El Ejemplo del Pastor de Evangelismo
por Steven Lawson
En su última carta, Pablo exhorta a Timoteo, su hijo en la fe, a “hacer la obra de evangelista” (2 Tim. 4:5). Con estas palabras, el anciano apóstol establece la norma eterna para el ministerio pastoral, no sólo para el joven Timoteo, sino para todos los pastores de cada generación y en cada lugar.
Con autoridad apostólica, este mandato imperativo viene con fuerza vinculante. Todos los pastores deben hacer la obra de evangelista. Ellos sinceramente deben proclamar el mensaje evangélico, exhortando a la gente a confiar en Jesucristo para la salvación. Así que, ¿dónde comienza esta evangelización pastoral?
En primer lugar, cada pastor debe predicar el evangelio a sí mismo. Antes de que cualquier pastor pueda llamar a otros al arrepentimiento, debe creer en Jesucristo. El apóstol Pablo exhorta a Timoteo, diciendo: “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.” (1 Timoteo 4:16.) Es decir, todo predicador debe examinar su propia alma, en primer lugar. El éxito de su evangelización es, en primer lugar, depende de su buena posición en la gracia.
En El Pastor Reformado, el puritano Richard Baxter se dirigió a los ministros de su época, muchos de los cuales fueron inconversos: “Vea que la obra de la gracia salvadora este bien hecha en sus propias almas. Mirad por vosotros mismos, no sea que sea falto de esa gracia salvadora de Dios que le ofrecemos a los demás.” "En pocas palabras, los pastores deben aceptar el mismo mensaje que predican.
Charles Spurgeon escribe lo siguiente:
Un pastor sin gracia es un ciego elegido para un puesto de profesor de óptica, filosofando sobre la luz y la visión, hablar sobre ... los tonos agradables y otras mezclas delicadas de los colores del prisma, mientras que él mismo esta absolutamente en la oscuridad! ¡Él es un hombre mudo, elevado a la silla del músico, un hombre sordo dominando sinfonías y armonías! Él es una mole profesando educar aguiluchos.
Lamentablemente, los pastores no convertidos existen. Martín Lutero fue un doctor en teología y profesor de la Biblia antes de que él naciese de nuevo. Juan Wesley fue un misionero en el extranjero antes de su conversión. Cada pastor debe estar seguro de su propia salvación antes de que él poderosamente pueda predicar el evangelio a otros.
En segundo lugar, cada pastor debe predicar el evangelio a su familia. El Evangelismo en el hogar comienza con el pastoreo de la propia esposa en su relación con Cristo. Nunca olvidaré la reunión de un anciano en el que uno de nuestros pastores compartió que su esposa se había convertido la noche anterior. Ella era una de las mejores personas en la iglesia, sin embargo, desconocida para nosotros, fue convertida. ¿Con qué frecuencia es ésta la realidad? Con este fin, cada pastor debe prestar atención al estado espiritual de su esposa.
Del mismo modo, debe dar la misma atención a sus hijos. Esta evangelización debe comenzar temprano e involucrar a las disciplinas tales como lecturas de la Biblia, la catequesis, y las devociones familiares. He venido a la fe en Cristo como resultado de mi padre leyendo la Biblia para mí por las noches. Por otra parte, la evangelización en casa debe incluir conversaciones informales, preguntas de sondeo, y una vida piadosa constantemente modelada delante de los hijos.
En tercer lugar, cada pastor debe predicar el Evangelio a su rebaño. Debe haber una sobria comprensión de que no todo miembro de la iglesia es regenerado. Cada trabajo evangelístico del pastor debe centrarse en su ministerio en el púlpito mientras presenta regularmente el evangelio con recursos claros y decisivos. El debe implorar a su congregación a responder al evangelio y ser salvos. Debe haber una clara urgencia en su voz cuando él exhorta, aun ruegos, por su rebaño para convertirse.
Ciertamente, este impulso evangelizador no se debe confundir con los abusos y los métodos de manipulación. No estoy afirmando que la gente levante la mano, camine en un pasillo, repita la oración, y se declare salvo - todo dentro de cinco minutos. Sino que estoy insistiendo en que nuestra predicación del evangelio debe ser convincente. Debe venir con proclamaciones audaces de la cruz, cálidas apelaciones a venir a Cristo y convicciones apasionadas que insten a la gente a responder por la sola fe. Los pastores deben dar mensajes del Evangelio que llamen al arrepentimiento y emitan advertencias severas de las consecuencias eternas para la incredulidad.
En cuarto lugar, cada pastor debe evangelizar a la comunidad. Las estrategias serán diferentes de un hombre a otro, dependiendo de sus dones y oportunidades. Como un pescador de hombres, tiene que ir donde están los peces. El debe dejar la tierra firme, adentrándose en aguas profundas, y echar su red. Los pastores deben aventurarse a salir a la comunidad, compartir el evangelio, e instar a la gente a creer en Cristo. El alcance a la comunidad consiste en la construcción de puentes para los incrédulos. Esto puede incluir ser anfitrión de un estudio de la Biblia en una oficina, un restaurante o una casa. Puede incluir un programa de radio local, un editorial de un periódico o un blog de Internet. Significa que muestra las obras de misericordia con una presentación del evangelio. Sea cual sea la estrategia, hacer incursiones de ese tipo requiere ir a donde la gente inconversa este y sin avergonzarse comparta a Cristo.
Se ha dicho con razón que la alegría más grande es conocer a Cristo y el segundo más grande es darlo a conocer. Que cada pastor entre con gozo en esta tarea privilegiada de hacer la obra de evangelista.
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