GUARDANDO LA FE: Una Guía Práctica para el Discernimiento Personal
Por John Macarthur
Este artículo detalla un plan práctico para cultivar un discernimiento personal en la vida cristiana. La importancia de un discernimiento personal no puede ser subestimada porque aquellos quienes son incapaces de distinguir el bien del mal muy probablemente caerán en un serio error. Los cristianos necesitan darse cuenta que este error vienen en muchas maneras, y a menudos parece bueno a primera instancia –es por esto que se llama decepción. Sin embrago, Dios ha dado a sus hijos todo lo que necesitan para “examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (1 Tes. 5:21-22). Pero podemos estar confiados de que aquellos que aprenden a pensar bíblicamente estará correctamente equipados para “apartarse de los lazos de la muerte” (Prov. 14:27). Al hacer la pregunta: “¿Cómo podemos hacer esto?” –y buscando en la Palabra de Dios para encontrar la respuesta –este artículo nos ayudar a descubrir y a rechazar el “oro falso”.
Cuando Aben Johnson vendió su estación de televisión con base en Detroit en 1997, el comenzó arduamente a investigar piedras preciosas. Mientras el salpicaba de diamantes desde 1988, el ahora tenía el capital que necesitaba para comprar las piedras mas raras que pudiera adquirir con dinero. El gastó tres millones de dólares en un diamante azul llamado Streeter que Sam Walton (fundador de Wal Mart) que ganó en un juego de poker a un hombre llamado Streeter. Johnson gastó $2.7 millones de una colección de diamantes llamada los Azules Rusos. Invirtió otros diecisiete millones de dólares en la colección Sylvia Walton –un paquete de diamantes que pertenecía a la hija de Sam Walton. En total, Jonson invirtió unos ochenta y tres millones de dólares en gemas costosas.
Pero de lo que Johnson no se dio cuenta fue que estas tres famosos llamados diamantes, los cuales el pensaba que eran invaluables, eral realmente sin valor. Las piedras eran en realidad zirconio cúbica, topacio azul, citrina y otras gemas económicas. Por si fuera poco, Sam Walton nunca tuvo una hija llamada Sylvia.
Cuando Johnson se dio cuenta que este joyero originario de Florida, Jack Hasson, lo había defraudó, presentó una demanda. Un año más tarde, en 1999. El FBI arrestó a Hasson por fraude. En el 2000 fue condenado y sentenciado a cuarenta años de prisión y se le obligó a pagar más de setenta y ocho millones de dólares en restitución.
A pesar de sus esfuerzos legales, Jonson nunca pudo recuperar completamente los ochenta y tres millones de dólares. Si solamente el hubiese ejercido un poco de discernimiento antes de despedirse de sus millones. Algunas pruebas simples de diamantes mediante un especialista en gemas o un valuador pudieran haberle ahorrado un montón de dinero y problemas.
Una prueba utilizando un medidor de conductancia térmico, otro con un microscopio. Tales pruebas de autenticidad ciertamente parecen ser dignas de esfuerzo cuando millones de dólares están en juego. Sin embargo, al igual que Aben Jonson, los cristianos a menudo caen en trucos de engaño, y nosotros tenemos algo infinitamente más valioso que diamantes en juego –a saber, la gloria de Dios.
Afortunadamente, por la gracia de Dios tenemos un estándar en el cual probar la autenticidad de cualquier mensaje religiosos entrante. Es por esto que aun cuando somos bombardeados con fraudes doctrinales e imitaciones espirituales necesitamos no perder la esperanza. Dios no nos ha dejado indefensos. Armándonos con SU Palabra, El nos ha dado todo lo que necesitamos para la “vida y la piedad” (2 Ped. 1:3)
TENDENCIAS, TRADICIONES Y LA SUFICIENCIA DE LA ESCRITURA
Nuestra dependencia en las Escrituras e vuelven más y más cruciales cada día, al introducirse nuevos errores en la iglesia y al continuar reapareciendo los antiguos errores. Por un lado los programas y filosofías “nuevos y mejorados” nos resultan atractivos con llamadas de sirena. Ya sea si son nuevas formas de evangelizar o nuevas formas de llenar auditorios, estas tendencias novedosas siempre parecen proveer la solución perfecta para las necesidades actuales de la iglesia. Pero estas nuevas “soluciones” basadas principalmente en sabiduría secular y dirigidas pro lo que funciona, no resuelven realmente nada. Sugiriendo que los métodos “antiguos y originales” del Nuevo Testamento ya no son suficientes para hoy, estas tendencias teológicas realmente son solo filosofías mundanas y vestimentas religiosas.
Por el otro lado, las tradiciones teológicas (algunas de siglos de antigüedad) también compiten por nuestra atención., muchas de estas tradiciones son buenas, pero algunas de ellas no. Y han sido establecidas para casi todo aspecto del pensamiento cristiano, desde métodos de gobierno de la iglesia hasta filosofías de interpretación de la Biblia. A diferencia de su contraparte “nuevas y mejoradas”, estos sistemas históricos resultan atractivos por su herencia distinguida para una credibilidad adicional. Sin embargo, cuando estas legados teológicos comienzan a remplazar las enseñanzas claras de la Escritura (como sucedió, por ejemplo, en la iglesia católica romana), los resultados son desastrosos.
