lunes, febrero 18, 2013

¿El de Manos Limpias y un Corazón Puro?

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¿El de Manos limpias y un Corazón Puro?

Por Anthony Carter

 

En el Salmo 24, se plantea la cuestión: “¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién estará en su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro” (vv. 3-4a). El requisito para el ascenso hasta el lugar de Dios en la adoración es que nuestras manos estén limpias y nuestros corazones purificados. La pregunta entonces es: “¿Quién tiene las manos limpias y un corazón puro?” Cuya adoración en pensamiento, palabra y acción es lo que Dios encuentre completamente aceptable? ¿La adoración de quien es perfectamente agradable a Dios? El Unico que tiene tales s manos y tal corazón es Jesús nuestro Señor. Apropiadamente, la Biblia nos recuerda que Él ha subido al monte santo. Él ha entrado en el lugar santo, no por el lavamiento temporal de la sangre de machos cabríos ni de becerros (Heb. 9:12), sino por Su propia sangre. Al entrar, Él ha hecho un camino para que usted y yo entremos también (Heb. 10:19).¿Jesús tiene las manos limpias? Sí, y también todos los que han sido lavados en Su sangre. ¿Es Jesús de un corazón puro? Sí, y también lo son aquellos que han sido lavados por Su sangre. A través de la sangre de Cristo, nuestras manos y nuestros corazones se han limpiado y purificado. Esto significa que, a causa de la sangre de Cristo, somos capaces de servir y adorar a Dios.

Cuando Jesús liberó a la mujer sorprendida en adulterio, Él le preguntó: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” (Juan 8:10-11). Cuando Dios ha liberado a nuestras conciencias, no importa cómo otros tratan de obligarlas. Cuando Cristo ha lavado nuestras manos y corazón, no importa lo que otros digan acerca de ellos. Sólo debemos asegurarnos de que Cristo nos ha liberado, y que nuestras conciencias, manos y corazones de hecho han sido lavados en Su sangre.

¿Jesús tiene las manos limpias? Sí, y también las tienen todos los que han sido lavados en Su sangre.

Sin embargo, debemos recordar que no limpiará vuestras conciencias, manos y corazones. Esta fue la arrogancia y la condena de Poncio Pilato. Él trató de lavarse las manos de la culpabilidad de Cristo. La Biblia dice: “Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.” (Mat. 27 : 24). Mientras que la suciedad se puede haber quitado de las manos, su conciencia no puede ser limpiada con agua. Irónicamente, la sangre que él trató de lavar era la única sangre que podría haber hecho limpiar. Esto contrasta con Pablo, quien dijo que él sirvió y adoro a Dios con una “conciencia limpia” (2 Tim. 1:3). La diferencia es que Pilato propuso lavar la sangre de Cristo fuera de sí mismo, mientras que el mismo Pablo supo ser lavado en la sangre de Cristo.

Este artículo es un extracto del nuevo libro de Anthony Carter, Blood Work.

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