Los Cristianos y el Alcohol
Por Tim Challies
La relación de los cristianos con el alcohol es uno de esos problemas eternos. A menudo ha sido la fuente de candente desacuerdo e incluso de separación. Se trata de un tema de particular importancia en los Estados Unidos, pero, dado que gran parte del resto del mundo está culturalmente río abajo de los EE.UU., afecta a todos los cristianos hasta cierto punto. Hoy quiero hablar sobre el tema del alcohol, o por lo menos uno de los componentes del mismo. (Entre paréntesis, muchos estadounidenses no pueden saber esto, pero el alcohol no es un problema para los cristianos en muchas otras partes del mundo.)
Una Perspectiva Personal
Por razones que explicaré en un momento, creo que sería útil empezar con una perspectiva personal. Yo me crié en un hogar cristiano y fui criado en torno al alcohol. Mientras que mis padres nunca (ambos cristianos) bebían hasta el punto de la embriaguez, o cerca de ella, a menudo había vino o una cerveza en nuestra casa. Mis padres nunca lo ocultaron de nosotros y nunca se avergonzaron de disfrutar de una bebida. Cuando éramos niños y preguntábamos si podíamos tomar un sorbo de cerveza o vino, mis padres nos lo permitían (y disfrutaban de nuestra airada reacción a ella). Con el tiempo siendo ya un adolescente, el alcohol había sido totalmente desmitificado.
Hay otro detalle pertinente. Un familiar al cual amo era un alcohólico y pude ver de cerca personalmente, el peligro que el exceso podría traer. La desmitificación del alcohol junto con el testimonio de los efectos de la borrachera me dejó sin ganas de emborracharme. Nunca he estado borracho y nunca he estado cerca de hacerlo.
Incluso hoy en día realmente no bebo. Sucede que no me gusta el sabor del alcohol, por lo que tiendo a abstenerme por razones de preferencia. En una boda puedo dar uno o dos sorbos de champán con los brindis y tal vez en el verano en un día de mucho calor voy a tomar una cerveza o media cerveza. Pero eso es todo. Aileen bebe un poco, pero poco más que yo. Si usted viene a nuestra casa usted probablemente encontrará un par de botellas de cerveza en la nevera. Que bien pueden estar todavía la próxima vez que nos visite.
¿Por qué estoy contando esto? Digo todo esto para demostrar que realmente no tenemos ninguna razón personal para defender el consumo de alcohol. Estoy muy feliz de vivir una vida libre de alcohol. No es que tengo la intención de defender el consumo de alcohol, ya que no es mi propósito aquí.
Perspectivas Cristianas
Las perspectivas cristianas sobre el alcohol van de de “la Biblia elogia el consumo de alcohol para beber con moderación” hasta “la Biblia prohíbe terminantemente el alcohol así que Dios ordena que se abstenga de ello.” Esas perspectivas existen incluso dentro de este segmento poco reformado del mundo cristiano. Por lo que entiendo, RC Sproul cree que el alcohol es un don del Señor, su gran amigo John MacArthur considera al consumo del alcohol como no bíblico, su mutuo amigo John Piper cree que incluso si bien el consumo no es un pecado, es muy imprudente. Tres hombres, tres líderes, tres puntos de vista.
En los jóvenes, inquietos y Reformados de este mundo cristiano, parece que la mayoría de la gente tiende a creer que no hay nada inherentemente malo en el consumo de alcohol. No hay desacuerdo sobre el exceso –todos coinciden en que el estado de embriaguez es pecado. Pero la gente joven tiende a buscar libertad de conciencia, si no beben, al menos no lo consideran un pecado y no lo consideran ni aconsejable.
Consideraciones Contemporáneas
Ahora ¿por qué estoy escribiendo sobre esto? Es por esta razón: yo creo que es un tema que tenemos que ser conscientes de que va más allá de la simple cuestión de si el alcohol está prohibido por la Biblia. El mayor problema, al menos en mi apreciación, es lo que la gente hace con la libertad que han encontrado. Esto lo vimos recientemente en una serie de publicaciones en el blog escrito por John MacArthur. El Dr. MacArthur fue criticado por todas partes por discutir el alcohol, a mi entender, sin embargo, su discusión sobre el alcohol era secundaria a la discusión sobre la naturaleza de la libertad de quienes lo consumen.
Lo hemos visto en su discurso de apertura en el ahora infame post “Cerveza, bohemia, y la libertad cristiana verdadera.” El escribió: “Si todo lo que sabe acerca de la vida cristiana vino de blogs y sitios web en el distrito de Joven-inquietos de la comunidad Reformada, puede tener la impresión de que la cerveza es el símbolo del principio de la libertad cristiana.” Todos sabemos que el Dr. MacArthur se opone al consumo del alcohol; pero lo que dijo desde el principio de ese mensaje es que los que consumen lo están haciendo por algo más de lo que debería ser. Este punto parecía perderse.
Lo que he visto al ver ese artículo es la realidad de que esta generación más antigua ve a la gente joven en celebración de la libertad restregándoselo en la cara. Nos escuchan decir: “Somos liberados por la gracia, ustedes están obligados por la ley.” Ellos están convencidos de que en lugar de respetarlos y honrarlos, se burlaban de ellos mirándolos de arriba abajo. En vez de usar nuestra libertad en amor y respeto, estamos usando nuestra libertad sin cuidado y con rencor, incluso.
Así que olvídese por un momento si el alcohol es bueno o malo o indiferente. En su lugar, piense en cómo se refiere a aquellos que creen lo contrario de lo que usted cree.
Estoy convencido de que el consumo de alcohol es un asunto tipo Romanos 14 que cae dentro de los límites de la libertad cristiana.. Esto necesariamente significa que uno se abstiene porque cree que esto es lo que el Señor requiere, mientras que otro participa porque cree que el Señor le ha dado este tipo de libertad. Ambos lo hacen sobre la base de su comprensión de la Escritura y ambos lo hacen para prestar atención a la conciencia. A pesar de que uno tiene una mejor comprensión de lo que el Señor exige de nosotros, ninguno de los dos está pecando y ambos están obligados a obedecer a la conciencia.
Esto entonces nos llama a todos a caminar muy, muy cuidadosamente. Afortunadamente, el Señor nos ha dado instrucciones claras sobre qué hacer en esta clase de circunstancias. Lo que no podemos permitirnos hacer es ser visto como menospreciando o condenando al otro. Uno será propenso a ver al otro como obligado por el legalismo o falta de madurez y, a su vez, encuentra ira u odio que brota en su corazón. El otro será propenso a ver al otro como yendo mucho más allá de lo que el Señor lo permite y luego condenando esta libertad como anarquía. Estas son las tentaciones particulares establecidas en Romanos 14. Si el alcohol es realmente este tipo de problema, hacemos bien en pensar con que pecado vamos a luchar.
Mi desafío, entonces, para aquellos de nosotros que somos jóvenes (o menos) y / o inquietos y / o reformados es usar nuestra libertad y sabiduría para usarla con respeto. De alguna manera el Dr. MacArthur y muchos otros como él están percibiendo que estamos usando nuestra libertad imprudentemente, que lo estamos usando sin respeto, que lo estamos haciendo una señal de madurez cristiana (que necesariamente los implica como siendo espiritualmente inmaduros). Se lo debemos a ellos en el amor cristiano, se lo debemos al Señor en humilde sumisión, el buscar en nuestro corazón para ver si esto puede ser verdad.
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