Por Tim Challies
El pecado es inherentemente anti-Dios, e inherentemente a favor de uno mismo. Cada vez que pecamos puedo hacer una declaración acerca de mí mismo y una declaración sobre (y en contra) de Dios. Cada vez que peco, declaro mi independencia, mi propio deseo de librarme de Dios, yo declaro que yo puedo hacer más que Dios, que puedo ser un mejor dios que Dios. Recientemente tomé un tiempo para pensar acerca como la vida cambia cuando yo soy dios. Los resultados no fueron buenos.
Cuando yo soy dios, es contra mí, sólo a mí, que usted puede pecar y hacer lo malo delante a mis ojos. Este mundo existe para mí placer, para mi gloria, y la gravedad de tu pecado se mide de acuerdo a lo mal que interfiere con mi voluntad soberana. Mi ira es contra los que hacen su voluntad en vez de la mía.
Cuando Dios es Dios, tu pecado contra mí, es luz cuando se pesa en contra de su ofensa a Dios. Este es el mundo del Padre y existe para traer gloria a él. El pecado es cualquier falta de obediencia a Dios o cualquier falta de conformidad con sus caminos justos y santos. Para esos pecadores tengo simpatía y amor, y esperanza en el evangelio.
Cuando yo soy dios, la adoración de Dios interfiere con mis planes, con mi sueño, con mi lealtad al placer, a la socialización, al deporte, a la diversión. Detesto la idea de adorar a otro, pero espero adorarme a mí mismo o que otros me adoren.
Cuando Dios es Dios, la adoración es gozo, es alimento, es vida. No hay mayor gozo que reunirse con el pueblo de Dios para darle gloria al Creador, para dar gracias al Redentor.
Cuando yo soy dios, la satisfacción sexual es mi derecho, el sexo existe para traerme placer y el valor de otras personas sólo se mide en su capacidad para cumplir con lo que estoy convencido lo que necesito.
Cuando Dios es Dios, el sexo es un regalo dado para fortalecer mi matrimonio a través del servicio a mi cónyuge. Está custodiado y atesorado y lo santificado y me motiva a dar con alegría gracias y alabanza a Dios.
Cuando yo soy dios, el amor se dirige a mí, el más digno de ello. El verdadero amor, el amor significativo, cumple con los deseos de mi corazón aquí y ahora. Concede paz cuando anhelo paz, silencio cuando necesito silencio, atención, afecto, lo que sea que yo exija. Este es amor. Ningún hombre tiene mayor amor que este –que rendirlo todo para mí.
Cuando Dios es Dios, el amor se dirige hacia el exterior. El amor por el otro es simplemente un medio de expresar el amor a Dios, es amar tanto como uno que ha sido muy amado. El amor no está preguntando “¿Qué necesito?”, Sino “¿Qué desea Dios?” Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por un amigo, al igual que Jesucristo, el amigo de los pecadores, ha hecho por mí.
Cuando yo soy dios, yo soy la fuente de toda sabiduría. La necedad está ligada al corazón de un niño o en el corazón de todo aquel que me contradiga o me infrinja. Yo soy bueno y hago el bien y espero enseñarte mis estatutos.
Cuando Dios es Dios, la sabiduría fluye desde una fuente externa de mí, la sabiduría es extrínseca y de otro mundo e infinitamente y eternamente buena. Esta es sabiduría de lo alto sabiduría de un libro.
Cuando yo soy dios, soy esclavo. Cuando Dios es Dios, soy libre. Doy gracias a Dios que Dios es Dios.
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