Así que, ¿Cómo pueden los creyentes discernir entre tendencias, tradiciones y la verdad? La respuesta a esta pregunta comienza con las Escrituras. Dios nos ha dado Su Palabra para que podamos evaluar cada mensaje espiritual que recibimos, discriminando entre lo que es correcto y lo que es erróneo. En 2 Timoteo 3:16-17, el apóstol Pablo lo dice así:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarg:uir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¿Quiere usted estar preparado para toda buena obra? ¿Quiere ser capaz de enseñar la verdad y corregir el error? Si es así, usted debe ser un estudiante de las Escrituras –confiando que Su Palabra es una guía suficiente para cualquier problema que usted encuentre. El laberinto de pensamiento religioso moderno no coincide con la Espada del Espíritu, la cual “discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12)
UN PLAN PRÁCTICO PARA DESARROLLAR EL DISCERNIMIENTO
Así que, prácticamente ablando ¿Cómo pueden los cristianos comenzar a aplicar el discernimiento bíblico a sus vidas diarias? ¿Cómo puede preparase usted mismo para la batalla? ¿Cómo puede asegurarse de que usted esta cuidando la verdad de la Palabra de Dios, para que usted pueda fielmente transmitirla a la siguiente generación? Yo cree que la Escritura nos el siguiente plan para seguirlo nosotros.
DESEAR SABIDUDRIA
PASO 1 es desear. Proverbios 2:3-6 dice: “Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.”
Si no tenemos deseo de discernir, no podremos discernir. Si somos guiados por un deseo de ser feliz, saludables, afluentes, prósperos, confortables, autosatisfechos, nunca podremos ser personas de discernimiento. Si nuestros sentimientos determinan lo que creemos, no podemos discernir. Si subyugamos nuestras mentes por alguna autoridad eclesiástica terrenal y creemos ciegamente lo que se nos dice, socavamos el discernimiento. A menos que estemos dispuestos a examinar todas las cosas cuidadosamente no podremos esperar tener alguna defensa en contra de una fe imprudente
El deseo de discernimiento es un deseo que nace de la humildad. Es la humildad la que reconoce nuestra propio potencial de auto-engaño (“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” -Jer. 17:9) es la humildad la que desconfía se los sentimientos personales y nos hace despreciar nuestra autosuficiencia (“pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades.” -2 Cor. 12:5). Es la humildad las nos vuelve ala Palabra de Dios como nuestro juez final para todas las cosas (“escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” –Hech. 17:11).
Nadie tiene un monopolio de la verdad. Yo ciertamente no. Yo no tengo respuestas confiables dentro de mí mismo. Mi corazón es susceptible al autoengaño como el de cualquiera. Mis sentimientos son indignos de confianza como los de cualquiera. No soy inmune al engaño de Satanás. Eso es cierto para todos nosotros. Nuestra única defensa en contra de la doctrina falsa es tener discernimiento, para desconfiar de nuestras propias emociones, para mantener nuestros sentidos en sospecha, para examinar todas las cosas, para probar toda afirmación de verdad con la medida de la Escritura y para manejar la Palabra de Dios con gran cuidado.
El deseo de personas de discernimiento por tanto complica una visión elevada de la Escritura conectada con un entusiasmo por el entenderla correctamente. Dios requiere esa misma actitud (2 Tim 2:15)
ORE POR DISCERNIMIENTO
PASO 2 es orar. Después del deseo, naturalmente sigue la oración. La ració es la expresión del deseo del corazón de Dios.
Cuando Salomón se convirtió en rey después d ela muere de David, el Señor le apareción en un sueño y le dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5). Salomón no pudo pdrila nada más. El EL pudo haberle pedido riqueza materiales, poder, victoria sobre sus enemigos o cualquier cosa que el quisiera. Pero Salomón le pidió discernimiento: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?”(v.9). La Escritura dice: “Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.” (v.10).
Más aun, el Señor le dijo a Salomón:
Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.(vv. 11-14)
Note que Dios elogió a Salomón porque su petición era totalmente desinteresada: “Porque has demandado esto, y no pediste para ti…” El egoísmo es incompatible con el verdadero discernimiento. Las personas que desean discernimiento deben estar dispuestas a dejar de pensar en sí mismos.
El evangelicalismo moderno, enamorado de la psicología y la autoestima, ha producido una generación de creyentes abstraídos que no pueden ser personas con discernimiento. Todo su interés en las cosas espirituales está enfocado en el ego. Están interesados solo en satisfacer sus propias necesidades.
Salomón no hizo esto. Aunque el tuvo la oportunidad de pedir por larga vida, prosperidad personal, salud y bienestar, el evitó todo eso y en lugar de esto pidió discernimiento. Por lo tanto Dios también le dio riquezas, honor, y vida larga en tanto anduvo en los caminos del Señor.
Santiago 1:5 promete que el Señor consentirá la oración por discernimiento generosamente: “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
OBEDEZCA LA VERDAD
Alguien podría señalar que con toda la abundancia de sabiduría, Salomón sin embargo fue un fracaso pésimo al final de su vida (1 Reyes 11:4-11). “Y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (v.4) La Escritura registra esta triste valoración de el hombre mas sabio que ha vivido:
4Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. 5Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. 6E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. 7Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. 8Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. 9Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, 10y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. 11Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.
