y cómo es que llegamos a eso.
¿Qué es un Evangélico? Una encuesta sobre cómo el término ha sido utilizado y abusado.
Mi tema para esta hora es técnicamente una pregunta: ¿Qué es un evangélico?
Ese título me fue asignado a mí, y recibí la asignación por correo electrónico en algún momento del otoño pasado. Estoy absolutamente emocionado de tratar un tema así. Las personas que planean estos seminarios normalmente me dan libros populares – pero realmente malísimos – para revisar. O me dan temas realmente controversiales para analizar – usualmente ocupándose de cualquiera de la última moda pasajera evangélica que este sucediendo – y he estado quejándome por algunos años que hacer nada más que críticas me hace parecer mezquino. Siempre tengo que ser negativo.
Así es que pienso que asignarme este tema fue su intento de darme un tema acerca del cual podría ser más positivo. Y quiero decir que aprecio grandemente el esfuerzo. Al menos no me pidieron a mí que revisara The Shack.
¿Por qué escogieron este tema para mí? No estoy seguro. Realicé un par de seminarios unos cuantos años atrás ocupándose del movimiento fundamentalista, y quizá estaban pensando que este seminario podría ser la otra parte de ese tema. (Ese es más o menos mi plan, por cierto. Si usted ha escuchado esos seminarios sobre el fundamentalismo, espero que éste sea un sujetalibros agradable a lo que dije allí.)
Pero no sé: Tal vez estas personas que planearon el horario de la convención fuera confuso a ellos mismos con respecto a cómo contestar la pregunta ¿Qué es un evangélico?– Porque francamente estos días prácticamente todo el mundo está confundido por esa pregunta. Y quizá solamente quisieron ver lo que haría con ello.
Y les confesaré desde el principio que en un sentido, encuentro esa pregunta tan confusa como cualquiera. He visto toda clase de personas tratando de explicar lo que es un evangélico – que van desde de los expertos políticos en el canal de noticias hasta los portavoces despistados de la Iglesia Emergente. Hay definiciones del evangelicalismo en el internet reflejando centenares de diferentes perspectivas – desde evangélicos anglicanos como Alistair McGrath y John Stott hasta Joseph Tkach. Él es heredero del imperio religioso de Herbert W. Armstrong, y él ha logrado convencer nada menos que al hombre respuesta de la Biblia tanto que el ex - adorador del Armstrongismo ahora es un totalmente evangélico. Y nunca he oído a dos expertos completamente de acuerdo en sus definiciones de evangelicalismo.
Entonces “¿qué es un evangélico?” Francamente es una de esas preguntas que usted puede contestar casi de cualquier forma que desee y defienda su respuesta tan articuladamente como a usted quisiera, y la mayoría de la gente incluso le va a decir que está equivocado. Porque parece que en estos días todo el mundo tiene su idea personal de lo que constituye ser un evangélico. Pregúnteles a 100 evangélicos que definan lo que quieren decir por el término y las probabilidades son que usted seguramente va a conseguir 100 respuestas diferentes – algunas de ellas tan desenfrenadamente diferentes en lo que se refiere a ser prácticamente contradictorio.
Los Evangélicos han estado esforzándose en ser todas las cosas para todos los hombres para al menos a dos o tres generaciones, y a este respecto han tenido éxito totalmente: El movimiento evangélico es ahora tan amplio y diverso que usted lo puede definir casi de cualquier forma que usted quiera. En un artículo celebrando su 50 aniversario hace un par de años, Christianity Today dijo que creer que la diversidad de pensamiento es de hecho la nota dominante del evangelicalismo.
Y eso es probablemente cierto si usted está hablando del movimiento evangélico contemporáneo. Si podemos percibir los contornos del evangelicalismo por el momento mirando al electorado de la revista Christianity Today, pienso que sería común y corriente decir que es una de las multitudes más grandes mixtas alguna vez se haya conocido en el área de la religión humana. Y eso no es un cumplido. No es una algo bueno. Usted se encontrará aquella expresión “multitud mixta” tres veces en la King James Version de la Biblia, y en cada una es una expresión menospreciativa utilizada para describir la mayoría reincidente, espiritualmente ecléctica, y moralmente comprometida de los Israelitas durante los tiempos de sus peores apostasías.
Ahora, sé que ésta no es una opinión popular, y con toda probabilidad alguno de ustedes aquí mismo en este lugar estará en desacuerdo conmigo cuando digo esto, pero en mi valoración no vivimos en un tiempo de apostasía no tan diferente de algunos de las épocas descritas en el Antiguo Testamento, dónde la adoración a Jehová fue tan comprometida que los buenos hombres, incluyendo Elías, algunas veces se preguntaron si aun existían personas que no hubiesen doblado sus rodillas ante Baal.
Allí lo tiene. Estoy comenzando a sonar muy negativo a pesar de los mejores esfuerzos de todo el mundo por ayudarme a ser positivo. Así es que déjeme decirlo así: Soy positivo de que el amplio movimiento evangélico de hoy es abominable. La marca del Cristianismo (o ¿debería decir “las marcas surtidas del Cristianismo?”) representada por Christianity Today, La Asociación Nacional de Evangélicos, y la Christian Coalition – los herederos espirituales de Billy Graham, El Seminario Fuller, y las Urbana Conferences –aquel gran movimiento con el que la mayoría de nuestros padres espirituales se identificaron –aquel vasto movimiento ahora es como completamente reincidente y espiritualmente degenerado como Israel lo estaba en su condición más reincidente durante los tiempos de la apostasía descrita en el libro de Jueces. Hemos alcanzado ese punto donde “todo el mundo hacía lo que bien le parecía”. Y montones de así llamados evangélicos piensan que eso está muy bien. Los editores actuales de Christianity Today parecen pensar eso está muy bien. Nunca se cansan de celebrar “la diversidad” de sus elementos.
