martes, enero 06, 2009

El Señor Me Dijo - ¡Me parece!

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El Señor Me Dijo – ¡Me Parece!

Por Gary E. Gilley

En un boletín de prensa publicado por una denominación bautista conservadora, es presentada una historia refiriéndose a uno de sus miembros. Destacado en Irak, este soldado de edad media reveló que a menudo, cuando él luchaba con problemas de diversos tipos, “Dios simplemente me revelaba la respuesta.”  Un líder de su iglesia de regreso a casa también sostiene haber escuchado del Señor. “El Señor me dijo,” dice él, “que este joven va a ser conocido como un constructor y no un destructor en Irak”.  Hasta ahora su profecía parece haberse hecho realidad porque, aunque el soldado ha estado involucrado en combate, su “trabajo diario” es reconstruir escuelas y plantas de tratamiento de agua. Simplemente esta semana recibí un correo electrónico de un caballero que escribió: “Jesús me ha ordenado a través del Espíritu Santo que le enseñe a las personas a cómo orar, enseñarles la verdad acerca de sus sueños, y guiarlos a la presencia de Dios (utilizando la Escritura en una metodología casi paso a paso para hacer eso)”.

Parece que el Señor ha estado realmente ocupado últimamente hablándoles a sus hijos. Algunos años atrás Alistair Begg citó una encuesta manifestando que uno de tres norteamericanos adultos dicen que Dios les habla directamente.1 Y escuchar la voz de Dios no es aislado a la persona común tampoco. Un montón de líderes evangélicos afirman escuchar al Señor, algunos de ellos muy regularmente. Henry Blackaby, un proponente ávido de la revelación extrabíblica de este tipo, cuando se le pregunta cómo supo él que él estaba escuchando a Dios y no a otra fuente, da esta respuesta: “Usted viene a conocer su voz como usted le experimenta en una relación de amor. Cuando le habla Dios y usted responde, usted llegará al punto en que usted reconoce Su voz cada vez más claro”.2

¿Está Hablando Dios Hoy?

Por supuesto, eso deja colgada la pregunta importante, “¿cómo sabe uno que esta escuchando la voz del Señor en primer lugar?” ¿No será posible que la voz que muchos creen que están “escuchando” sea la voz de sus pensamientos, sus imaginaciones, sus deseos, o algo más por el estilo?

En la moda de mucho del evangelicalismo es la constante plegaria de los cristianos que escuchan a Dios, experimentar a Dios y sentir a Dios. D. A. Carson citando la crítica penetrante de un libro titulado Listening to God (Escuchando a Dios) de un amigo, escribió: “Si alguien había escrito un libro treinta años atrás con ese título, usted habría esperado que este tratara de un estudio de la Biblia, no acerca de la oración. Muchos [Christians] ahora confían mucho más en pensamientos internos que en su conocimiento de la Biblia para decidir lo que van a hacer en determinada situación”.3 Parece haber sucedido un cambio poderoso de pensamiento entre los cristianos conservadores durante los últimas pocas décadas.

¿Qué Enseña el Nuevo Testamento?

El corte final de apelación en determinar la identidad de la voz de Dios, si existe algo semejante, deben ser las instrucciones directas o al menos los ejemplos encontrados en la Escritura. Las Escrituras afirman ser la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16, 17; 2 Pedro 1:20, 21). Son inspiradas, de una vez por todas, por el Espíritu Santo, facultando a los profetas y a los apóstoles, usando sus personalidades, a escribir las palabras de Dios como él se propuso (Hebreos 1:1,2; 2:3,4; Hechos 5:12; 2 Corintios 12:12). Creo con el cierre de la Escritura, la revelación directa, infalible y autoritativa de Dios ha cesado para esta época (Apocalipsis 22:18, 19; Efesios 2:20; 3:5; Judas 3, 4; 2 Pedro 3:2). Es instructivo notar que cuándo escribió Pablo su última epístola para el pastor/amigo Timoteo acerca de guiar a la iglesia de Dios, él no alentó a Timoteo a enfocar la atención en nuevas revelaciones, impresiones, sentimientos o corazonadas. Más bien, él continuamente acudía a la Palabra de Dios y a las doctrinas contenidas en ella (2 Timoteo 2:2-14, 15; 3:15-17; 4:2-4).

