miércoles, junio 18, 2008

Una Palabra al Impenitente

UNA PALABRA AL IMPENITENTE
JOHN COLQUHOUN (1748-1827)

    "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" (Hechos 17:30,31).

    Las siguientes direcciones como obtener un arrepentimiento evangélico las quiero ofrecer ahora para el pecador impenitente.

    1. Mírelo como un regalo de Cristo, y confíe que sus iniquidades fueron puestas sobre El, y que El fue traspasado por ellas (Zac. 12:10). Confíe también en El para un arrepentimiento verdadero, y en Dios por medio de Él, para la misericordia perdonadora y la gracia renovadora. Usted debería atentar a creer, para ejercer el arrepentimiento evangélico, y debería fiar en la gracia de Dios en Cristo para las influencias renovadoras de Su Santo Espíritu.

    2. Escoja a Dios en Cristo para su Dios de pacto y posición, y entonces usted estará tanto dispuesto y animado a volver a El. Para volver a Dios como el Señor su Dios es la esencia del arrepentimiento evangélico (Isaías 55:7).

    3. Sea frecuente e insistente en oración a Él por el regalo del arrepentimiento, diciendo con Efraín, "Conviérteme, y seré convertido, porque tu' eres Jehová mi Dios" (Jer. 31:18). Ore en fe para la realización de esta promesa absoluta para usted: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne" (Ezeq.36:26).

    4. Esfuércese a ver el pecado en sus propios colores odiosos, para ver que cosa mala y amarga es (Jer. 2:19). Para ver el pecado de su corazón y vida en su excesiva pecaminosidad y odiosidad sería el medio para que usted huya de ello con un profundo aborrecimiento. Y si usted podría discernir espiritualmente la odiosa deformidad del pecado, considere la infinita majestad y santidad de Dios que son insultadas por el pecado, las buenas cosas que la impenitente continuación en pecado le priva a usted, los horrorosos males a los cuales le exponen a usted, la ira infinita de Dios que le espera a usted si vive y muere impenitente, y la obligación infinita bajo la cual usted se encuentra para guardar todos Sus mandamientos.

    5. Estudie para ver y ser afectado proporcionadamente con la depravidad profunda o el pecado de su naturaleza, como también con las innumerables transgresiones de su vida; y llámese a cuentas a usted mismo cada día de sus pecados de omisión y comisión de cada día; y esto, para ver que gran razón usted tiene para arrepentirse de ellos.

    6. Medite frecuente y atentamente sobre la angustia terrible y la muerte asombrosa del Señor Jesús, para que usted pueda ver la pecaminosidad excesiva del pecado, y el castigo eterno que merece el pecador.

    7. Medite mucho sobre los pensamientos de la muerte y del juicio que ha de venir. Considere seriamente cuan incierta es la continuación de su vida en este mundo. Asegúrese que si la muerte le sorprende en incredulidad e impenitencia, usted para siempre está deshecho. Piense también del temible tribunal de aquel justo e inexorable Juez, cuyos ojos son como una flama de fuego, ante el cual usted tiene que comparecer; donde cada impenitente pecador finalmente, de acuerdo a los deméritos de sus obras hechas en el cuerpo, será sentenciado al castigo eterno. ¡Oh, cuan tremenda, cuán irresistible será la sentencia pronunciada sobre el impenitente, "Apartaos de mi, malditos al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!" (Mat. 25:41). Oh considere esto, y por fe y arrepentimiento huya rápidamente de la ira venidera.

    Si usted dice, 'No puedo arrepentirme," esto no será una excusa; porque el arrepentimiento verdadero es parte de la salvación, ofrecida y prometida en el Evangelio, y la oferta y la promesa son dirigidas a usted (1 Juan 5:11; Hechos 2:38, 39). Si usted dice, "No puedo creer esas ofertas y promesas aplicadas a mí," ni esto será aceptada como excusa, porque la oferta y la promesa de fe a creerlas son también dirigidas a usted (Apoc. 22:17; Mat. 12:21; Heb. 4:1). Confíe en Cristo Jesús entonces, sobre la base de la oferta, para la gracia del arrepentimiento verdadero; y en la fe de la promesa, atente a ejercitarla frecuentemente.

    Oh sea usted persuadido, mientras todavía es el día, para arrepentirse y volver de todas sus transgresiones; para que la iniquidad no sea su ruina. ~Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis?" (Ezcq. 31:11). 'Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mi con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo" (Joel 2:12,13). ¡Oh cumpla con estas compasivas, y tiernas invitaciones! Y si usted va a volver al Señor para un arrepentimiento verdadero, crea para arrepentirse. Crea, aplicándose a usted mismo, los mandamientos y las maldiciones de la ley como un pacto de obras violado, para que obtenga verdadera convicción de su pecado y miseria. Y luego crea aplicando particularmente las declaraciones, ofertas y promesas del evangelio bendito; para obtener tal vista de fe de la misericordia de Dios en Cristo, la cual dispondrá y animará a usted a ejercitar ese arrepentimiento evangélico que será aceptable a Él. Confíe en el Redentor, ese exaltado Príncipe y Salvador, para el arrepentimiento para vida; y ore en Su nombre al Dios de toda gracia por "el Espíritu de gracia y de suplicaciones," para hacerle, capaz de mirar a El a quien tú has traspasado, y te condoleres por El.

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