Francamente no me gusta identificarme con el movimiento evangélico contemporáneo. Soy fuertemente tentado simplemente a dejar de llamarme un evangélico completamente, solamente para evitar ser asociado con cada sinvergüenza religioso infame desde Ted Haggard hasta Joel Osteen. ¿Qué quiere decir realmente decir que somos evangélicos cuándo la colección de fieras de herejes y charlatanes que aparecen todas las noches en TBN insisten todos que son evangélicos, también? Tony Campolo, quien ha renunciado a prácticamente todo lo que es característicamente evangélico, insiste en llamarse un evangélico. Montones de católicos romanos se llaman a sí mismos evangélicos. Últimamente aun los mormones han comenzado a sostener la opinión de que tienen derecho a esa etiqueta igualmente. Ninguno de ellos convendría en lo que el término quiere decir, por supuesto, pero todos ellos quieren llevarlo puesto, porque les da una conexión artificial con el patrimonio sustancioso de la historia evangélica.
Y eso es precisamente el problema para mí. Por eso no estoy dispuesto realmente a renunciar al término aún. Yo afirmo los principios evangélicos históricos. Los evangélicos originales son mis antepasados espirituales. Creo lo que ellos creyeron, y soy un apasionado acerca de las cosas que ellos fueron apasionados. Compartimos una fe común, y acierto a creer que es la misma fe proclamada por los apóstoles y la iglesia primitiva. Pero en el amplio recorrido de la historia de la iglesia, el conjunto de convicciones que mantengo es mejor conocido por el nombre de evangelicalismo. Y no estoy listo aún para conceder esa etiqueta a personas que no tienen una conexión espiritual – y nada en común – con las creencias evangélicas históricas.
A propósito, hay alguno quienes intentarían decirle que todo lo erróneo del movimiento evangélico visible de hoy está arraigado en el conjunto original de creencias que dieron nacimiento al evangelicalismo. El arzobispo de Roma encabezaría la lista de aquellos que harían ese argumento. Él diría que el evangelicalismo de hoy es diverso y doctrinalmente caótico precisamente porque los evangélicos protestantes originales partieron del magisterio de Roma. Él diría que sin un intérprete infalible de la Escritura y un obispo que puede hablar con autoridad absoluta excátedra, era previsible que el evangelicalismo se desintegrase en una confusión de enseñanza contradictoria.
Por las razones que sean, una buena cantidad de ex -evangélicos han encontrado convincente ese argumento. Un par de años atrás, Frances Beckwith, quien fue presidente de la Evangelical Theological Society de aquel tiempo, anunció que él se convertía (o des-convertía) hacia el catolicismo romano. Y este fue uno de sus argumentos: Él había concluido que el Evangelicalismo carecía de alguna tradición apremiante. Mirando el evangelicalismo en el panorama de la historia de la iglesia, él había decidido que era una anomalía, y un peligroso conjunto de ideas que se tenían quea arrancar.
Curiosamente, eso no guardó a Beckwith de permanente insistir en que él merecía todavía llamarse a sí mismo “evangélico,” y él inicialmente parecía pensar que no había razón por la cual él no debería se capaz de conservar su puesto como presidente de la Evangelical Theological Society.
Me ha sorprendido y consternado durante la década pasada o más ver a un número de jóvenes siguiendo los caminos similares a los de Francis Beckwith. Con toda razón, hartos de la superficialidad y la confusión doctrinal que domina al movimiento moderno y postmoderno evangélico, equivocadamente concluyen que los principios evangélicos tienen la culpa. Así es que abandonan el evangelicalismo totalmente – no simplemente el movimiento evangélico (que francamente merece ser abandonado) sino también el núcleo de creencias de la convicción evangélica histórica. Algunos de ellos (como Beckwith) van camino a Roma; otros (como Franky Schaeffer y Peter Gillquist) se han ido hacia la Ortodoxia Del Este; muchos otros han ido en pos de diversas tendencias del Movimiento Emergente – tragándose la mentira de que las iglesias emergentes encienden velas y hablan acerca de la espiritualidad contemplativa, que de alguna manera tienen un fuerte vínculo con el Cristianismo histórico que el que sus padres tienen en iglesias sensible al buscador – donde la única liturgia que conocen son sus coros triviales conducidos por bandas de rock y los sermones basados en referencias a la cultura pop. Francamente, la liturgia de la reunión Emergente común es diez veces peor que eso – pero todavía, montones de gente joven abandonan las creencias evangélicas porque piensan que esas creencias son las que hicieron al movimiento evangélico del día de hoy tan loco y bochornoso como lo es.
Ahora, estoy convencido de que el movimiento evangélico se fue el mal camino no porque siguieron principios evangélicos históricos, sino porque los abandonaron. Francamente, el evangelicalismo contemporáneo no tiene derecho a esa etiqueta. En la mayoría de los casos, el movimiento evangélico no es evangélico en absoluto, y no lo ha sido desde los 1950s.
Quiero utilizar nuestro tiempo en esta sesión para explicar el por qué ese es mi punto de vista – examinando la historia del evangelicalismo. No tengo un bosquejo, realmente – simplemente una línea cronológica muy amplia, la cuál tenemos que dirigirnos hacia el final muy de prisa. Pero intentaré avanzar en línea recta sin saltarme, y haré todo lo posible para hacerlo fácil y que usted permanezca conmigo.
(Continúa mañana)
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