Encuentro esto que es un énfasis del Nuevo Testamento. Como Donald S. Whitney nos recuerda:

El método evangelístico de Jesús y los apóstoles no nos hace instar a las personas a buscar experiencias directas con Dios; en lugar de eso se ocupa de predicar y enseñar las Escrituras (vea, por ejemplo, Marcos 1:14-15). Y Jesús no dijo que una vez que tenemos vida espiritual vivamos de acuerdo a una experiencia mística directa con Dios; más bien, “vivirá…de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16-17). Eso incluye la buena obra de crecer en el conocimiento de Dios y semejanza de Cristo. De esta manera en la Escritura el método normativo de conocer a Dios es a través de la Escritura.4

Otros Asuntos a Considerar

Aún, este tipo de encuentro Divino es considerado insípido por muchos creyentes hoy. Muchos insisten que si Dios quiere llevarse bien con nosotros en formas profundas, personales, íntimas, seguramente El nos debe hablar directa e individualmente, con la excepción de la Escritura. Si no tenemos tales experiencias, entonces no somos nada más que “deístas prácticos”. ¿Qué es lo que ha conducido a esta disposición mental que enseña que las Escrituras son inadecuadas para nuestras vidas – que alguna revelación adicional es necesaria? Permítame listar a tres competidores que ahora desafían las Escrituras como autoridad final en nuestras vidas.

La Experiencia Subjetiva

En relación a nuestro tema debemos luchar a fondo con la pregunta sobre cómo sabemos quién o lo que nos hemos encontrado en nuestras experiencias subjetivas. Toda la información que tenemos acerca de Dios y nuestra relación para con El se halla en la Biblia.  Cualquier “encuentro” aparte de la Escritura debe verificarse por la Escritura. Si eso es así entonces, ¿qué nos dice la Palabra a nosotros que esperemos en un encuentro con Dios?  Pienso que usted buscará en vano por información sobre como se puede “sentir” a Dios; en lugar de eso el registro bíblico habla de transformación. Cuando nos encontramos con Dios en el momento de la salvación somos nacidos de nuevo (Juan 3). Como cristianos encuentran a Dios, a través de la presencia internamente morando del Espíritu Santo, la marca es una vida transformada (2 Pedro 1).

D. Martin Lloyd Jones estaba al tanto de algo cuando él escribió:

Imaginemos que sigo la forma mística. Comienzo a tener experiencias; pienso que Dios me habla; ¿Cómo sé que es Dios quien me habla? ¿Cómo puedo saberla si no estoy hablando al hombre?; ¿Cómo puedo tener la seguridad de que no soy víctima de alucinaciones, puesto que esto le ha ocurrido muchos de los místicos? ¿Si yo creo en el misticismo como tal sin la Biblia, cómo sé que no estoy siendo engañado por Satanás como ángel de luz para alejarme del Dios vivo y verdadero?  No tengo un estándar.... La doctrina evangélica me dice a mí que no mire a mí mismo sino a mirar a la Palabra de Dios; no examinarme a mí mismo, sino a mirar en la revelación que me ha sido dada. Me dice que Dios sólo puede ser conocido en Su propia manera, la manera en que ha sido revelado en las Escrituras mismas.5

Por supuesto, la corriente inclinada hacia lo subjetivo en vez de lo bíblico no es nada nuevo. En cada época parece que existen bolsas de pueblo de Dios (algunas veces bolsas más grande que otras) que quieren ir más allá de la Escritura para sus experiencias espirituales.

Sinclair Ferguson escribe, en el día de Calvino: “los Espirituales” fueron un aguijón en la carne para la reforma bíblica. ¡Calvino desesperándose de ayudar a las personas quiénes sentían la necesidad de mencionar el Espíritu en cada frase que hablaban! Para los Puritanos, el movimiento de la “luz interna” constituyó un peligro similar. En ambos casos “lo que el Espíritu decía” y “lo que el espíritu [humano] escuchaba” estaba divorciado y entonces exaltado sobre la Palabra. Poniéndolo más brutalmente, el sentimiento subjetivo y la emoción dominaron sobre la revelación objetiva de la Escritura. De modo semejante, hoy lo subjetivo, lo experimental, que se orienta solo, la mente secular “confianzuda” de los 1960s ha venido a hacer nido en el mundo evangélico.6

Udo W. Middelmann lamenta: “Nuestra época, grandmente ha reemplazado debates verdaderos de contenido teológico, filosófico, y cultural con testimonios ‘personales’, experiencias anecdóticas, y visiones privados”.7

