La Naturaleza del Pensamiento Incrédulo
Por Greg Bahnsen
En las partes uno y dos del presente estudio un análisis de la exigencia de la neutralidad en nuestras acciones científicas, apologéticas o educativas ha demostrado conducir a resultados desafortunados. Le roba a uno de todos los tesoros del conocimiento que existen. En segundo lugar, un enfoque neutral del conocimiento se ha demostrado que es inmoral en el carácter, permitiendo que uno de los distintivos cristianos se perciba como leve y finalmente integrado en las formas rebeldes de una mentalidad incrédula. Por último, se ha observado que en realidad es imposible que el verdadero cristiano sea neutral en su vida intelectual, de tal neutralidad en un cristiano llamaría a un doble compromiso: uno al agnosticismo secular y otro a la fe salvadora (es decir, “servir a dos señores”).
Volviendo a Efesios 4 y Colosenses 2, preguntémonos cuál es el verdadero carácter del pensamiento neutralista. ¿Qué clase de pensamiento es que no se basa en la enseñanza del Hijo de Dios, que se abstiene de presuponer las doctrinas de Cristo?
Pablo nos dice en Efesios 4 que seguir los métodos dictados por el panorama intelectual de los que están fuera de una relación salvadora con Dios es tener una mente vana y un entendimiento entenebrecido (vv. 17-18). El pensamiento neutralista, entonces, se caracteriza por la futilidad intelectual e ignorancia. A la luz de Dios somos capaces de ver la luz (cf. Sal.. 36:9). Alejarse de la dependencia intelectual en la luz de Dios, la verdad acerca y de Dios, es apartarse del conocimiento a la oscuridad de la ignorancia. Así, si un cristiano desea comenzar sus trabajos académicos desde una posición de neutralidad él, en realidad, estaría dispuesto a comenzar su pensamiento en la oscuridad. Él no permitiría que la palabra de Dios sea una luz para su camino (cf. Sal. 119,105). Al caminar sobre la neutralidad estaría tropezando a lo largo de la oscuridad. Dios ciertamente no es honrado por tal pensamiento como debería, y en consecuencia, Dios hace vano a tal razonamiento (Rom. 1:21). La neutralidad equivale a la vanidad a los ojos de Dios.
Esa “filosofía,” que no encuentra su punto de partida y dirección en Cristo se describen con más detalle por Pablo en Colosenses 2:8. Se ha pensado erróneamente en ocasiones que este pasaje condena cualquier y toda filosofía, que sin reservas el cristiano debe evitar el pensamiento filosófico como una peste. Sin embargo, una lectura cuidadosa del pasaje será de evidencia de que esto no es así. Pablo no desaprueba la filosofía absolutamente, porque el delinea ciertos requisitos. Resulta que hay un tipo particular de pensamiento filosófico que Pablo desprecia. Pablo no está en contra del “amor a la sabiduría” (es decir, “filosofía” del griego) per se. La filosofía está bien siempre y cuando uno encuentra adecuadamente la verdadera sabiduría –lo que significa para Pablo, encontrarla en Cristo (Col. 2:3).
Sin embargo, existe una especie de “filosofía” que no comienza con la verdad de Dios y la enseñanza de Cristo. En lugar de esta filosofía toma su dirección y encuentra origen en los principios aceptados de los intelectuales del mundo –en las tradiciones de los hombres. Tal filosofía, es tema de desaprobación de Pablo en Colosenses 2:8. Es instructivo para nosotros, sobre todo si somos propensos a aceptar las exigencias de la neutralidad en nuestro pensamiento, para investigar sus caracterizaciones de ese tipo de filosofía.
Pablo dice que es un “engaño vano.” ¿Qué tipo de pensamiento es lo que se puede caracterizar como “inútil”? Una respuesta fácil es encontrada por comparación y contraste en los pasajes bíblicos que hablan de la vanidad (por ejemplo, Deuteronomio 32:47; Filip. 2:16, Hechos 4:25; 1 Corintios 3:20, 1 Tim 1:6.; 6:20;. 2 Tim 2:15-18;. Tit 1:9-10). El pensamiento vano es la que no está de acuerdo con la palabra de Dios. Un estudio similar demostrará que el pensamiento “engañoso” se cree que está en oposición a la palabra de Dios (cf. Heb. 3:12-15; Efesios 4:22; 2 Tesalonicenses 2:10-12; 2 Pedro 2: 13). El “engaño vano” contra el cual Pablo advierte, entonces, es la filosofía que opera al margen de, y en contra de la verdad de Cristo. Tenga en cuenta el requerimiento de Efesios 5:6, “Que nadie os engañe con palabras vanas.” En Colosenses 2:8 se nos dice que tener cuidado para que no seamos robados a través de “huecas sutilezas.”
Pablo caracteriza aún más este tipo de filosofía como “de acuerdo a la tradición de hombres, conforme a los principios fundamentales del mundo.” Es decir, esta filosofía deja de lado la palabra de Dios y la hace nula (Marcos 7:8-13), y lo hace al comenzar con los elementos de aprendizaje dictados por el mundo (es decir, los preceptos de los hombres;. cf Col. 2:20, 22). La filosofía que Pablo rechaza es la del razonamiento que sigue las presuposiciones (los supuestos elementales) del mundo, y por lo tanto no son “no conforme a Cristo.”
Se desprende de estos puntos que el cristiano que se esfuerza por lograr la neutralidad en el mundo del pensamiento (1) no es neutral, después de todo, y por lo tanto (2) están en riesgo de mantener, sin saberlo, suposiciones que son hostiles a su fe cristiana.
Mientras piensa que su neutralidad intelectual es compatible con una profesión cristiana, ¡tal creyente está funcionando realmente en términos de la incredulidad! Si se niega a presuponer la verdad de Cristo, invariablemente termina presuponiendo la perspectiva del mundo en su lugar. Todos los hombres tienen sus presupuestos; ninguno es neutral. ¿Serán vuestros presupuestos las enseñanzas de Cristo o el engaño vano contra el que Pablo advierte? ¡Elija hoy a quién habéis de servir!
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