La Ley de la No Contradicción
Por Mike Gendron
Al dar testimonio a los católicos romanos, con frecuencia nos preguntamos si ellos creen lo que la Biblia enseña o lo que enseña el Catecismo. Ellos dicen que creen en ambos hasta que les mostramos que su Catecismo se opone, contradice y anula su Biblia en las más importantes doctrinas de Cristo y de la salvación. Los Católicos con una mente racional pronto se dan cuenta que es imposible creer ambos y se ven obligados a elegir uno u otro, debido a la ley de la no contradicción.
La Escritura afirma claramente la ley de la no contradicción. “Ninguna mentira procede de la verdad” (1 Juan 2:21). Este es un principio bíblico que sostiene toda la verdad. Por esta razón debemos mantenernos firmes contra todo lo que se opone a la verdad de la Palabra de Dios y animar a otros a hacer lo mismo. Dos proposiciones antitéticas no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo en el mismo contexto. Algo no puede “ser” y “no ser” al mismo tiempo. Toda la lógica depende de este principio simple. El pensamiento racional y el discurso significativo lo exigen.
La Biblia dice que “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7) y el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el pecado “debe ser purificado, ya sea aquí abajo, sea después de la muerte en el estado que se llama Purgatorio” (párrafo 1.472). Esto es claramente una contradicción. El pensamiento racional y lógico sería concluir que, dado que la sangre de Jesús purifica TODOS los pecados de todos los creyentes, entonces, el purgatorio es un fraude superfluo, impuesto a unos mil millones de católicos, que los mantiene en la esclavitud del engaño religioso.
La Biblia proclama el grito de victoria de Jesús en la cruz, “Consumado es” y más adelante nos dice: “Él entró en el santuario una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna” (Juan 19:30, Heb. 9:12). Sin embargo, el Catecismo Católico niega esto, mediante al enseñar: “El sacerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra” (párrafo 1.589). Una mente lógica concluiría que puesto que la redención ya se ha obtenido, la redención no puede continuar en los altares católicos. Esto no sólo es una falsa enseñanza flagrante, también blasfema la obra perfecta, terminada y todo-suficiente de Jesucristo, que se ofreció a Sí mismo como el sacrificio perfecto UNA vez para SIEMPRE por TODO pecado, y se sentó a la diestra de Dios.
Es nuestra oración que los católicos romanos reconozcan la ley de la no contradicción y luego permanezcan en la Palabra de Dios, para que sepan la verdad, y al creer en Su Palabra, sean libres del engaño religioso. ¡Que Dios ayude a hacer esto para Su gloria y propósito!
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