3 Marcas de La Ira Justa
Por Tim Challies
Puede ser uno de los imperativos más difíciles en toda la Biblia: "Airaos pero no pequéis" (Efesios 4:26). Este versículo nos asegura que hay veces que deberíamos estar enojados, pero con una advertencia de suma importancia: no debemos pecar en nuestra ira. Cualquier persona honesta tendrá que reconocer la enorme dificultad en hacer esto. La ira viene fácilmente; la justa ira no.
En su libro Uprooting Anger, Robert Jones ofrece ayuda. Él da tres marcas de identidad de la justa ira.
Pecado Real
La primera señal de la ira justa es que reacciona contra el pecado real. Surge de una percepción exacta de lo que es en realidad el mal. El Catecismo Menor resume provechosamente el pecado como cualquier “falta de conformidad con, o la transgresión de la ley de Dios.” Esto es lo que debería despertar nuestra ira.
Esto significa que para que el enojo sea justo, no puede surgir en respuesta a una violación de mis preferencias. No puede surgir porque se me ha incomodado o siento que mis derechos y libertades han sido pisoteados. La ira Justa reacciona contra lo que es realmente el pecado.
Me encanta cuando Aileen me saluda cuando llego a casa del trabajo. Me hace sentir bien, porque me hace sentir amado. Pero aquí está la cosa: Correr hacia la puerta de entrada para saludarme no siempre es lo primero en su lista de prioridades. Ella se llena de vida, y muchas veces cuando llego a casa no hay un comité de bienvenida con carteles y globos y una banda de música. Es justo en este momento que puedo encontrarme enojado. Yo no vuelo y gritando y lanzando mi bolso de la computadora a través del cuarto. En cambio, me ponen de mal humor. Me enfado, pero batallo mucho para permitir que se acumule ira en lugar de esa ira explosiva. Cuando Aileen me ve y viene a darme ese abrazo, me tenso o me alejo. Ahora, yo no quiero tener nada que ver con ella.
¿Ha pecado ella? ¿Ella pecó contra Dios? Por supuesto que no. Ella no ha pecado, ella no ha sido responsable de una de mis pequeñas preferencias. En ese momento, me estoy haciendo un juicio moral como si yo soy Dios, como si yo soy el que hace las reglas que gobiernan este mundo. Aileen no ha cumplido con la ley de Tim, y esta es la fuente de mi desagrado. Yo mismo me he elevado al lugar de Dios, para que en mi contra, solo hacia mí, ella ha pecó, y ha hecho lo malo delante de mis ojos.
Justa ira reacciona contra el pecado actual, no una violación de mis deseos o preferencias.
Tiene Que ver Con Dios
Cuando nos volvemos a la Biblia para encontrar relatos de la ira justa, vemos que este tipo de enojo se centra en Dios y su reino, sus derechos, y sus preocupaciones, no en mí, mi reino, mis derechos, y mis preocupaciones. Se trata de la violación del nombre de Dios o de la fama de Dios que motiva la ira, no es mi nombre y mi fama.
Piense en la gran confesión de David después de su pecado de adulterio y asesinato. David oró a Dios: “Contra ti, contra ti sólo he pecado.” Vio que su pecado contra Betsabé, contra Urías, y en contra de toda la nación, fue primero un pecado contra Dios. Cuando se acercó a ver la realidad de lo que había hecho, entendió que, incluso antes de que esto fuese un delito contra las personas, era una ofensa contra Dios.
Cuando soy testigo de que alguien peca, tiendo a ver su pecado como siendo en contra de mí. Cuando mis hijos o esposa o amigos pecan contra mí, yo rara vez levanto mis ojos lo suficientemente alto como para ver su ofensa como primero contra Dios. En cambio, yo reacciono a las formas en que me han ofendido o las formas en que han violado mis derechos o interferido con mis planes. Odio que hayan hecho esto, y respondo con ira —con ira injusta e impía.
La Justa ira está motivada por una preocupación hacia Dios y bíblicamente informada. Antes de ver cómo alguien me ha ofendido, ve cómo ha ofendido a Dios. Mi hijo no me ha avergonzado con su manifestación de grosería, él ha violado el mandato de Dios de honrar a padre y madre. Dice Jones: La ira justa palpita con las preocupaciones del reino.
Expresión Divina
Por último, la ira justa va acompañada de otras cualidades divinas y se expresa en formas piadosas. La verdadera ira diagnostica adecuadamente lo que es el pecado real, no se centra en la ofensa personal tanto como la ofensa hacia Dios, y luego se expresa de manera coherente con el carácter cristiano.
La ira es demasiado a menudo opuesta al autocontrol. Cuando estamos enojados perdemos el control de las palabras, del tono, de las expresiones faciales, e incluso de los puños. Pero el justo enojo se expresa de una manera controlada. No se despotrica y rabia, no jurar ni maldice, no se burla o se pone de mal humor, no se hunde en la autocompasión y desesperación, no ignora a las personas y no se aleja furioso de ellos. La justa ira es una ira controlada, que se mueve hacia fines buenos y específicos. "acordes piadosos de duelo, consuelo, alegría, alabanza, y movimiento se equilibran.”
¿Quieres ver este tipo de ira en acción? Considere a Jesús en la sinagoga el día de reposo (Marcos 3:1-6). Entró en la sinagoga y vio allí a un hombre con una mano seca. Las personas miraron para ver si Jesús se atrevería a sanar en este día de reposo. Jesús llamó al hombre y luego hizo una pregunta sencilla a la multitud: ¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?” Se quedaron en silencio, porque sabían la respuesta.
Luego nos dice Marcos, “Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones.” Jesús estaba enojado con ellos, no porque estaban enojados con él, sino porque estaban obstaculizando su obra y no estaban mostrando compasión a un hombre que fuese amado por Dios. Jesús, vio a su ofensa como en contra de Dios y su ira se había mezclado con el dolor. Su ira era justa ira porque estaba motivada por preocupaciones piadosas y se expresaba de manera piadosa.
La Ira Justa
¿Permite Dios a su pueblo expresar ira? Sí, lo permite. Pero sólo bajo estas circunstancias: Usted está reaccionando contra el pecado actual, está más preocupado por la ofensa a Dios que la ofensa contra usted mismo, y usted está expresando su enojo de manera coherente con el carácter cristiano. Y como todos podemos atestiguar, este tipo de justa ira es difícil y poco frecuente.
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