Una Resolución Dramática ó 10000 pequeños Momentos
Por Paul Tripp
He contado la historia muchas veces de hablar con impaciencia con mi esposa un domingo por la mañana y teniendo a mi hijo de nueve años de edad, interponiéndose diciendo: “Papá, ¿es esta la forma en que un hombre cristiano debería estar hablando con su esposa?”
Más bien sarcásticamente le dije: "¿Tu que piensas?” Él respondió: “No hace ninguna diferencia lo que yo piense - ¿qué piensa Dios?”
Me fui a mi dormitorio, y dos pensamientos inmediatamente me impactaron. En primer lugar, mi orgullo se encendió. Quería ser un héroe para mi hijo, y me daba vergüenza haberlo preocupado por mi actitud y palabras. Pero eso no duró mucho tiempo. Pronto pensé: “¿Cómo puede ser que Dios me podría amar tanto para darme una pobre atención sobre este pequeño momento mundano en el baño de Tripp?”
Eso es amor a un nivel de magnificencia que no soy capaz de capturar con palabras. Esto no era más que un momento en una habitación en una casa de una familia, en una cuadra en una calle de un barrio, en una ciudad en un estado en un país en un continente, en un hemisferio en un planeta en el universo. Sin embargo, Dios estaba en ese momento, trabajando para continuar su trabajo de momento a momento de transformar el corazón de este hombre.
Reconsiderando el Ritual Anual
¿Por qué te estoy contando esta historia? Bueno, es ese tiempo una vez más. Es el pretexto para los blogs, artículos de revistas, programas de televisión, y demasiados tweets. Es la hora del ritual anual de las resoluciones de Año Nuevo impulsadas de manera dramática por la esperanza de un cambio de vida personal inmediato y significativo.
Pero la realidad es que son pocos los fumadores que dejan de fumar en realidad a causa de un solo momento de la determinación, pocas personas con obesidad se han vuelto delgados y saludables, por un momento dramático de compromiso, pocas personas que estaban profundamente endeudados han cambiado su estilo de vida financiera, ya que decidieron hacer así mientras el año viejo dio paso al nuevo, y pocos matrimonios han sido cambiados por medio de una resolución dramática.
¿Es un cambio importante? Sí, lo es para todos nosotros de alguna manera. ¿Es esencial el compromiso?¡Por supuesto! Hay una manera en la que todas nuestras vidas están conformadas por los compromisos que hacemos. Pero el cristianismo bíblico — que tiene el evangelio de Jesucristo en su corazón — simplemente no descansa su esperanza en momentos grandes y dramáticos de cambio.
Vivir en lo Absolutamente Rutinario
El hecho del asunto es que la obra transformadora de la gracia es más que un proceso rutinario que una serie de pocos eventos dramáticos. El cambio personal –de vida y corazón es siempre un proceso. Y ¿ dónde tiene ese proceso lugar? Tiene lugar en donde usted y yo vivimos todos los días. ¿Y dónde vivimos? Bueno, todos tenemos la misma dirección. Nuestras vidas no se precipitan de un gran momento a un gran momento. No, todos vivimos en lo totalmente mundano.
La mayoría de nosotros no estaremos escritos en libros de historia. La mayoría de nosotros sólo hacemos tres o cuatro decisiones trascendentales en nuestras vidas, y varias décadas después de morir, las personas que dejamos atrás tendrán que luchar para recordar nuestras vidas en absoluto. Usted y yo vivimos en pequeños momentos, y si Dios no gobierna nuestros pequeños momentos y no obra para recrearnos en medio de ellos, entonces no hay esperanza para nosotros, ya que es donde usted y yo vivimos.
Los pequeños momentos de la vida son profundamente importantes, precisamente porque son los pequeños momentos que vivimos y que nos forman. Aquí es donde creo que el “Cristianismo de Gran Drama” nos mete en problemas. Puede llevarnos a devaluar la importancia de los pequeños momentos de la vida y la gracia del “pequeño cambio” que encontramos allí. Y debido a que devaluamos los pequeños momentos en los que vivimos, no tendemos a notar el pecado que se expone allí. No somos capaces de buscar la gracia que se nos ofrece.
Los 10.000 Pequeños Momentos
Es decir, el carácter de una vida no se encuentra en dos o tres momentos dramáticos, sino en 10.000 pequeños momentos. El carácter que se formó en esos pequeños momentos es lo que da forma a cómo responde usted a los grandes momentos de la vida.
¿Qué es lo que conduce a un cambio personal importante?
- 10000 momentos de introspección personal y convicción
- 10000 momentos de humilde sumisión
- 10000 momentos de locura expuestos y sabiduría adquirida
- 10000 momentos de pecado confesado y pecado abandonado
- 10000 momentos de fe valiente
- 10.000 puntos de elección de obediencia
- 10.000 momentos de abandonar el reino propio y correr hacia el reino de Dios
- 10000 momentos donde abandonamos la adoración de la creación y nos entregamos a la adoración del Creador.
Y ¿Qué hace posible todo esto? La gracia implacable, transformadora, de pequeños momentos. Es decir, Jesús es Emmanuel, no sólo porque él vino a la tierra, sino porque el le hace a usted el lugar donde habita. Esto significa que él está presente y activo en todos los momentos mundanos de su vida diaria.
Su Obra para Rescatar y Transformar
¿Y qué está haciendo? En estos pequeños momentos, se está cumpliendo cada promesa redentora que ha hecho para usted. En estos momentos comunes y corrientes, está trabajando para rescatarlo de usted y transformarlo en su semejanza. Por la gracia soberana, el le pone en, pequeños momentos cotidianos que se han diseñado para llevarlo más allá de su carácter, sabiduría y gracia para que usted busque la ayuda y la esperanza que sólo se puede encontrar en él. En un proceso permanente de cambio, él le está deshaciendo y reconstruyendo de nuevo – exactamente lo que cada uno de nosotros necesita.
Sí, usted y yo tenemos que estar comprometidos con el cambio, pero no de una manera que espere en un gran evento de transformación, sino de una manera en que encuentre gozo y es fiel a un proceso día a día, paso a paso de discernimiento, confesión, arrepentimiento y fe. Y en esos pequeños momentos, nos comprometemos a recordar las palabras de Pablo en Romanos 8:32:
El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?.
Por lo tanto, nos despertamos cada día, comprometidos a vivir en los pequeños momentos de la vida cotidiana con los ojos abiertos y con corazones humildemente expectantes.
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