Aclarando el Calvinismo (Parte 2)
14 de enero, 2009
(Por Phil Johnson)
Parte II: Spurgeon: “Calvinismo Es el Evangelio” hay, estos días, bastantes calvinistas nombrados por sí mismo que están en desacuerdo con mi valoración del Arminianismo e insisten que el Arminianismo conlleva una negativa absoluta de ciertas verdades indisputables fundamentales. Aquellos que desean hacer tal argumento invariablemente citarán una declaración famosa por Spurgeon, tomado del capítulo de su autobiografía titulado “Una Defensa del calvinismo” en el cual Spurgeon dijo esto:
Yo tengo mi propia opinión particular que no hay tal cosa como predicar a Cristo y a Él crucificado, a menos que prediquemos lo que hoy en día se llama la doctrina calvinista. El calvinismo no es otra cosa que el Evangelio. No creo que podamos predicar el Evangelio si no predicamos la justificación por la fe, sin obras; ni a menos que prediquemos la soberanía de Dios en Su dispensación de la Gracia; ni a menos que exaltemos el amor que elige y que no se puede cambiar, eterno, inmutable y conquistador de Jehová. Tampoco pienso que podamos predicar el Evangelio a menos que lo basemos sobre la redención especial y particular de Su pueblo escogido y elegido, que Cristo llevó a cabo en la cruz. Tampoco puedo comprender un Evangelio que permite que los santos se aparten de manera definitiva después de haber sido llamados y deja que los hijos de Dios se quemen en los fuegos de la condenación después de haber creído una vez en Jesús. Yo aborrezco un Evangelio así.
Absolutamente estoy de acuerdo con lo que Spurgeon dice allí, en el sentido de lo que él lo quiso decir. Y el contexto de esa declaración explica claramente lo que él quiso decir. Él señalaba que el principio en el corazón de toda verdad indisputable es el mismo principio que conduce el calvinismo: “La salvación es del Señor”. La salvación es obra de Dios; no es algo que hacemos por nosotros mismos. Esa es la verdad que él defendía.
Spurgeon no decía que debamos usar los cinco puntos del calvinismo de la misma manera en que la Cruzada Estudiantil utiliza las “cuatro leyes espirituales”. Él no decía que siempre que ustedes hablen las doctrinas de la elección y la reprobación usted está fielmente predicando el evangelio y todo el consejo de Dios. Desafortunadamente, pienso que eso es lo que una buena cantidad de calvinistas imprudentes piensan que Spurgeon quiso decir cuándo dijo que “el que calvinismo es el evangelio”.
Pero si usted leyera el artículo entero de Spurgeon sobre el calvinismo, él deja muy en claro lo que él quiso decir. De hecho al principio de ese mismísimo párrafo – como su prólogo señala “el calvinismo es el evangelio” – él escribió esto:
“La salvación es de Jehová.” [Jonás 2:9] Eso es precisamente un epítome del calvinismo; es su resumen y sustancia. Si alguien me preguntara qué quiero decir cuando hablo de un calvinista, yo respondería: “es alguien que afirma que la salvación es de Jehová.” No puedo encontrar en la Escritura ninguna otra doctrina fuera de esta. Es la esencia de la Biblia. “Él solamente es mi roca y mi salvación.” Díganme cualquier cosa contraria a esta verdad y será una herejía. Mencionen cualquier herejía y yo encontraré su esencia aquí, que se ha apartado de esta verdad grandiosa, fundamental, sólida como una roca, “Dios es mi roca y mi salvación.”
¿Creyó Spurgeon que el Arminianismo estaba en error? Absolutamente. Así como yo lo creo.
¿Creyó él que era un error condenable? Seguro que no, y él lo dejó en claro, también.
En la cumbre de la Controversia del Declive, algunos de los críticos de Spurgeon lo acusaron de ser dirigido por una agenda calvinista dogmática. No es realmente el modernismo lo que Spurgeon odia, decían. Es cualquier cosa que se aparta de su calvinismo pasado de moda. Toda esta controversia es una campaña furtiva en contra del Arminianismo. Eso es lo que realmente fastidió a Spurgeon. Él piensa que los cristianos modernos no son lo suficientemente Calvinistas.