Una Clase Nueva de Revelación – Profecía del Nuevo Testamento

En Colosenses 2:18,19 Pablo se dirige a personas confundidas por experiencias místicas. Los precursores de los gnósticos enseñaron que algunas elites habían recibido el regalo de la inspiración directa a través del Espíritu Santo. Estos momentos de inspiración tuvieron lugar a través de visiones, sueños y encuentros con ángeles.8 Esto había dividido la iglesia en dos clases, los ricos y los pobres (aquellos que se creían verdaderamente espirituales y que aquellos que no habían tenido estas experiencias).

Esta clase de problema no se ha desvanecido en el pasado y es casi idéntico a las enseñanzas encontradas dentro de los diversos elementos del movimiento carismático hoy. Por ejemplo, compare lo qué Jack Deere, un teólogo líder de la Viña escribe:

Dios puede da palabras personales de dirección a los creyentes hoy eso no pueden ser encontradas en la Biblia. No creo que él dé dirección que contradiga la Biblia, pero es una dirección que no se encuentra en la Biblia.9

Pero cómo sabe una persona si él realmente está escuchando a Dios, Wayne Grudem, otro teólogo de la Viña que es un creyente mayorista en revelaciones extrabíblicas de todas clases, responde:

La revelación tiene apariencia de ser algo del Espíritu Santo; parece ser similar a otras experiencias del Espíritu Santo que el dado a conocer previamente en la adoración. Más allá de esto es difícil de especificar aún más, salvo decir que con el tiempo una congregación probablemente será más hábil en hacer evaluaciones….y ser más experto en el reconocimiento de una revelación genuina del Espíritu Santo y distinguirla de sus pensamientos (énfasis mío).10

Grudem es discutiblemente el teólogo más cuidadoso y respetado carismático en el país. Él le enseñó Teología Bíblica y Sistemática en la Universidad Trinity International en Deerfield, Illinois, por veinte años (la cuál está afiliada a las Iglesias Libres Evangélicas de América). Pero, lo mejor que él puede idear en respuesta a nuestra preocupación es: “parece ser del Espíritu Santo” y, “una congregación probablemente podría mejorar en el discernimiento con el paso del tiempo. Mientras andamos a tientas tratando de decidir si algo se parece que es del Espíritu Santo (nada en la Biblia nos ayuda aquí) y esperar que mejoraremos en discernir la voz de Dios, otros, como Henry Blackaby nos dicen que no nos atrevamos ni aun a dar un paso hasta que tengamos la seguridad de que lo hayamos escuchado de Dios. Lástima del pobre cristiano atrapado en esta confusión – él está irremediablemente echado un mar de subjetividad y misticismo.

En este punto, Blackaby, Deere y Grudem protestarían. Afirmarían que mientras ellos creen que Dios habla hoy a Su pueblo aparte de la Biblia, estas revelaciones no están a la altura de la Escritura. Es decir, Dios habla hoy pero no con la misma autoridad como él lo hizo en Su Palabra. Así que no nos acusen de agregar a la Escritura, dirían. Curiosamente, esto trae a colación otro asunto. ¿Ha hablado Dios alguna vez en una manera no autoritativa?  En el registro bíblico nos encontramos con que Dios habló, ya sea oralmente (incluyendo a través de Sus profetas) o a través de la Palabra escrita. Pero siempre, Su Palabra fue autoritativa. ¡No fue nada menos que una palabra de Dios – una que podría ser comprendido y debía ser obedecida y debe ser acatada! Pero se nos dice hoy que Dios habla en una forma diferente, menos autoritaria, aun impura.

Esto es cómo le explica Wayne Grudem:

Hay casi un testimonio uniforme de todas las secciones del movimiento carismático que la profecía es imperfecta e impura, y contendrá algunos elementos que no deben ser obedecidos o confiables. Los líderes carismáticos anglicanos Dennis y Rita Bennett escriben: “no se espera que aceptemos cada palabra hablada a través de los dones de expresión…pero somos debemos aceptar lo que es viene rápidamente a nosotros por el Espíritu Santo y está de acuerdo con la Biblia… una manifestación puede ser 75% de Dios, pero 25 % del propio pensamiento de la persona. Debemos percibir entre los dos.11