Pero Salomón no fracasó repentinamente al final de su vida. Las semillas de la muerte se sembraron desde el principio. Primero de Reyes 3, el mismo capítulo que registra la petición de Salomón por discernimiento, también revela que Salomón: “Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto” (v.1). el versículo 3 nos dice: “Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos”.
Desde el principio su obediencia fue deficiente. Seguramente con toda sus sabiduría el sabia más, pero el toleró el compromiso y la idolatría entre el pueblo de Dios (v.2) –¡y aun participó en cierta idolatría por sí mismo!
El discernimiento no es suficiente aparte de la obediencia. ¿Que beneficio es conocer la verdad si fallamos en actuar correctamente? Esto es lo que Santiago escribe: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Sant. 1:22). El fracaso en obedecer es un autoengaño; no es discernimiento verdadero, no importa que tanto conocimiento intelectual podamos poseer. Salomó es una evidencia bíblica de que aun el verdadero discernimiento puede llevarnos a un camino de autoengaño destructivo. La desobediencia inevitablemente socava el discernimiento. La única manera de protegernos en contra de eso es ser hacedores de la Palabra y no solamente oidores.
SIGA A LÍDERES CON DISCERNIMIENTO
El cuarto paso en nuestra serie hacia un discernimiento bíblico es este: emule a aquellos que demuestren un buen discernimiento. No siga el liderazgo de personas que ellos mismos son “llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (Efes. 4:14). Busque líderes quienes manifiesten la capacidad de discernir, analizar y refutar el error, y enseñen las Escrituras claramente y con exactitud. Escuche predicadores que correctamente expliquen la Palabra de Dios. Que sean analíticos y cuidadosos con las Escrituras. Aprenda de personas que entiendan donde el error a atacado a la iglesia históricamente.
Yo lo hago. Hay ciertos autores que han demostrado su habilidad en manejar bien la Palabra y en cuyo juicio he venido a confiar. Cuando hay algún tema difícil (un problema teológico, un área de controversia, una nueva enseñanza o lo que sea) me vuelvo a estos autores primero para saber que piensan sobre esto. No pediría la ayudada de una fuente poco fiable o de un teólogo no importante. Quiero saber lo que han dicho los que son hábiles en exponer el error y están dotados en presentar la verdad.
Casi cada época de la historia de la iglesia ha tenido hombres de discernimiento. Sus escritos permanecen como invaluables recursos para cualquiera que desee cultivar el discernimiento. Martyn Lloyd-Jones y J. Gresham Machen son solo dos entre muchos del siglo pasado que se han distinguido en la batalla por la verdad Charles Spurgeon, Charles Hodge, y una serie de otros escritores del siglo diecinueve dejaron un legado rico de material escrito para ayudarnos a discernir entre la verdad y el error. En el siglo siguiente a ese, Thomas Boston, Jonathan Edwards y George Whitefield lucharon por la verdad, como lo hicieron muchos otros. La época anterior fue la era puritana –los siglos diecisiete y dieciséis, el cual nos dejaron indudablemente un catálogo rico de recursos para el discernimiento. Anterior a esto, los reformadores lucharon valientemente por la verdad de la Palabra de Dios en contra de las tradiciones de los hombres. Casi en cada época antes de la reforma también tuvo hombres piadosos de discernimiento quienes se mantuvieron firmes en contra del error y defendieron la verdad de la Palabra de Dios. Agustín, por ejemplo, precedió a Juan Calvino por mas de mil años, pero el luchó exactamente las mismas batallas teológicas y proclamaron precisamente las mismas doctrinas. Calvino y los Reformadores recurrieron mucho a los escritos de Agustín al enmarcar sus propios argumentos en contra del error. En el año 325 a.C. un contemporáneo de Agustín, Atanasio, tomó una posición decisiva en ira del Arrianismo, el mismo error que ha sido perpetuado por los Testigos de Jehová del día moderno. Sus escritos se mantienen hoy como una respuesta definitiva a ese error.
Muchos del legado escrito dejado por estos gigantes espirituales aun están disponibles el día de hoy. Podemos aprender todos de estos hombres de discernimiento –y haríamos bien en emular la claridad con la cual hablaron la verdad en contra del error.
Aquellos que pueden exponer y responder los errores de los falsos maestros son colocados en el cuerpo de Cristo para ayudarnos a todos a pensar críticamente y claramente. Aprende de ellos.
DEPENDA DEL ESPIRITU SANTO
Tan importantes como sean los ejemplos humanos, sin embargo, el Espíritu de Dios finamente es El verdadero Discernidor. Es su papel guiarnos a toda verdad (Juan 16:13). Primera Corintos 2:11 dice: “Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Pablo continúa escribiendo:
12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (vv.12-15)
Así que el discernimiento finalmente depende del Espíritu Santo. Al ser llenos y controlados por el Espíritu de Dios, El nos hace que discernamos.
