miércoles, octubre 05, 2011

La Iglesia Perfecta

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La Iglesia Perfecta

por Nathan W. Bingham

 

¿Cree usted que hay una iglesia perfecta (congregación local) en algún lugar aquí en la tierra?

Si lo cree, es probable que se encuentre en uno de los dos modos de pensar:

  • pensando que has encontrado la iglesia perfecta en la congregación particular a la cual es miembro;
  • o que continuamente está en un viaje agitado tratando de encontrarla.

En ambos casos, podría estar equivocado.

No hay iglesia perfecta

Usted no está en la iglesia perfecta y nunca encontrará una.

Considere esta declaración de la Confesión de Fe de Westminster :

“Las más puras iglesias bajo el cielo están expuestas tanto a la impureza como al error” - Capítulo 25, párrafo 5

Es importante tenerlo en cuenta, ya que nos mantiene humildes

Aparte de la importancia histórica de esta declaración –corrigiendo la creencia católica romana que la Iglesia no puede errar– creo que hay una mayor importancia, nos ayuda a mantenernos humildes.

Cuando te das cuenta de que no hay iglesia perfecta:

  • le ayudará a relacionarse con su iglesia local –a través de los desacuerdos –en amor y humildad. Usted todavía puede dejar de una iglesia en particular, pero será menos rápida en “abandonar el barco” y “saltar de la iglesia.”
  • le ayudará a relacionarse con el cuerpo más amplio de Cristo –a pesar de los desacuerdos –en amor y humildad. Es posible que este de acuerdo en todo, pero usted estará más inclinado a ser tan unido como le sea posible.

Una broma para ilustrar el punto

Esta es la segunda broma Con la que he tropezado recientemente sobre el tema de la división en la iglesia. Reí. Luego lloré.


Un hombre quedó varado en una isla desierta del Pacífico durante años. Finalmente, un día un barco viene navegando a la vista, y el hombre frenéticamente se mueve y llama la atención del capitán. El barco se acerca a la isla y el marinero se levanta y saluda al hombre varado.

Después de un rato, el marinero le pregunta: “¿Qué son esas tres cabañas que tenemos aquí?”

“Bueno, esa es mi casa.”

“¿y que es la cabaña al lado?”, Pregunta el marinero.

“He construido esa cabaña para que sea mi iglesia.”

“¿y que de la otra cabaña?”

“Oh, ahí es donde yo solía ir a la iglesia.”


Podemos caminar en humildad, buscando a ese día cuando Cristo presente “una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.” (Efesios 5:27)

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