Homosexualidad: Seis Maneras de Amar al Pecador, Odiar el Pecado
Por Jesse Johnson
El anuncio del lunes por Jason Collins de que es gay es el último ejemplo de la “cuestión” homosexual erigiéndose en el mercado secular. La nueva norma es que los homosexuales anuncian su identidad sexual y, luego, reciben afirmación por su valentía, audacia y honestidad de sus compañeros de trabajo y clientes (o, en el caso de Collins, periodistas).
Esto pone a los cristianos con trabajos seculares en una difícil situación. La mayoría de los creyentes entienden perfectamente el concepto de odiar el pecado y amar al pecador. Pero ese concepto está cada vez más siendo visto como inadecuado simplemente porque los homosexuales a menudo perciben su orientación sexual como su identidad, lo que, toda tentativa de amar al pecador y a la vez odiar el pecado son como contradictorias.
La dificultad se agrava por los creyentes que trabajan con, para o alrededor de los que son abiertamente homosexuales. ¿Cómo deberían responder los cristianos a aquellos en el lugar de trabajo que son homosexuales? Si usted maneja una empresa con empleados homosexuales, o si tiene compañeros de trabajo homosexuales, ¿cómo encontrar el equilibrio entre odiar el pecado y amar al pecador? Aquí hay seis sugerencias:
1) Recuerde el evangelio, que es otra manera de decir que el asunto primordial es que la homosexualidad es un pecado, y que todo pecado es contra Dios. Sin embargo, Dios también está dispuesto a perdonar cualquier pecado que se confiesa en fe, y del que se arrepiente. La razón de este problema es difícil es porque el cristiano tiene el deseo de ver a sus amigos y compañeros de trabajo venir a la fe, y sabemos que la salvación es realmente imposible si una persona se niega a reconocer su pecado.
2) No apruebe la homosexualidad. No hay ningún aspecto positivo de la homosexualidad en la Biblia. Cada mención de la homosexualidad en las Escrituras es negativ, y es a la vez un acto y un estilo de vida condenado por Dios. En todas sus interacciones con los homosexuales, recuerde que su identidad se basa en una práctica que Dios llama pecado, y que (como todo pecado) conduce a la destrucción. Este problema se complica porque a diferencia de muchos otros pecados, el homosexual está a menudo en busca de la aprobación de sus acciones, que es algo que el creyente simplemente no puede dar.
En nuestra cultura no es ni siquiera el pecado mismo, la cuestión, tanto como lo es el impulso a la afirmación del pecado (Romanos 1:32). El objetivo es que otros dan su aceptación de su pecado (“la opinión de los Estados Unidos está cambiando”), y esa es la única cosa que no puedes hacer. No puedo pensar en otro grupo que se haya esforzado para justificar su pecado tanto como este grupo, y en gran parte han tenido éxito. En su esfuerzo por encontrar el equilibrio de amar al pecador y odiar el pecado, recuerde que hay una línea roja que no se puede cruzar, no se puede hacer nada que pudiera dar la impresión de la homologación de un estilo de vida homosexual.
3) Tenga compasión de los homosexuales porque Satanás es un enemigo y un destructor. Una persona encadenada a un estilo de vida homosexual es una persona que experimenta un profundo dolor, rechazo y el aislamiento hasta el punto de que la mayoría de la gente no entiende. Es difícil imaginar el daño que se causa a una persona cuando se cuestionan su propia identidad sexual. Afecta a la esencia misma de su ser. Ese dolor e inseguridad está enmascarado por salir, pero no es quitado. Por el contrario, conduce a una perpetua búsqueda de aceptación, y en última instancia se trata de una vida que conduce a la miseria. Recuerde, Satanás odia a la gente, y los que están atrapados en el pecado debe ser objeto de la compasión cristiana.
4) Demuestre amor a los homosexuales, el mismo amor que Dios nos demostró cuando nos separamos de El. Desarrolle relaciones con los compañeros de trabajo que son homosexuales. Conózcalos, ore por ellos, y no rehúya compartir el evangelio con ellos. Niéguese a decir algo negativo acerca de ellos, y muéstreles lealtad y amistad de un corazón que está lleno de preocupación por ellos. Recuerde que al final del día, “no le debemos nada a nadie, excepto el amor” (Romanos 13:8).
5) No tolere ninguna división o incitación al odio. Si usted administra una empresa secular, y usted tiene empleados que no pueden trabajar junto a alguien que es gay sin ser divisivo o no profesional, usted tiene que hacer frente a ese empleado divisivo y poco profesional. Sus empleados tienen que trabajar juntos y asegurar que este es el argumento, no equivale a demostrar la aceptación de la homosexualidad, sino más bien es una marca de profesionalismo, y una señal de madurez cristiana.
6) Sea honesto con un compañero de trabajo homosexual, haciéndole saber que usted tiene el deseo de amarle y cuidar de él, sin que de ninguna manera le de la impresión de que usted aprueba sus acciones pecaminosas. Dígale que es la misma tensión que tiene con todos los no-cristianos, pero que es aún más pronunciada con él, y pida ayuda en la búsqueda de ese equilibrio. Explique que es su deseo de que venga a la fe, y al mismo tiempo es su deseo de conocerlo y orar por él, pero que usted no quiere confundirlo acerca de su conocimiento del pecado.
¿Son útiles estas sugerencias? ¿Qué añadirías?
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