ESTUDIE LAS ESCRITURAS
Finalmente llegamos al punto que repetidamente se hace. Y no puede ser puesto demasiado énfasis: El verdadero discernimiento requiere un estudio diligente de las Escrituras. Ninguno de los otros pasos es suficiente aparte de este. Nadie puede verdaderamente discernir aparte del dominio de a Palabra de Dios. Todo el deseo del mundo de sabiduría no puede traer discernimiento si no hay estudio de la Palabra. La oración no es suficiente, se necesita el estudio de las Escrituras. La obediencia sola no es suficiente. Buenos modelos a imitar tampoco lo harán. Si usted realmente quiere tener discernimiento, usted debe diligentemente estudiar la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es donde usted aprenderá los principios del discernimiento. Es allí donde aprenderá la verdad. Solo allí puede usted seguir el camino a la madurez.
El discernimiento surge solo en un entorno de estudio y enseñanza fiel de la Biblia. Note esto en Hechos 20, donde Pablo estaba dejando a los ancianos de Efeso, el les advirtió acerca de las influencias mortales que pudieran amenazarlos en su ausencia (vv. 28-31). El les alentó a estar en guardia y sobre alerta (vv.28, 31). ¿Cómo? Que garantía podía dejarles para ayudarlos a protegerlos de los ataques de Satanás? Solo la Palabra de Dios: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (v.32).
Miremos una vez más de cerca de 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” Note lo que este mandato a Timoteo implica. Primero, nos dice que una persona con discernimiento debe ser capaz de distinguir entre la Palabra de Verdad y las “vanas palabrerías” mencionadas en el verso 16. Esto parecería ser as que obvio, pero no puede darse por sentado. La tarea de separar la Palabra de Dios de la insensatez humana realmente posee un desafío tremendo para muchos hoy en día. Una mirada a algunas de las tonterías que proliferan en las iglesias y en los medios de comunicación cristianos confirmaría que esto es cierto. O note los montones crecientes de libros “cristianos” pregonando puntos de vista raros. Debemos rechazar tal insensatez y dedicarnos a la Palabra de Dios. Debemos ser capaces de distinguir entre la verdad y el error.
Además, Pablo dice que este obrero aprobado “no tiene de que avergonzarse”. La palabra “avergonzarse” es muy importante para todo el punto de Pablo. Cualquier obrero descuidado debe avergonzarse de un trabajo de mala calidad. Pero el siervo del Señor, usando bien la Palabra de Verdad sin cuidado alguno, tiene infinitamente más de que avergonzarse.
Lo que Pablo sugiere en este pasaje es que seremos avergonzados ante Dios mismo y si fallamos en usar la Palabra de Verdad con discernimiento. Si no podemos distinguir la verdad de la palabrería mundana y vacía, si no podemos identificar y refutar a los falsos maestros, o si no podemos usar la verdad de Dios con destreza y entendimiento, debemos estar avergonzados.
Y si tenemos que trazar la Palabra de Verdad correctamente, entonces debemos ser muy diligentes en estudiarla. No hay atajos. Solo al dominar la Palabra de Dios seremos “perfecto[s], enteramente preparado[s] para toda buena obra.”
MANTENGASE EN CRECIMIENTO
Puesto en forma simple, la madurez espiritual es el proceso de aprender a discernir. De hecho, el sendero para el verdadero discernimiento es el sendero al crecimiento espiritual y viceversa. El crecimiento en la gracia es el proceso que seguimos en esta vida. Ningún cristiano alcanzará una completa madurez hasta que esté en el cielo. “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (1 Cor. 13:12). Debemos continuamente “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (1 Ped. 3:18). Debemos tener hambre por “la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (2 Ped. 2:2).
Al madurar, nuestros sentidos son ejercitados para discernir el bien del mal (Heb. 5:1). Al dejar de ser niños, ganamos estabilidad (efes. 4:14-15). Las personas maduras son personas con discernimiento.
Del mundo natural aprendemos esto. La mayor parte de la responsabilidad de todo padre es entrenar a sus hijos en el discernimiento. Continuamente se lo enseñamos, aun cuando nuestros hijos se vuelven adolescentes. Les ayudamos a que piensen las cosas y entiendan lo que es sabio y lo que no sabio, y los orientamos a elijan decisiones correctas. Les ayudamos a discernir. De hecho, la meta del ser padre es levantar hijos con discernimiento. No sucede automáticamente, y no sucede si una instrucción diligente y de toda la vida.
Lo mismo es cierto en la espiritualidad. Usted no ora por discernimiento y de repente despierta con abundante sabiduría. Es un proceso de crecimiento.
Manténgase en el sendero de la madurez. Algunas veces involucra sufrimiento y pruebas (Stgo. 1:2-4; 1 Ped. 5:1) a menudo es necesario un castigo divino (Heb. 12:11). Siempre requiere disciplina personal (1 Tim. 4:7-8). Pero la recompensa es abundante.
13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino.15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen… 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo,22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. (Prov. 3:13-18, 21-23).
En estas riquezas, a diferencia de los diamantes, conservará su valor y brillantez por toda la eternidad. La alternativa es una vida de confusión teológica, donde los tesoros espirituales son confundidos con las falsificaciones espirituales.
