¿Divirtiendo a las Cabras o Llamando a las Ovejas?
por Mike Riccardi
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto - 2 Corintios 4:3 -
En 2 Corintios, Pablo escribe principalmente para defender su propio apostolado en contra de ciertos hombres a quien más tarde llamó falsos apóstoles (2 Corintios 11:13). Estos hombres estaban enseñando que Pablo no era un verdadero apóstol, y avanzaban con muchos ataques en contra de tanto su carácter como su ministerio, hasta el punto de que los Corintios comenzaron a dudar de Pablo, y por lo tanto dudaban del evangelio que predicaba.
Por ejemplo, estos falsos apóstoles lo acusaron de estar bajo el juicio de Dios a causa de su sufrimiento constante. La idea era que si Pablo fue realmente enviado de Cristo, no habría tal oposición y confusión, sino que Dios lo bendeciría. Y así, en 2 Corintios 1:3-11 Pablo se defiende diciendo que sus sufrimientos por el Evangelio son realmente una señal del favor de Dios. Lejos de desacreditarlo como un apóstol, los sufrimientos son una señal de su autenticidad como un ministro de Cristo. También lo acusaron de vacilar, y de “proponerlo conforme a la carne” (2 Corintios 1:17) porque él había cambiado sus planes de ir a Corinto. Y así, en 2 Corintios 1:15-22 él se defiende diciendo que su palabra a los Corintios no es sí y no, sino sí, al igual que todas las promesas de Dios son sí en Cristo.. Otra acusación era que él estaba sin credenciales, una especie de principiante apóstol, y no parte de los doce originales. Y así, en 2 Corintios 3:1-2 él dice a los corintios: “¿O acaso necesitamos, como algunos, cartas de recomendación para vosotros o de parte de vosotros? Vosotros sois nuestra carta. El hecho de que ahora conocen a Cristo por el Evangelio que os hemos anunciado es una prueba de nuestra autenticidad.”
En el capítulo 4, encontramos la otra acusación de que su mensaje era oscuro. Y esa es una acusación sustancial, porque la cultura de Corinto alababa la sabiduría humana, la habilidad de expresión, y la persuasión oratoria. Ellos consideraban altamente aquellos que eran expertos en la retórica y la oratoria, y menospreciaban a los que no lo eran. Y así estos hombres decían: “Mira, Pablo, sólo unas pocas personas están creyendo en tu mensaje. Si es cierto, y tu has sido enviado en realidad por Cristo, ¡más gente podría creer!”
Suena un poco como lo de hoy, ¿no? Si Dios realmente te bendice, ¡habría más gente en tu iglesia! Si realmente tienes sana doctrina, y si la sana doctrina que realmente importa-¡Más personas creerían!”
El Propósito De La Iglesia Definido por el Propósito de Dios
Lo que es tan interesante para mí es cuan instructiva es la respuesta de Pablo a esta acusación de cómo la Iglesia puede ser fiel testigo de Cristo en nuestros diferentes ámbitos de la vida. Él le dice a los falsos apóstoles, “Ustedes no entienden la doctrina de la elección. Puede ser que nuestro evangelio está aún encubierto, es decir, velado: hay muchos que no creen nuestro mensaje, pero nuestro evangelio está aún encubierto sólo a los que se pierden.”
Él dice una cosa similar en 2 Corintios 2:14-16: “Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento. Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado?” Pablo compara la predicación del Evangelio a la emisión de un aroma que se abre paso en las narices de todo el mundo. Y entre los que oyen el Evangelio, hay dos tipos de personas: (a) los que se salvan, y (b) los que se pierden; (a) aquellos a quienes Dios ha elegido en Cristo antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4), y (b) los que El no eligió así.
La palabra de la cruz es locura a "los que se pierden," pero a "los que se salvan" —los llamado (1Cor 1:24)— porque es poder de Dios para la salvación (1 Corintios 1:18). Y así, cuando los elegidos de Dios huelen la fragancia del Evangelio, es para ellos un aroma de vida que conduce a la vida. Sin embargo, cuando los no-elegidos lo escuchan, es un aroma de muerte que conduce a la muerte, porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden.
Cristo mismo dijo lo mismo a los Judíos en Juan 10:26-27. Él dijo: “Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás.” Note. No dice, "no sois de mis ovejas, porque no creen”, sino, “¿Ustedes no creen porque no sois de mis ovejas. Ustedes no son de los que el Padre me ha dado a mí” (cf. Juan 6:37, 39).
Y así la defensa de Pablo contra la acusación de que no hay suficientes personas creyendo que su mensaje es simple: el propósito de la Iglesia en la evangelización –y en todas las facetas del ministerio del evangelio – es llamar a las ovejas de Cristo, no a las cabras, en el redil. Usted no deben esperar a las cabras que crean en el Evangelio, sólo las ovejas oyen la voz de los Pastores.
Las Implicaciones
Considere las implicaciones que esta doctrina tiene para nuestro ministerio del Evangelio –de la manera en que “hacemos iglesia.” Si continuamos llevando el Evangelio Bíblico no adulterado al mundo y ellos siguen rechazándolo, eso no es una señal de debilidad del mensaje. Ni siquiera es necesariamente una señal de debilidad del mensajero. Más bien, es la realización del propósito de Dios para redimir a un pueblo en particular: las ovejas que el Padre ha dado al Hijo.
Y por tanto si hemos llevado el Evangelio Bíblico a nuestros vecinos y nuestros compañeros de trabajo y a nuestras comunidades con la paciencia y la compasión de Jesús, y ellos no parecen interesarse, no debemos concluir que tenemos que levantar un remiendo del alma , comenzando a tocar canciones de rock secular, con espectáculos de luz, la realización de obras de teatro, y la reproducción de vídeos en la iglesia para atraerlos. La iglesia no está llamada a divertir a las cabras. Nuestra tarea consiste es sonar, tan claramente como sea posible, la voz del Pastor en el mensaje del Evangelio y llamar a Sus ovejas dentro Su redil, quienes conocen esa voz. Es el llamado de la voz del Pastor el medio por el cual se conduce al rebaño de Cristo dentro de Su redil. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Así que, ¿por qué adoptar una metodología de otro ministerio que el sonar la voz del Pastor en la predicación de su Palabra? ¿Por qué deberíamos implementar algo más –algo que promete la Escritura no atraerá a las ovejas de Cristo, sino que atraerá a las cabras? Tal vez es porque hemos fallado en comprender las implicaciones de 2 Corintios 4:3.
Nuestro evangelio de hecho está encubierto a los que se pierden.
Y así, un principio para un ministerio fiel del Evangelio que Pablo da a la Iglesia de Cristo en este texto es el siguiente: El éxito en el ministerio del evangelio no se mide por números sino por la fidelidad al mensaje. Por lo tanto, en lo que parecen temporadas de fallos externos, no debemos preguntarnos que es lo que ofrece un mayor atractivo, que es lo que llenaría mayor número de asientos, ó que es lo que tendrá una mayor “influencia”. Tenemos que preguntarnos, “¿Tenemos el Evangelio correcto? ¿Estamos predicando el mensaje que hemos recibido? ¿Estamos haciendo sonar la voz del Gran Pastor, o la voz de un extraño?”
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