Los Pastores y los Diezmos
por Jesse Johnson
Hace poco me preguntaron de una iglesia, si la Iglesia Grace exige a sus pastores la práctica del diezmo. Esta es mi respuesta a ese correo electrónico:
La palabra diezmo significa dar el diez por ciento de los ingresos a la iglesia. No enseño ni practico este enfoque con el dinero. Creo que se basa en una mala comprensión de la práctica del Antiguo Testamento, crea y propaga una comprensión equivocada de la relación de Dios con nuestro dinero.
En el Antiguo Testamento, los israelitas vivían en una teocracia, y todo lo que tenían en realidad le pertenecía a Dios. Dios llevó este punto a su origen, haciéndolos devolver sus tierras vendidas y liberar a sus esclavos cada 50 años. El diezmo en este sistema sirvió como una forma de tributación. Mientras que a Dios le pertenece todo, el demandaba a su pueblo financiar el sistema levítico (levitas eran sacerdotes, y por lo tanto generalmente no eran campesinos, comerciantes, o pastores) con un diezmo colectado anualmente (Deuteronomio 12:2-19; 14:22-29). Levítico 27:30-32 reitera este diezmo, y lo aplica a los animales también.
En el Nuevo Testamento, el diezmo se dirigía a los levitas y a la cortina del templo. Como la Enciclopedia Bíblica Baker dice: “El diezmo es mencionado en el Nuevo Testamento sólo en tono de crítica.” El hecho es, los fariseos amaban el diezmo, porque es fácil de aplicar, no decía nada al corazón, y tenía poco que ver con el amor real por Dios. No sólo eso, sino que los líderes religiosos habían sido los destinatarios de la misma, y a cambio todo lo que pagaron era el diez por ciento (¡para ellos mismos).
Más allá de eso, el diezmo propaga la idea de que somos dueños de nuestros recursos y podemos hacer con ellos lo creamos conveniente, siempre y cuando le demos un 10% a Dios. Pero la realidad es que todo lo que tenemos pertenece a Dios, y nosotros somos simplemente administradores de ello. Seremos juzgados y recompensados por Dios por nuestra manera de utilizar sus recursos (Lucas 19:16-25, 2 Corintios 5:10, Romanos 14:10), por lo que nos damos mejor servidos cuando podemos usamos nuestro dinero con el propósito de la evangelización y la promoción del reino (Mateo 6:19-20, Lucas 16:9). Cuando una iglesia utiliza sus recursos para el avance de la obra del evangelio y del reino, la iglesia se convierte en una buena inversión para sus miembros. Mediante el uso de dinero para las misiones y el trabajo diario de la iglesia, la iglesia ofrece una oportunidad para que los miembros hagan de su dinero un buen uso a través de dar a la iglesia. Si el liderazgo de la iglesia es de confianza para la congregación (como debe ser), esta ofrenda probablemente superará el 10% de todos modos, pero a diferencia de los diezmos, ofrendar con esta mentalidad celestial es en realidad un reflejo del corazón del dador.
Esta es la razón por la que el NT puede mandar a un dador alegre (2 Corintios 9:7), así como la ilustración que dar de manera generosa recompensa generosamente (Lucas 6:38). La expresión “a quien mucho se da, mucho se le demandará” (Lucas 12:48) se aplica a gran parte de la vida, pero sobre todo a el dar de las finanzas, sin un sistema de diezmo.
Finalmente, el NT manda que a los pastores se les pague (1 Cor 9:8-14; Gálatas 6:6, 1 Tim 5:18). Pablo también implica que una ofrenda se debe tomar por semana (1 Cor 16:2), y esto presupone una entrega generosa de la congregación. Parece obvio que los mismos pastores participan en esta ofrenda, y que simplemente no está conectado a ninguna norma de porcentaje uniforme, bíblica o de otra manera.
Así que en resumen, el concepto del diezmo le pertenece a Israel y a una teocracia. Pero un cristiano debe querer invertir la mayor cantidad de su dinero como sea posible en las cosas eternas, y parece que una buena iglesia está haciendo una labor eterna, y por lo tanto presentará una buena inversión del dinero del pastor.
1 comentario:
Walter (el que aparece como "anónimo"), dice:
Saludos, y gracias por permitirme opinar
Es una lástima que muchos cristianos no leen sus Biblias, y no ven cómo Dios obra en toda la Biblia (¿Es que, la quieren mutilar?); otros no son bereanos. No soy infalible, pero al menos, trato de leer todo y comprobar. Creo lo que estoy escribiendo, aquí, no debe de creerse, sin verificación, ni (y con todo respeto, lo digo), lo que el autor de este artículo, ha dicho. Comprobemos todo en la Biblia. El creyente debe llegar al punto de saber “qué cree” y de “por qué” lo cree, sobre la base de la Biblia misma, no sobre la base de la interpretación de nadie.
Comienzo, diciendo, que, el diezmo judío nunca fue para la iglesia. Aún, aquella parte del Señor Jesús que dice: “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mateo 23:23), y “Mas !ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lucas 11:42), todo esto, no se aplica a la iglesia, sino sólo a los judíos (el Señor Jesús, todavía estaba en el tiempo de la ley de Moisés).
El diezmo judío era aun requerimiento de Dios (o sea, era una obligación) de pago del alquiler de la tierra que se la pagaba a Dios. Dios era el dueño de la tierra. Había tres diezmos judíos, no solo uno.
El diezmo de la iglesia, en cambio no es judío, no es la ley de Moisés. El diezmo de la iglesia es el diezmo voluntario de nuestros padres espirituales; Abraham y Jacob, que fueron dados ¡antes de que se decretara la ley del diezmo judío! Entonces, el diezmo de la iglesia es algo "¡VOLUNTARIO!", y NO OBLIGATORIO. El diezmo de la iglesia es lo mínimo que un cristiano debiera dar. Dios ama al dador alegre.
Al diezmo de la iglesia se le debiera llamar “la ofrenda del diezmo”. El diezmo de la iglesia o las ofrendas es una demostración de amor y de sinceridad, y también para aprender a temer a Dios. Decir que, porque no somos judíos y no estamos bajo la ley, podemos sacarnos de encima el ejemplo de Abraham y de Jacob que diezmaron voluntariamente, es hipócrita. El que da por obligación, no diezma, en lo absoluto (el diezmo de Abraham y de Jacob; el diezmo de la iglesia). O sea, no diezma, ese diezmo, de verdad. Es que el diezmo de la iglesia (de Abraham y de Jacob) es amor. Dios no quiere nuestro dinero, sino nuestro corazón. El que da, primero su corazón, no tendrá nunca problemas de dar voluntariamente, su dienro. Lo que hayan hecho, y dicho el Instituto Bíblico Moody, Seminario Teológico de Dallas, Wheaton College, Talbot Bible School y The Master’s Seminary de John MacArthur no tiene nada que hacer. El que no quiere seguir el ejemplo de Abraham y de Jacob, o sea, dar “el diezmo” (la décima parte), como mínimo, “voluntariamente” y no obligatoriamente, y dice que ama a Dios, ¡es un hipócrita!
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