(Oseas 14:9) 9¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.
Por John Macarthur
Este artículo detalla un plan práctico para cultivar un discernimiento personal en la vida cristiana. La importancia de un discernimiento personal no puede ser subestimada porque aquellos quienes son incapaces de distinguir el bien del mal muy probablemente caerán en un serio error. Los cristianos necesitan darse cuenta que este error vienen en muchas maneras, y a menudos parece bueno a primera instancia –es por esto que se llama decepción. Sin embrago, Dios ha dado a sus hijos todo lo que necesitan para “examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (1 Tes. 5:21-22). Pero podemos estar confiados de que aquellos que aprenden a pensar bíblicamente estará correctamente equipados para “apartarse de los lazos de la muerte” (Prov. 14:27). Al hacer la pregunta: “¿Cómo podemos hacer esto?” –y buscando en la Palabra de Dios para encontrar la respuesta –este artículo nos ayudar a descubrir y a rechazar el “oro falso”.
Cuando Aben Johnson vendió su estación de televisión con base en Detroit en 1997, el comenzó arduamente a investigar piedras preciosas. Mientras el salpicaba de diamantes desde 1988, el ahora tenía el capital que necesitaba para comprar las piedras mas raras que pudiera adquirir con dinero. El gastó tres millones de dólares en un diamante azul llamado Streeter que Sam Walton (fundador de Wal Mart) que ganó en un juego de poker a un hombre llamado Streeter. Johnson gastó $2.7 millones de una colección de diamantes llamada los Azules Rusos. Invirtió otros diecisiete millones de dólares en la colección Sylvia Walton –un paquete de diamantes que pertenecía a la hija de Sam Walton. En total, Jonson invirtió unos ochenta y tres millones de dólares en gemas costosas.
Pero de lo que Johnson no se dio cuenta fue que estas tres famosos llamados diamantes, los cuales el pensaba que eran invaluables, eral realmente sin valor. Las piedras eran en realidad zirconio cúbica, topacio azul, citrina y otras gemas económicas. Por si fuera poco, Sam Walton nunca tuvo una hija llamada Sylvia.
Cuando Johnson se dio cuenta que este joyero originario de Florida, Jack Hasson, lo había defraudó, presentó una demanda. Un año más tarde, en 1999. El FBI arrestó a Hasson por fraude. En el 2000 fue condenado y sentenciado a cuarenta años de prisión y se le obligó a pagar más de setenta y ocho millones de dólares en restitución.
A pesar de sus esfuerzos legales, Jonson nunca pudo recuperar completamente los ochenta y tres millones de dólares. Si solamente el hubiese ejercido un poco de discernimiento antes de despedirse de sus millones. Algunas pruebas simples de diamantes mediante un especialista en gemas o un valuador pudieran haberle ahorrado un montón de dinero y problemas.
Una prueba utilizando un medidor de conductancia térmico, otro con un microscopio. Tales pruebas de autenticidad ciertamente parecen ser dignas de esfuerzo cuando millones de dólares están en juego. Sin embargo, al igual que Aben Jonson, los cristianos a menudo caen en trucos de engaño, y nosotros tenemos algo infinitamente más valioso que diamantes en juego –a saber, la gloria de Dios.
Afortunadamente, por la gracia de Dios tenemos un estándar en el cual probar la autenticidad de cualquier mensaje religiosos entrante. Es por esto que aun cuando somos bombardeados con fraudes doctrinales e imitaciones espirituales necesitamos no perder la esperanza. Dios no nos ha dejado indefensos. Armándonos con SU Palabra, El nos ha dado todo lo que necesitamos para la “vida y la piedad” (2 Ped. 1:3)
TENDENCIAS, TRADICIONES Y LA SUFICIENCIA DE LA ESCRITURA
Nuestra dependencia en las Escrituras e vuelven más y más cruciales cada día, al introducirse nuevos errores en la iglesia y al continuar reapareciendo los antiguos errores. Por un lado los programas y filosofías “nuevos y mejorados” nos resultan atractivos con llamadas de sirena. Ya sea si son nuevas formas de evangelizar o nuevas formas de llenar auditorios, estas tendencias novedosas siempre parecen proveer la solución perfecta para las necesidades actuales de la iglesia. Pero estas nuevas “soluciones” basadas principalmente en sabiduría secular y dirigidas pro lo que funciona, no resuelven realmente nada. Sugiriendo que los métodos “antiguos y originales” del Nuevo Testamento ya no son suficientes para hoy, estas tendencias teológicas realmente son solo filosofías mundanas y vestimentas religiosas.
Por el otro lado, las tradiciones teológicas (algunas de siglos de antigüedad) también compiten por nuestra atención., muchas de estas tradiciones son buenas, pero algunas de ellas no. Y han sido establecidas para casi todo aspecto del pensamiento cristiano, desde métodos de gobierno de la iglesia hasta filosofías de interpretación de la Biblia. A diferencia de su contraparte “nuevas y mejoradas”, estos sistemas históricos resultan atractivos por su herencia distinguida para una credibilidad adicional. Sin embargo, cuando estas legados teológicos comienzan a remplazar las enseñanzas claras de la Escritura (como sucedió, por ejemplo, en la iglesia católica romana), los resultados son desastrosos.
