miércoles, junio 24, 2015

La Mejor Manera de Enseñar

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La Mejor Manera de Enseñar

Por Tim Challies

Probablemente lo ha visto o conocido le-Él es el esposo hipócrita. Él es el hombre que habla o escribe o predica sobre el matrimonio, que proclama su afecto perdurable por su novia, pero que la trata terriblemente. O tal vez sólo la trata con apatía. Él está contento de decir a los demás acerca de su amor, pero sus acciones contradicen sus palabras.

Como alguien que tanto escribe y predica, yo he sido sido impactado por mi tendencia a la hipocresía de esta manera. Yo sé que soy capaz de enseñar lo que dice la Biblia sobre el matrimonio (o cualquier otra cosa, para el caso) incluso cuando no hago lo que dice la Biblia al respecto. Soy capaz de escribir "8 Maneras de Garantizar que la Llama Dure Para Siempre", mientras que actúo como si no me importara si dura 5 minutos más.

Pero no me refiero a escribir sobre el matrimonio hoy, me refiero a escribir acerca de la Biblia. Este artículo en realidad comenzó durante una discusión amigable de la inerrancia. Un amigo y yo estábamos hablando de una comprensión adecuada de las afirmaciones de la Biblia acerca de sí misma y me encontré pensando en la gente de Grace Fellowship Church. Me pregunté acerca de su comprensión de la Biblia, y si afirmarían o no la inerrancia.

Creo que ellos lo harían –creo que todos estarían de acuerdo con la afirmación de que la Biblia no tiene error y que no afirma nada que sea contrario a los hechos. Y creo que esto es cierto ya sea hayan oído o no la palabra inerrante..

He aquí por qué: La manera más efectiva de enseñar la inerrancia no es enseñar inerrancia, sino enseñar la Biblia. La inerrancia puede ( y a veces debe ) ser definida. Pero más a menudo simplemente se debe mostrar. Y estoy convencido de que es mejor mostrada en la predicación expositiva normal semana a semana de la Palabra.

Es aquí, en la predicación de la Palabra, que mostramos lo que realmente creemos. Es aquí donde mostramos nuestra teología en acción. Abrimos la Biblia, decimos lo que dice, creemos lo que proclama, y ​​hacemos lo que ordena. La abrimos, permitimos que Dios hable, y luego vivimos lo que él ha dicho. No hay nada especial en ello. Pero hay algo extraordinario y francamente sobrenatural.

Mientras la gente se sienta bajo este tipo de predicación semana tras semana, año tras año, y un libro tras otro, ven la inerrancia, experimentan la inerrancia, y creen la inerrancia, y consideran cualquier cosa menos impensable. Las lecciones más importantes de la inerrancia no son los que están en el texto de teología sistemática, sino en el púlpito.

He aprendido mucho más sobre el matrimonio al ver el matrimonio que por leer definiciones o descripciones. Es es correcto y bueno. Y tan importante como lo es conocer y definir la palabra inerrancia, es mucho más importante verla. Cuando predicamos la Biblia como inerrante, enseñamos a la gente a entender que es inerrante.

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