Fuerza = Bueno, Debilidad = Malo
Por Tim Challies
Me gusta ser fuerte. Por lo menos me gusta de parecer fuerte. Usted también, creo. La mayoría de nosotros valoramos la fuerza y miramos con menosprecio la debilidad. Honramos a aquellos que tienen sus vidas juntos y miramos con recelo a aquellos que no lo hacen.
Fuerza = bueno, debilidad = malo. Esa es nuestra fórmula funcional. Pero no es la del Señor. 2 Corintios 12 dice que es muy diferente: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.”
Pablo vio que la debilidad, no la fuerza, fue clave para su ministerio. Tenía que reconocer su debilidad para que el Señor le podría llenar con fuerza. Cuanto más fuerte era, más débil sería el poder de Dios, cuanto más débil que era, mayor sería el poder de Dios.
Kent Hughes lo dice así:
Pero lo que más necesitamos ver es que el poder en la debilidad es la abreviatura de la cruz de Cristo. En el plan de redención de Dios, tenía que haber debilidad (crucifixión) antes de que existiera poder (resurrección). Y esta conexión de poder-en-la debilidad es lo que Pablo reflexionó cuando contemplaba a Cristo orar tres veces en medio de su debilidad e impotencia en Getsemaní antes de su muerte en la cruz, que fue seguido por el poder de la resurrección! Pablo llegó a entender y aceptar el hecho de que su aguijón en la carne era esencial para su debilidad continua y la experiencia del poder permanente de Cristo.
Pablo sabía que Jesús, no tenía miedo de dejar que otras personas viesen su debilidad. Cuando llegó a estar cansado y abrumado él solo desaparecía en dirección al desierto, para tener algo de tiempo con su Padre. Cuando él estaba en el jardín tomó algunos de sus amigos con él y les pidió velar y orar. Él sabía la debilidad y él no trató de fanfarronear a su manera a través de ella.
Jesús era débil. Pablo se regocijó en su propia debilidad. Y sin embargo, todavía tenemos miedo y vergüenza de ser débiles. Preferimos fingir fortaleza que admitir debilidad.
2013 está casi terminado, 2014 está muy cerca de nosotros. Al mirar hacia atrás en el año en que fue, y al considerar el próximo año, considere su debilidad. Considere todas las formas en las que fue débil en el año que ha quedado atrás. Considere cómo Dios puede y va a trabajar en usted en el próximo año, si sólo usted es débil. Haga este el año en el que se alegrará en la debilidad para que pueda confiar en la fuerza de Dios.
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