Así que, ¿Cómo pueden los creyentes discernir entre tendencias, tradiciones y la verdad? La respuesta a esta pregunta comienza con las Escrituras. Dios nos ha dado Su Palabra para que podamos evaluar cada mensaje espiritual que recibimos, discriminando entre lo que es correcto y lo que es erróneo. En 2 Timoteo 3:16-17, el apóstol Pablo lo dice así:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarg:uir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¿Quiere usted estar preparado para toda buena obra? ¿Quiere ser capaz de enseñar la verdad y corregir el error? Si es así, usted debe ser un estudiante de las Escrituras –confiando que Su Palabra es una guía suficiente para cualquier problema que usted encuentre. El laberinto de pensamiento religioso moderno no coincide con la Espada del Espíritu, la cual “discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12)
UN PLAN PRÁCTICO PARA DESARROLLAR EL DISCERNIMIENTO
Así que, prácticamente ablando ¿Cómo pueden los cristianos comenzar a aplicar el discernimiento bíblico a sus vidas diarias? ¿Cómo puede preparase usted mismo para la batalla? ¿Cómo puede asegurarse de que usted esta cuidando la verdad de la Palabra de Dios, para que usted pueda fielmente transmitirla a la siguiente generación? Yo cree que la Escritura nos el siguiente plan para seguirlo nosotros.
DESEAR SABIDUDRIA
PASO 1 es desear. Proverbios 2:3-6 dice: “Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.”
Si no tenemos deseo de discernir, no podremos discernir. Si somos guiados por un deseo de ser feliz, saludables, afluentes, prósperos, confortables, autosatisfechos, nunca podremos ser personas de discernimiento. Si nuestros sentimientos determinan lo que creemos, no podemos discernir. Si subyugamos nuestras mentes por alguna autoridad eclesiástica terrenal y creemos ciegamente lo que se nos dice, socavamos el discernimiento. A menos que estemos dispuestos a examinar todas las cosas cuidadosamente no podremos esperar tener alguna defensa en contra de una fe imprudente
El deseo de discernimiento es un deseo que nace de la humildad. Es la humildad la que reconoce nuestra propio potencial de auto-engaño (“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” -Jer. 17:9) es la humildad la que desconfía se los sentimientos personales y nos hace despreciar nuestra autosuficiencia (“pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades.” -2 Cor. 12:5). Es la humildad las nos vuelve ala Palabra de Dios como nuestro juez final para todas las cosas (“escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” –Hech. 17:11).
Nadie tiene un monopolio de la verdad. Yo ciertamente no. Yo no tengo respuestas confiables dentro de mí mismo. Mi corazón es susceptible al autoengaño como el de cualquiera. Mis sentimientos son indignos de confianza como los de cualquiera. No soy inmune al engaño de Satanás. Eso es cierto para todos nosotros. Nuestra única defensa en contra de la doctrina falsa es tener discernimiento, para desconfiar de nuestras propias emociones, para mantener nuestros sentidos en sospecha, para examinar todas las cosas, para probar toda afirmación de verdad con la medida de la Escritura y para manejar la Palabra de Dios con gran cuidado.
El deseo de personas de discernimiento por tanto complica una visión elevada de la Escritura conectada con un entusiasmo por el entenderla correctamente. Dios requiere esa misma actitud (2 Tim 2:15)
ORE POR DISCERNIMIENTO
PASO 2 es orar. Después del deseo, naturalmente sigue la oración. La ració es la expresión del deseo del corazón de Dios.
Cuando Salomón se convirtió en rey después d ela muere de David, el Señor le apareción en un sueño y le dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5). Salomón no pudo pdrila nada más. El EL pudo haberle pedido riqueza materiales, poder, victoria sobre sus enemigos o cualquier cosa que el quisiera. Pero Salomón le pidió discernimiento: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?”(v.9). La Escritura dice: “Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.” (v.10).
Más aun, el Señor le dijo a Salomón:
Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.(vv. 11-14)
Note que Dios elogió a Salomón porque su petición era totalmente desinteresada: “Porque has demandado esto, y no pediste para ti…” El egoísmo es incompatible con el verdadero discernimiento. Las personas que desean discernimiento deben estar dispuestas a dejar de pensar en sí mismos.
El evangelicalismo moderno, enamorado de la psicología y la autoestima, ha producido una generación de creyentes abstraídos que no pueden ser personas con discernimiento. Todo su interés en las cosas espirituales está enfocado en el ego. Están interesados solo en satisfacer sus propias necesidades.
Salomón no hizo esto. Aunque el tuvo la oportunidad de pedir por larga vida, prosperidad personal, salud y bienestar, el evitó todo eso y en lugar de esto pidió discernimiento. Por lo tanto Dios también le dio riquezas, honor, y vida larga en tanto anduvo en los caminos del Señor.
Santiago 1:5 promete que el Señor consentirá la oración por discernimiento generosamente: “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
OBEDEZCA LA VERDAD
Alguien podría señalar que con toda la abundancia de sabiduría, Salomón sin embargo fue un fracaso pésimo al final de su vida (1 Reyes 11:4-11). “Y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (v.4) La Escritura registra esta triste valoración de el hombre mas sabio que ha vivido:
4Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. 5Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. 6E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. 7Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. 8Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. 9Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, 10y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. 11Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.