Spurgeon contestó en The Sword and the Trowel con un párrafo que decía esto:
Ciertos antagonistas han intentado representar la controversia del Declive como un resurgimiento de la antigua contienda entre calvinistas y arminianos. No es nada por el estilo. Muchos son los arminianos evangélicos que están tan seriamente a nuestro favor como el hombre puede ser. No encubrimos nuestro calvinismo en lo más mínimo; pero este conflicto es por verdades que son comunes a todos los creyentes.
Por otra parte, él fue aún más explícito:
Nos importa mucho más las verdades evangélicas centrales que lo que hagamos para el calvinismo como un sistema; pero creemos que el calvinismo tiene en él una fuerza conservadora que ayuda a sujetar a los hombres a la verdad esencial, y por eso sentimos mucho ver a cualquiera abandonándolo el cual una vez lo aceptó.
Así es que él tuvo un hueso para escoger con personas que una vez afirmaron las doctrinas de gracia y ahora habían abandonado el calvinismo a favor de las nuevas ideas que abofeteaban al Socinianismo. Pero él consideró a los arminianos evangélicos como sus hermanos verdaderos y sus soldados asociados – con tal de que afirmasen la doctrina de la justificación por la fe, el principio de sola fide, la autoridad absoluta de la Escritura, el aspecto penal de la expiación de Cristo, y otras verdades esenciales del evangelio.
Hablando de los Arminianos en particular, él dijo:
Aquellos que mantienen las verdades eternas de la salvación, pero no ven todo lo que le creemos y abrazamos, son en ninguna manera objetos de nuestra oposición: nuestra guerra es con hombres que claudican del sacrificio expiatorio, niegan la inspiración de la Santas Escrituras, y calumnian la justificación por la fe. La lucha presente no es un debate sobre la cuestión del Calvinismo o el Arminianismo, sino de la verdad de Dios contra las invenciones de hombres. Todos los que creen en el evangelio deberían unirse en contra del “pensamiento moderno” el cual es su enemigo mortífero.
Así es que Spurgeon no miró a los Arminianos como herejes que merecen el infierno. Él los consideró como hermanos. ¿Pensaba que estaban en un error? ¿Sí? ¿Eran culpables de incongruencia en su teología? Él habría contestado enfáticamente, sí. ¿Fue su error principal importante? Spurgeon no se atrevió referirse a ella como “herejía” – representándola una doctrina poco ortodoxa, heterodoxia y un error serio. Pero él tuvo mucho cuidado en dejar en claro de que él no estimó al Arminianism de por sí como una herejía condenable o una apostasía absoluta del Cristianismo esencial. Virtualmente todos los calvinistas tradicionales del tiempo del Sínodo de Dort hasta ahora estaban de acuerdo con él en cada cosa.
Por ejemplo, Gordon Clark, uno de lo más grandes calvinistas elevados, dijo esto en relación a que si los Arminianos son cristianos auténticos o no lo son:
”Un Arminiano puede ser un cristiano verdaderamente regenerado; de hecho, si él es verdaderamente un Arminiano y no un pelagiano que pasa a pertenecer a una iglesia Arminiana, él debe ser un hombre salvo. Pero él no es por lo general consistente no puede estar seguro de su salvación. Los lugares en los cuales su credo difiere de nuestra Confesión confunden la mente, diluyen el Evangelio, y deterioran su proclamación”.
Lo cual es decir que el Arminianismo es intrínsecamente inconsistente. Los Arminianos técnicamente afirman las verdades fundamentales y esenciales del evangelio. Luego intentan construir una teología encima de eso lo cuál es completamente inconsistente con la base sólida que han afirmado.
Estoy de acuerdo con esa valoración del Arminianismo. Es un intento de reconciliar la soberanía de Dios con la responsabilidad humana – y el método Arminiano de reconciliar esas dos verdades implica una perspectiva del libre albedrío humano que es intrínsecamente inconsistente con ciertas verdades del evangelio que cada Arminiano realmente afirma.
En algunos artículos próximos, explicaré más a detalle por qué creo que ese es el caso.
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