La Comunicación en el Matrimonio es Importante
Por RC Sproul
El tema de la comunicación en el matrimonio es difícil, tal vez imposible. Implica trabajo, dolor, sensibilidad, paciencia y mucho cuidado. La comunicación es a menudo una tarea pesada, pero es una tarea que debe llevarse a cabo para que un matrimonio sea completo. Cuando la comunicación falla, el matrimonio está en problemas. Cuando falla, el matrimonio está prácticamente condenado al fracaso.
La comunicación es, ante todo, un medio de conocimiento. En el matrimonio, quiere decir, simplemente, el conocimiento de dos personas. El objetivo de la comunicación es el conocimiento –no un conocimiento abstracto, teórico e impersonal, sino conocimiento personal, conocimiento de intimidad. En las categorías bíblicas, la esencia del matrimonio se expresa en la intimidad de conocer y amar.
Cuando los escritores del Antiguo Testamento describen el acto sexual, el término habitual utilizado es una forma del verbo “conocer.” Leemos que Adán “conoció” a su esposa y ella concibió. Abraham conocía a su esposa, etc ¿Qué es lo que el escritor intenta transmitir? La Biblia no intenta sugerir que la reproducción se produce por la capacidad de reconocer o distinguir a una persona de otra. Cuando leemos que Adán “conoció” a su esposa, significa más de que habían sido presentados formalmente. Tampoco es el escritor bíblico simplemente está siendo educado cuando se utiliza el término. Estaría fuera de lugar para un escritor del Antiguo Testamento evitar un candor a favor del eufemismo. No, cuando el Antiguo Testamento habla de la unión sexual en términos de conocer, se debe a conocer, en todo el sentido de la palabra, está en el corazón del matrimonio. Ser conocido y todavía ser amado es uno de los objetivos supremos del matrimonio.
Ser conocido y todavía ser amado es uno de los objetivos supremos del matrimonio.
Muchos de nosotros pensamos que si la gente realmente nos conociera ellos no nos querrían. Otros piensan que si la gente nos conociera lo suficientemente bien como para entendernos, tal vez nos querrían. La mayoría de nosotros probablemente sentiría un poco de ambos. Queremos ser muy conocidos, pero sigue existiendo el temor persistente de que si se nos conoce, no vamos a ser amados.
Antes de la Caída, Adán y Eva disfrutaron de su vida en el Edén, “desnudos y sin vergüenza.” Después de la Caída se dieron cuenta de su desnudez y se escondieron en vergüenza. En su culpabilidad no querían que Dios los viera, por lo que se convirtieron en fugitivos de su mirada. Sin embargo, en un acto de gracia asombrosa, Dios proveyó ropa para sus criaturas avergonzadas y cubrió su desnudez. Pero el deseo de que el estado original del estar desnudo y sin vergüenza se quedó con Adán y Eva. Ellos querían ocultar su desnudez y su vergüenza, sin embargo, anhelaban un lugar seguro para estar desnudos. Ellos anhelaban un lugar donde pudieran quitarse la ropa y darse a conocer sin temor. Dios siempre provee ese lugar en la institución del matrimonio. Dios les dio un lugar en el que podrían tener "relaciones sexuales", que, por supuesto, es también sinónimo de comunicación verbal.
La comunicación implica una especie de desnudez. En algunas situaciones, la desnudez puede ser muy embarazosa. En otras ocasiones, puede ser sumamente excitante. Lo mismo sucede con la comunicación. Cuando la comunicación se lleva a cabo de una manera apropiada en el matrimonio, produce un placer indescriptible. Cuando no hay, el resultado son dos personas que se vuelven a esconder.
Ser conocido por Dios es la máxima meta de la existencia humana. Conocer que Dios lo sabe todo acerca de mí y todavía me ama, es sin duda mi gran consuelo.¡Qué consuelo saber que no se puede engañar a los ojos de Dios, no tiene sentido en siquiera intentarlo. La institución del matrimonio humano debe reflejar ese consuelo. Cuanto más somos capaces de darnos a conocer a los socios de nuestra vida y aún ser amados, cuanto más somos capaces de entender lo que es una relación con Dios y de que se trata. El mayor consuelo que tengo en este mundo es conocer que mi esposa me conoce mejor que cualquier otra persona en este planeta, y ¿adivinen qué? –Ella me ama.
Esta entrada de blog es una adaptación del libro de RC Sproul, The Intimate Marriage .
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