Pero Salomón no fracasó repentinamente al final de su vida. Las semillas de la muerte se sembraron desde el principio. Primero de Reyes 3, el mismo capítulo que registra la petición de Salomón por discernimiento, también revela que Salomón: “Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto” (v.1). el versículo 3 nos dice: “Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos”.
Desde el principio su obediencia fue deficiente. Seguramente con toda sus sabiduría el sabia más, pero el toleró el compromiso y la idolatría entre el pueblo de Dios (v.2) –¡y aun participó en cierta idolatría por sí mismo!
El discernimiento no es suficiente aparte de la obediencia. ¿Que beneficio es conocer la verdad si fallamos en actuar correctamente? Esto es lo que Santiago escribe: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Sant. 1:22). El fracaso en obedecer es un autoengaño; no es discernimiento verdadero, no importa que tanto conocimiento intelectual podamos poseer. Salomó es una evidencia bíblica de que aun el verdadero discernimiento puede llevarnos a un camino de autoengaño destructivo. La desobediencia inevitablemente socava el discernimiento. La única manera de protegernos en contra de eso es ser hacedores de la Palabra y no solamente oidores.
SIGA A LÍDERES CON DISCERNIMIENTO
El cuarto paso en nuestra serie hacia un discernimiento bíblico es este: emule a aquellos que demuestren un buen discernimiento. No siga el liderazgo de personas que ellos mismos son “llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (Efes. 4:14). Busque líderes quienes manifiesten la capacidad de discernir, analizar y refutar el error, y enseñen las Escrituras claramente y con exactitud. Escuche predicadores que correctamente expliquen la Palabra de Dios. Que sean analíticos y cuidadosos con las Escrituras. Aprenda de personas que entiendan donde el error a atacado a la iglesia históricamente.
Yo lo hago. Hay ciertos autores que han demostrado su habilidad en manejar bien la Palabra y en cuyo juicio he venido a confiar. Cuando hay algún tema difícil (un problema teológico, un área de controversia, una nueva enseñanza o lo que sea) me vuelvo a estos autores primero para saber que piensan sobre esto. No pediría la ayudada de una fuente poco fiable o de un teólogo no importante. Quiero saber lo que han dicho los que son hábiles en exponer el error y están dotados en presentar la verdad.
Casi cada época de la historia de la iglesia ha tenido hombres de discernimiento. Sus escritos permanecen como invaluables recursos para cualquiera que desee cultivar el discernimiento. Martyn Lloyd-Jones y J. Gresham Machen son solo dos entre muchos del siglo pasado que se han distinguido en la batalla por la verdad Charles Spurgeon, Charles Hodge, y una serie de otros escritores del siglo diecinueve dejaron un legado rico de material escrito para ayudarnos a discernir entre la verdad y el error. En el siglo siguiente a ese, Thomas Boston, Jonathan Edwards y George Whitefield lucharon por la verdad, como lo hicieron muchos otros. La época anterior fue la era puritana –los siglos diecisiete y dieciséis, el cual nos dejaron indudablemente un catálogo rico de recursos para el discernimiento. Anterior a esto, los reformadores lucharon valientemente por la verdad de la Palabra de Dios en contra de las tradiciones de los hombres. Casi en cada época antes de la reforma también tuvo hombres piadosos de discernimiento quienes se mantuvieron firmes en contra del error y defendieron la verdad de la Palabra de Dios. Agustín, por ejemplo, precedió a Juan Calvino por mas de mil años, pero el luchó exactamente las mismas batallas teológicas y proclamaron precisamente las mismas doctrinas. Calvino y los Reformadores recurrieron mucho a los escritos de Agustín al enmarcar sus propios argumentos en contra del error. En el año 325 a.C. un contemporáneo de Agustín, Atanasio, tomó una posición decisiva en ira del Arrianismo, el mismo error que ha sido perpetuado por los Testigos de Jehová del día moderno. Sus escritos se mantienen hoy como una respuesta definitiva a ese error.
Muchos del legado escrito dejado por estos gigantes espirituales aun están disponibles el día de hoy. Podemos aprender todos de estos hombres de discernimiento –y haríamos bien en emular la claridad con la cual hablaron la verdad en contra del error.
Aquellos que pueden exponer y responder los errores de los falsos maestros son colocados en el cuerpo de Cristo para ayudarnos a todos a pensar críticamente y claramente. Aprende de ellos.
DEPENDA DEL ESPIRITU SANTO
Tan importantes como sean los ejemplos humanos, sin embargo, el Espíritu de Dios finamente es El verdadero Discernidor. Es su papel guiarnos a toda verdad (Juan 16:13). Primera Corintos 2:11 dice: “Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Pablo continúa escribiendo:
12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (vv.12-15)
Así que el discernimiento finalmente depende del Espíritu Santo. Al ser llenos y controlados por el Espíritu de Dios, El nos hace que discernamos.