Pero ¿cómo? ¿A dónde nos lleva Grudem? La argumentación de Grudem es que la profecía del Nuevo Testamento es diferente a la profecía del Antiguo Testamento. La verdadera profecía del Antiguo Testamento fue una revelación directa de Dios y de esta manera infalible, incluyendo que el profeta perdiera el derecho a vivir si él estuviese en un error (Deuteronomio 13:5; 18:20-22). Pero la profecía del Nuevo Testamento, incluyendo esfuerzos del día moderno, así dice Grudem, puede ser falible. Una profecía del Nuevo Testamento pudo ser parcialmente de Dios y parcialmente de nosotros mismos.  Así, el cristiano debe tratar de discernir dónde termina Dios y donde comienza el hombre. Y debemos hacer esta determinación sin algún entendimiento profundo del Nuevo Testamento que guarda total silencio sobre el tema. Creo que Grudem está en serio error, dejando al creyente sin una “palabra segura de profecía”. No obstante, su punto de vista gana popularidad aun entre líderes y teólogos conservadores.

Una Clase Nueva de Revelación – la Voz “interna”

La Cristiandad evangélica No-carismática definitivamente ha tomado una inclinación mística en los días recientes también. Mientras que nunca niegan la autoridad de la Escritura como tal, muchos, desde personas en la banca de iglesia hasta líderes evangélicos claves, regularmente señalan experiencias místicas como la base para mucho de lo que hacen y creen. Debemos de preocuparnos de que esta perspectiva débil de las Escrituras finalmente causará un daño grande en el cuerpo de Cristo. Estamos de acuerdo con la valoración de David Wells: “Conceder el estatus de revelación a cualquier cosa aparte de la Palabra de Dios inevitablemente tiene como consecuencia remover ese estatus de la Palabra de Dios. Lo que puede comenzar como una autoridad adicional a lo largo de la Palabra de Dios eventualmente suplantará su autoridad totalmente”.12 John Armstrong concurre: “la comunicación directa de Dios, por definición, constituye alguna forma de revelación nueva. Tal revelación, al menos en principio, señalaría que las Escrituras no fueron suficientes o decisivas”.13

En el asunto está el tema de la revelación. Más pertinente, ¿Está Dios hablando hoy, directamente, infaliblemente, e independientemente de las Escrituras Sagradas? ¿Se revela El Mismo, Su voluntad, Su verdad, parte de la Biblia? Los críticos de la posición presentada en este artículo nos dirán que consideremos los ejemplos encontrados en la Escritura. Dios parece estar hablando todo el tiempo a toda clase de personas, parte de la Palabra escrita. Ésta es una exageración clara, aunque hay seguramente cierta verdad para ser encontrada. Hagamos algunas observaciones. Primero, Dios habló aparte de la Palabra escrito ocasionalmente. Cuando leemos la Biblia algunas veces se nos olvida que lo que leemos en cuestión de minutos pueden cubrir vastos períodos de tiempo originalmente. Abraham, por ejemplo, definitivamente escuchó la voz de Dios a veces. Dios le habló en Génesis 15 y de nuevo en Génesis 17. Pero hubo al menos un intervalo de 14 años entre las dos expresiones de Dios y posiblemente 20 años o más (compare 16:16 con 17:1). Nos parece que Dios hablaba con Abraham todo el tiempo pero la realidad es que muchos años pasaron sin comunicación de parte de Dios – aun para Abraham el amigo de Dios y el padre de la raza judía. Esto conduce a la siguiente observación: Cuando Dios habló fue casi siempre a los profetas y a los personajes claves en la historia bíblica, no para el hombre ó mujer común. Pudo haber habido algunas excepciones para esto, pero si es así, fue raro. Aún, muchos hoy hacen como que Dios habla a todo el mundo todo el tiempo, y tratan de sostener esta perspectiva a través de los relatos bíblicos. Pero las Escrituras simplemente no apoyan esta idea.

