¿Agradecido a Quién?
por Mike Riccardi
El agradecimiento es una cosa divertida.
Por su propia naturaleza la acción de gracias hace un corte recto a través del grano de orgullo y el enfoque propio del corazón del hombre natural. Cuando estamos agradecidos por algo, reconocemos que estamos en deuda de otra persona- que hay cosas buenas en nuestras vidas por las que no parece apropiado darnos una palmadita en la espalda. Hacemos una pausa por unos días durante las vacaciones de Acción de Gracias para pensar en las bendiciones que disfrutamos, el rumbo de nuestras vidas, con todos sus problemas, las pruebas y desilusiones, son en realidad mucho mejor de lo que podría haber logrado por nosotros mismos en nuestras propias fuerzas, y mucho mejor de lo que sabemos que nos merecemos.
Y eso parece ser el caso, incluso para los no creyentes. Parece que el conocimiento de Dios y Su ley que está escrita en sus corazones (Rom 2,14-15) –el conocimiento de Sus atributos invisibles que Él ha hecho claramente visible al ordenar el mundo como lo ha hecho (Rom 1:19-20) –se vuelve un poco más difícil de eliminar (Rom 1:18), ya que perciben la belleza y la virtud en acción de gracias. La simpatía inherente y objetiva de la realidad de que alguien distinto de sí mismos es fundamentalmente responsable de las cosas buenas que disfrutan irrumpe en su conciencia, haciendo que se humillen y agradezcan a alguien más por ello. Incluso la persona más orgullosa admite, si es honesto consigo mismo, que, curiosamente, se siente bien para estar agradecidos. Nos gusta dar las gracias. Algo que sólo se siente ...bien... de ello.
. Y eso es porque estamos llegando a la realidad de que la vida no es en última instancia acerca de nosotros y hacer mucho por nosotros mismos. Estamos mirando de reojo a la realidad de que absolutamente todo lo que tenemos –desde nuestro trabajo de medio tiempo hasta el aire que respiramos– se debe a la benevolencia de otro. Usted ve, estamos diseñados para humillarnos en la presencia de Alguien infinitamente es más digno que nosotros. Y que estamos diseñados para dar alabanza y acción de gracias a Dios por las comodidades de esta vida. El placer que sentimos en la acción de gracias es una parábola del Dios del universo que nos enseña que nuestra gloria no es la meta de nuestras vidas, sino que es Su gloria.
Y así que si estás leyendo esto y no eres un creyente en Jesucristo, ¿puedo pedirte que dejes de pensar y por qué, en esta época del año, se siente bien desviar la gloria? ¿Podrías hacer una pausa un momento y pensar por qué es esto así? Realmente sientes, y por lo tanto, dices, las palabras: “Estoy agradecido por ______.” Pero ¿alguna vez te has preguntado a quién agradeces por esos dones? De hecho, que son un dones y por lo tanto, han venido de un dador?
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Mientras todos se preparan para pasar un rato hoy para reflexionar sobre las cosas que estamos agradecidos, recordemos que no hay virtud en atesorar los dones, a expensas de atesorar al Dador. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay variación ni sombra de variación” (Santiago 1:17). En esta acción de gracias, reconozca que a Quien le esta agradecido por los asuntos infinitamente más que lo que estás agradecido.
El mayor regalo de todos: el don por el que todos debemos estar muy agradecidos, es el don del Padre de su Hijo perfecto e inocente. Su amado Hijo, a quien le entregó para morir en la cruz para pagar la penalidad del pecado en el lugar de los pecadores como usted y como yo. Quien se levantó de la tumba al tercer día, a fin de lograr vida eterna, espiritual y verdadera a todos aquellos que abandonan sus pecados y dependen totalmente de El para ofrecer su justicia delante de un Dios Santo. Jesús es el que hace posible la acción de gracias. Este acción de gracias, vamos a darle la gloria y honra por ello.
Demos gracias por los dones que disfrutamos. Y vamos a estar agradecidos al Dios que los da.
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