ESTUDIE LAS ESCRITURAS
Finalmente llegamos al punto que repetidamente se hace. Y no puede ser puesto demasiado énfasis: El verdadero discernimiento requiere un estudio diligente de las Escrituras. Ninguno de los otros pasos es suficiente aparte de este. Nadie puede verdaderamente discernir aparte del dominio de a Palabra de Dios. Todo el deseo del mundo de sabiduría no puede traer discernimiento si no hay estudio de la Palabra. La oración no es suficiente, se necesita el estudio de las Escrituras. La obediencia sola no es suficiente. Buenos modelos a imitar tampoco lo harán. Si usted realmente quiere tener discernimiento, usted debe diligentemente estudiar la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es donde usted aprenderá los principios del discernimiento. Es allí donde aprenderá la verdad. Solo allí puede usted seguir el camino a la madurez.
El discernimiento surge solo en un entorno de estudio y enseñanza fiel de la Biblia. Note esto en Hechos 20, donde Pablo estaba dejando a los ancianos de Efeso, el les advirtió acerca de las influencias mortales que pudieran amenazarlos en su ausencia (vv. 28-31). El les alentó a estar en guardia y sobre alerta (vv.28, 31). ¿Cómo? Que garantía podía dejarles para ayudarlos a protegerlos de los ataques de Satanás? Solo la Palabra de Dios: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (v.32).
Miremos una vez más de cerca de 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” Note lo que este mandato a Timoteo implica. Primero, nos dice que una persona con discernimiento debe ser capaz de distinguir entre la Palabra de Verdad y las “vanas palabrerías” mencionadas en el verso 16. Esto parecería ser as que obvio, pero no puede darse por sentado. La tarea de separar la Palabra de Dios de la insensatez humana realmente posee un desafío tremendo para muchos hoy en día. Una mirada a algunas de las tonterías que proliferan en las iglesias y en los medios de comunicación cristianos confirmaría que esto es cierto. O note los montones crecientes de libros “cristianos” pregonando puntos de vista raros. Debemos rechazar tal insensatez y dedicarnos a la Palabra de Dios. Debemos ser capaces de distinguir entre la verdad y el error.
Además, Pablo dice que este obrero aprobado “no tiene de que avergonzarse”. La palabra “avergonzarse” es muy importante para todo el punto de Pablo. Cualquier obrero descuidado debe avergonzarse de un trabajo de mala calidad. Pero el siervo del Señor, usando bien la Palabra de Verdad sin cuidado alguno, tiene infinitamente más de que avergonzarse.
Lo que Pablo sugiere en este pasaje es que seremos avergonzados ante Dios mismo y si fallamos en usar la Palabra de Verdad con discernimiento. Si no podemos distinguir la verdad de la palabrería mundana y vacía, si no podemos identificar y refutar a los falsos maestros, o si no podemos usar la verdad de Dios con destreza y entendimiento, debemos estar avergonzados.
Y si tenemos que trazar la Palabra de Verdad correctamente, entonces debemos ser muy diligentes en estudiarla. No hay atajos. Solo al dominar la Palabra de Dios seremos “perfecto[s], enteramente preparado[s] para toda buena obra.”
MANTENGASE EN CRECIMIENTO
Puesto en forma simple, la madurez espiritual es el proceso de aprender a discernir. De hecho, el sendero para el verdadero discernimiento es el sendero al crecimiento espiritual y viceversa. El crecimiento en la gracia es el proceso que seguimos en esta vida. Ningún cristiano alcanzará una completa madurez hasta que esté en el cielo. “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (1 Cor. 13:12). Debemos continuamente “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (1 Ped. 3:18). Debemos tener hambre por “la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (2 Ped. 2:2).
Al madurar, nuestros sentidos son ejercitados para discernir el bien del mal (Heb. 5:1). Al dejar de ser niños, ganamos estabilidad (efes. 4:14-15). Las personas maduras son personas con discernimiento.
Del mundo natural aprendemos esto. La mayor parte de la responsabilidad de todo padre es entrenar a sus hijos en el discernimiento. Continuamente se lo enseñamos, aun cuando nuestros hijos se vuelven adolescentes. Les ayudamos a que piensen las cosas y entiendan lo que es sabio y lo que no sabio, y los orientamos a elijan decisiones correctas. Les ayudamos a discernir. De hecho, la meta del ser padre es levantar hijos con discernimiento. No sucede automáticamente, y no sucede si una instrucción diligente y de toda la vida.
Lo mismo es cierto en la espiritualidad. Usted no ora por discernimiento y de repente despierta con abundante sabiduría. Es un proceso de crecimiento.
Manténgase en el sendero de la madurez. Algunas veces involucra sufrimiento y pruebas (Stgo. 1:2-4; 1 Ped. 5:1) a menudo es necesario un castigo divino (Heb. 12:11). Siempre requiere disciplina personal (1 Tim. 4:7-8). Pero la recompensa es abundante.
13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino.15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen… 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo,22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. (Prov. 3:13-18, 21-23).
En estas riquezas, a diferencia de los diamantes, conservará su valor y brillantez por toda la eternidad. La alternativa es una vida de confusión teológica, donde los tesoros espirituales son confundidos con las falsificaciones espirituales.
(Oseas 14:9) 9¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.
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