Hay una tercera observación que creo hace a menudo falta y es de gran importancia para este debate. Cuando Dios habló en la Escritura, ya sea directamente o a través de Sus profetas, él hizo eso con palabras audibles. Usted irá en vano en busca de alguna voz interna de Dios hablándole al corazón de Su pueblo. Ni encontrará usted a Dios comunicándose a través de pensamientos o corazonadas. Nadie dijo: “siento al Señor conduciéndome a hacer tal y tal cosa”. Nadie dijo: “tengo la paz de Dios en esta decisión”.  En otras palabras, el pueblo de Dios ha creado medios de comunicación de Dios no se encuentran en la Biblia. Dios nunca habló en esta manera en la Escritura, pero nosotros ahora debemos creer que ésta es la norma hoy. En un capítulo por demás excelente sobre este mismo tema, R. Fowler White, quien toma una perspectiva cesacionista (con el cierre del canon de las Escrituras, Dios ya no da revelación para esta época) abre la puerta para esta forma de comunicación escribiendo: “Dios guía y dirige a Su pueblo por Su Espíritu en la aplicación de Su Palabra escrita a través de impulsos, impresiones, percepciones y cosas por el estilo”.[14] El teólogo de la Viña Jack Deere, en uno de sus pocos aciertos, ve claramente la debilidad en la declaración de White:

Primero, que él no ofrece un solo texto de la Escritura para apoyar su aseveración de que la dirección práctica de Dios es cuidadosamente distinguida de la obra de revelación del Espíritu… White simplemente afirma una distinción que no sólo no puede ser apoyada por la Escritura, sino que de hecho, contradice la Biblia…[Segundo], ¿cómo sabe White que Dios guía a través de impulsos, impresiones, percepciones, y cosas por el estilo?  Él no puede usar la Biblia para probar esta aseveración… ¡White nos pide a nosotros que creamos en una forma de guía que aun no puede ser encontrada en la Biblia!15

Deere está en lo correcto. Muchos nos dicen que Dios habla en un tercera manera hoy, una manera nunca encontrada, descrita o sugerida en la Biblia: Dios habla hoy pero Su Palabra no es autoritaria, y lo que pensamos que oímos puede ser evaluada y examinada y aun descartada. No estamos incluso seguros si cuando él habla lo sea El. Y aquellos que sienten que de verdad escuchan a Dios todavía creen que la revelación puede en parte estar en un error.

Permanece un misterio para mí por qué las personas son atraídas por esta perspectiva de la Palabra de Dios. Sin duda alguna no es una mejora sobre: “así dice el Señor”. Seguramente la incertidumbre de este sistema decrece en importancia en contraste con la certeza de las Escrituras (2 Pedro 1:19-21).

Traducción: Armando Valdez

[1] Alistair Begg, What Angels Wish They Knew (Chicago: Moody Press, 1998), p. 13.

[2] Henry Blackaby, Experiencing God: How to Live the Full Adventure of Knowing and doing the Will of God (Tennessee: Broadman and Holman Publisher, 1994), p. 88.

[3] D. A. Carson, The Gagging of God (Grand Rapids: Zondervan, 1996), p. 506.

[4] Donald S. Whitney, “Unity of Doctrine and Devotion,” in The Compromised Church, ed. John H. Armstrong (Wheaton, IL.: Crossway Books, 1998), p. 246.

[5] D. Martyn Lloyd-Jones, Fellowship with God (Wheaton, IL: Crossway Books, 1993), p. 95.

[6] Sinclair B. Ferguson, “The Evangelical Ministry: the Puritan Contribution,” in The Compromised Church, ed. John H. Armstrong (Wheaton, IL.: Crossway Books, 1998), p. 272.

[7] Udo W. Middelmann, The Market Driven Church ( Wheaton, IL: Crossway Books, 2004), p. 61.

[8] Elaine Pagels, The Gnostic Gospels (New York: Vintage Books, 1981), pp. 49, 139-142, 163-166).

[9] Jack Deere, “Vineyard Position Paper #2,”  p. 15.

[10] Wayne Grudem, The Gift of Prophecy in the New Testament and Today (Wheaton, IL.: Crossway Books, 1988), pp. 120-121.

[11] Ibid., p. 110.

[12] David Wells, God in the Wasteland (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 1994), p. 109.

[13] John H. Armstrong, ed., The Compromised Church, “The Evangelical Ministry: a Tragic Loss,” (Wheaton, IL.: Crossway Books, 1998), p. 272.

[14] R. Fowler White, “Does God Speak Today Apart from the Bible?” in The Coming Evangelical Crisis, ed.  John H. Armstrong (Wheaton, IL.: Crossway Books, 1996), p. 79.

[15] Jack Deere, Surprised by the Voice of God (Grand Rapids: Zondervan, 1996), pp. 283-384.

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