¿Qué Aprovechará al Hombre si Gana el Mundo Entero y Pierde su Alma?
Por Jason Hauser.
Este fin de semana pasada participé en un alcance evangelístico en la Feria Estatal de Texas. Una de las muchas conversaciones que tuve fue con un hombre sincero y humilde que sabía que faltaba algo en la vida cristiana que profesaba. Pude ver la convicción en sus ojos cuando miramos diferentes Escrituras en la Biblia. Entonces le pregunté: “¿Me puede dar una razón por la que no le daría su vida entera a esta verdad del evangelio? ¿Qué podría ser de mayor importancia?” Hizo una pausa y confesó que él era católico. Explicó que si el confiaba en Cristo solamente por la fe que su familia católica entera le daría la espalda. Compartí con él Mateo 10:34-39: “No penséis que vine a traer[a] paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.”
Ahora, en una encrucijada de mantener la paz con su familia o someterse a la verdad del Evangelio, se quedó sin habla. Así que le animé a seguir adelante y estudiar más a fondo por su cuenta estas Escrituras que habíamos visto. Me dijo que le encantaría, pero no tiene mucho que hacer en su vida que simplemente no tiene tiempo. Entonces le pedí un ejemplo de algo que era una prioridad mayor que el estudio de la Palabra de Dios. Mencionó cómo el tiempo con su familia lo mantenía muy ocupado. Le expresé a él con gran preocupación cuanta responsabilidad se le da a los padres y maridos para pastorear sus familias en la verdad bíblica. Si él no tenía el Evangelio de manera correcta o la familiaridad con la Palabra de Dios, entonces él estaba, de forma predeterminada, dirigiendo a su familia en principios que no son bíblicos (Proverbios 3:5-7).
Mi corazón se rompió por esta persona cuando lo vi vacilar en su decisión de abrazar la verdad del Evangelio y vivir de acuerdo a él. Haciendo preguntas al final de nuestro testimonio, como, “¿qué le impedirá responder a esta increíble oferta de salvación en este momento?” puede arrojar luz sobre el pecado que tiene una fuerte influencia en estas personas. Me he sorprendido de algunos estudiantes universitarios que han respondido sin rodeos que aman su pecado y no quieren tomar en serio a Dios en estos momentos. En el caso de este hombre en la feria estatal, tuvo un mayor deseo de la alabanza de los hombres que de Dios (Juan 12:43). Antes de que nos separamos, yo le recordé las palabras de Jesús: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma” (Mateo 16:26)? Entonces le pregunté su nombre para que yo pudiera estar orando por él. Él sonrió y dijo tímidamente: “Jesús.” Los dos sabíamos que esto había sido un encuentro divino. Ruego que el Señor bondadosamente salve a Jesús y le conceda la valentía de renunciar a todo por Jesucristo y seguirlo con todo su corazón. Tenemos que llegar con amor a las personas como Jesús y suplicarles que nada en este mundo es de mayor valor que conocer y pertenecer a nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo.
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