Espejito, Espejito: El Auge de la Generación Selfie
Por Nathan W. Bingham
Todos conocemos el mito griego de Narciso –el hombre atractivo que fue atraído por Némesis a una piscina. Narciso, fatalmente se enamoró de su propio reflejo, se ahogó.Pero ¿Qué implicaría un mito de Narciso del siglo 21? Sospecho que incluiría un smartphone, selfies, y cruzar la calle sin mirar.
Utilizado por primera vez en 2002, la palabra "selfie" se ganó su lugar en los libros de historia cuando se agregó oficialmente al diccionario Merriam-Webster en 2014. Ellos definen un selfie como:
“Una imagen de sí mismo tomada por uno mismo con una cámara digital especialmente para publicarse en las redes sociales”
Aunque las selfies se convirtieron omnipresentes durante la última parte de la década pasada, el autorretrato tiene una gran historia más larga , incluso fechándose hasta el Antiguo Egipto. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo 15o que este estilo creció en popularidad. Esto se vio favorecido por los espejos que mejoran en calidad y se hacen cada vez más accesibles, así como el surgimiento de artistas que utilizan el autorretrato como herramienta de marketing para mostrar su talento artístico.
Sin embargo, los selfies y el autorretrato difieren en varios frentes. En primer lugar, selfies son por diseño piezas “desechables.” No son colgadas en una pared, se publican en un muro – un muro de Facebook. En segundo lugar, el autorretrato destaca el talento del artista, mientras que los selfies, más a menudo no, resaltan una de falta de talento artístico. Y por último, los selfies frecuentemente celebran lo ordinario, lo intrascendente y lo mundano. Para la generación del milenio, la pregunta no es "¿Realmente garantiza este momento un selfie?” Sino "¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que publiqué uno?" los Selfies se han convertido en un latido, una línea faro de actividad que no se le da un segundo pensamiento .
Pero los cristianos están llamados a vivir con sabiduría (Efesios 5:15). Somos aquellos que dan alas cosas un “segundo pensamiento.” Así que ¿nos dice algo la Biblia para ayudarnos en medio de la generación selfie?
Permítanme comenzar diciendo algo claro: la Biblia no prohíbe tomar selfies. He tomado (y me ha tomado) un selfie ocasional. Pero dependiendo del entorno, y su frecuencia, los selfies pueden ser una lente que revelan una falta de sabiduría o pecado grave subyacente.
Imagine un espectáculo de delincuencia moderna. El equipo de investigación tiene su ojo en un sospechoso y recibe la orden de allanamiento al sospechoso. Al abrir la puerta de su apartamento, se encuentran de pie en medio de una escena muy extraña. Cada pared está cubierta, de piso a techo, con pequeñas fotografías en recuadros. Tras una inspección más cercana se dan cuenta de un tema común: el tema de cada fotografía es su sospechoso. De hecho, son selfies. ¿Cuál sería su primera impresión de ese hombre? ¿Es psicótico? ¿Auto-obsesionado? ¿Narcisista? Está claro que reconoce que algo no estaba bien. Sin embargo, a menudo hay muy poca diferencia entre lo que se encontró en las paredes de ese hombre y lo que encontraríamos si buscamos el feed de Instagram de muchos cristianos hoy en día.
Cuando Jesús dijo: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:39) Dio a entender que todos nos amamos a nosotros mismos. Sin embargo, eso no era un aval de narcisismo y orgullo. La Biblia es penetrante en su presentación de la vida cristiana como el morir a sí mismo (Mateo 16:24), servir a los demás (Marcos 9:35, Gálatas 5:13), y servir a Dios (Romanos 1:1, 1 Corintios 7:22). Dios dice que Él odia "el orgullo y la arrogancia" (Proverbios 8:13). A diferencia del humanismo, el cristianismo bíblico se enfoca hacia lo externo. No es centrado en yo. Nuestro mensaje es, y nuestra vida debe ser, entrada en Dios. Los hombres y las mujeres tienen valor, pero como RC Sproul dice , nuestra dignidad es "derivada, dependiente, y recibida... en y de que nosotros mismos somos del polvo." Tenemos el valor, pero sólo porque estamos hechos a imagen de Dios.
Es en el contexto del apóstol Pablo llamándonos a vivir una vida de sacrificio y no conformarnos a este mundo, que nos encarga que “cada uno de[a] vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar..” (Romanos 12:3). Pero no sólo muchos de nosotros pensamos más alto de nosotros mismos de lo que debemos, pensamos de nosotros mismos con más frecuencia de lo que deberíamos. La generación selfie ha casi re-escrito las palabras de Juan el Bautista en Juan 3:30 para leer, "Debo crecer, crecer, crecer.”
¿Debemos prohibir selfies? No. Las selfies no nos han hecho un pueblo más narcisistas. Simplemente han puesto de relieve la profundidad de nuestro narcisismo. Y es este narcisismo mismo por el que Jesús murió. Pero la generación selfie necesita que le recuerden que lo que se considera una práctica "normal" hoy, no era normal hace tan sólo unos años. La tecnología no ofrece la facilidad para capturar y compartir fotografías. No existían servicios como Instagram y SNAPCHAT. Así que antes de decir el próximo “cheese,” dele un segundo pensamiento. Pregúntese: "¿Por qué?" Y de una respuesta. Porque aún no existe una posición en la corriente de la cultura. Ya sea que usted está siendo arrastrado río abajo o estás nadando hasta él. Y esto último requiere esfuerzo. Y si bien no siempre es malo ir río abajo, como cristianos estamos llamados a vivir una vida de manera santa y sabia, cualquier acción que nos lleve río abajo debe considerarse cuidadosamente y con sobriedad.
Al examinar el papel que usted está desempeñando en la generación selfie, le dejo con unas sabias palabras de Robert Murray M'Cheyne: “Por cada mirada a tí mismo, toma diez miradas a Cristo.”
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