Conocimiento que Condena
Romanos 1:18-32
Por John F. Macarthur
La "teología natural" -la creencia de que el hombre inherentemente tiene la capacidad de razonar ante Dios- está ganando popularidad entre los evangélicos. ¿Pero encuentra apoyo en las Escrituras?
En Romanos 1, Pablo presenta un argumento fuerte contra la idea de la teología natural. Es verdad que Dios se revela a sí mismo en la creación. Él también se revela en nuestras conciencias, a través de la ley moral que ha escrito sobre el corazón humano (Romanos 2:15). Pero ese conocimiento no es suficiente para salvar. Romanos 1:18 dice: " Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad". El pecador, en su condición natural, está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1), y muerto significa muerto; no puede responder. Está perdido, ignorante y totalmente ciego a la gloriosa luz del evangelio.
Entonces, incluso si el pecador, a través de nada más que sus propios poderes de deducción, concluye que hay un Dios poderoso y otorgante de leyes que ha establecido el estándar para la moralidad, ¿qué puede hacer el pecador con esa verdad? ¿Tiene innatamente la capacidad de pasar de eso a la salvación? No, Pablo nos dice que la respuesta del corazón incrédulo es suprimir la verdad. Él lo reprime en injusticia porque él es, en su núcleo, perverso, corrupto, pecador e incapaz de cualquier rectitud verdadera.
Pablo continúa,
porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. (Romanos 1:19-20)
¿Por qué? ¿Entonces los pecadores pueden conjurar su propia salvación? ¡No! Pablo dice: “de manera que no tienen excusa” (Romanos 1:20). La autorrevelación de Dios a través de su creación no es suficiente para salvar a los pecadores; solo es suficiente para condenarlos.
Y “Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:21). Cualquier ligero rayo de luz que una persona pueda encontrar en el camino de la razón y la conciencia se oscurece rápidamente; en realidad, el pecador se lo apaga solo.
Esa verdad está en el corazón de toda la comprensión bíblica de la salvación. Este hecho yace en la base del evangelio: el pecador es completamente incapaz y no está dispuesto a creer la verdad por sí mismo. Esta podría ser la doctrina más importante en todas las Escrituras, porque si lo haces mal, vas a estar equivocado sobre todo lo que sigue.
Con frecuencia la gente se obsesiona con la soberanía de Dios en la salvación. Pero no puedes aspirar a entender la obra de Dios en la salvación sin antes entender la pecaminosidad de la humanidad. Solo entonces está claro que la única forma en que un pecador puede ser salvo es si Dios lo redime y lo transforma radicalmente, dando vida a los muertos.
Aparte de ese acto divino intermedio, el único instinto de los pecadores es deshonrar a Dios. La oscuridad espiritual reina en sus corazones, y su pensamiento solo se vuelve más inútil y se inclina más en contra de Dios. Pablo dice: “Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen” (Romanos 1:22-23).
La creación de Dios habla a su carácter. Él ha plantado el testimonio de sí mismo en el mundo creado, y lo ha tejido en la trama de la humanidad. Pero lo único que el hombre pecador puede hacer es rechazarlo, pervertirlo e ignorarlo. La evidencia de la existencia y naturaleza de Dios puede ser solo una llama tenue y parpadeante en un mundo dominado por la oscuridad, pero los pecadores están demasiado ansiosos por apagarlo de todos modos. Y por esa razón, están justificadamente condenados.
En los siguientes versículos, Pablo describe cómo el rechazo de Dios por parte del pecador conduce a su degradación y corrupción total. Es un descenso perverso y malvado, uno que rutinariamente vemos en el mundo que nos rodea. Es realmente la historia de la historia humana, repetida una y otra vez en un ciclo inútil y repulsivo de destrucción depravada. En The Intellectuals [Los Intelectuales], el autor Paul Johnson comparte una serie de historias sobre personas como Rousseau, Kant y otros grandes pensadores que ayudaron a dar forma a la cultura occidental. Lo que te impacta no es solo su brillantez, sino cuán perversas y desviadas fueron sus vidas. Su inteligencia es innegable, pero no pudo salvarlos de la desastrosa degradación de Romanos 1.
¿Qué nos ofrece la teología natural en última instancia? Pablo dice que esto lleva a
estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad; son chismosos, detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de lo malo, desobedientes a los padres, sin entendimiento, indignos de confianza, sin amor, despiadados; los cuales, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican. (Romanos 1:29-32)
Lejos de encontrar a Dios por su cuenta, el hombre impenitente se convierte en campeón y animador de todo lo que el Señor se opone.
(Adaptado de Good News )
Disponible en línea en: https://www.gty.org/library/blog/B180917
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