El Poder de la Devoción de una Madre
(Hombres Cristianos y Sus Madres Piadosas)
Por Tim Challies
Las circunstancias trágicas a menudo sacan lo mejor y lo peor de nuestro carácter. Expanden nuestra resistencia, construyen nuestra disciplina y fortalecen nuestra determinación. Ellas exponen la piedad que hemos cultivado en nuestros corazones. Pero las circunstancias trágicas también pueden exponer el pecado que permanece dentro de nosotros. Nos llevan a situaciones más allá de nuestra fuerza y control, y en tales ocasiones podemos reaccionar siendo insensibles o dominantes hacia los demás. Ellos magnifican nuestras debilidades y nos dejan humillados con nuestra insuficiencia.
Hasta ahora en nuestra serie, hemos visto a varios hombres que tuvieron el privilegio de ser criados por sus padres. Hoy nos dirigimos a una madre que fue forzada por circunstancias trágicas a criar a sus hijos por su cuenta. Aunque este juicio eventualmente sacó a la luz sus debilidades y pecados, fue su devoción inquebrantable que resplandeció más brillantemente a lo largo de su vida como madre soltera. Con determinación piadosa y amor inquebrantable, ella crió a sus hijos en la disciplina del Señor y proveyó para cada una de sus necesidades. No es de extrañar, entonces, que muchos años después Charles Hodge rendiría tributo a su madre como la única persona en el mundo a la que debía absolutamente todo. En este artículo sobre “Hombres Cristianos y Sus Madres Piadosas,” vemos el poder de la devoción de una madre.
Gozo y Dolor
Charles Hodge fue uno de los cinco hijos nacidos de Hugh y Mary Hodge. Mary nació en 1765. Los historiadores saben poco de sus años de juventud, excepto que ella era excepcionalmente hermosa y que a la edad de 20 años, después de la muerte de sus padres, se trasladó a Filadelfia para vivir con su hermano. Fue aquí donde conoció a Hugh, que experimentó algo como el amor a primera vista. Ellos se cortejaron por un número de años antes de casarse en 1790. Hugh era un miembro de una familia rica e influyente que se había establecido en Filadelfia en los inicios de 1700. El padre de Hugh, Andrew Hodge, había hecho una fortuna en el comercio internacional y también había estado activo en la política local y nacional. Un cristiano piadoso, Andrew estaba involucrado en la construcción y promoción del presbiterianismo en América. Hugh creció en medio de la afluencia, se educó en el Colegio de Princeton, y luego se formó como médico. Aunque durante un tiempo siguió una carrera como comerciante, regresó a la medicina poco después de su boda y se estableció como un respetado médico de Filadelfia. Tanto él como María eran cristianos comprometidos que provenían de una larga línea de presbiterianos.
Desde el principio, el matrimonio del Hodge estaba marcado por la tragedia. Sus tres primeros hijos sucumbieron a la enfermedad uno tras otro, el más mayor a la fiebre amarilla y los dos siguientes al sarampión. Su cuarto hijo, Hugh Jr., fue el primero en sobrevivir a la infancia. Su quinto y último hijo, Charles, nació menos de dos años después de su hermano mayor. El padre de los chicos pronto también se iría. Cuando Charles tenía sólo 7 meses de edad, su padre murió de fiebre amarilla, dejando a su familia con poco más que una pequeña propiedad que generó ingresos escasos e inconsistentes.
Criando y Proveyendo Sola
Afortunadamente, Mary era una mujer decidida y capaz que resolvía cuidar a sus hijos y proporcionarles lo mejor de su capacidad. Para hacer esto, a menudo tenía que alquilar gran parte de su casa a los pensionistas, a veces dejando sólo una habitación individual para ella y los niños. Las circunstancias la obligaban a trasladarse a menudo, generalmente a cuartos más pequeños. Sin embargo, aun cuando ella tenía tan pesadas responsabilidades, ella permaneció activa en su iglesia y comunidad e incluso estableció una cocina para servir a las mujeres empobrecidas. Ella puso gran énfasis en la educación de sus hijos, trabajando largas horas y trabajos humillantes para asegurar que pudieran asistir a buenas escuelas. Ella misma asumió el liderazgo en su educación cristiana, enseñándoles especialmente el catecismo menor de Westminster. Ella hizo los arreglos para que sus hijos se reunieran con su pastor para recitar las preguntas y respuestas del Catecismo y, cuando lo hubieran dominado, participar en su estudio bíblico.
Este temprano entrenamiento teológico estableció una base que marcaría el resto de la vida de Charles. Para 1810, los medios limitados de Mary la obligaron a enviar a sus hijos a vivir con parientes en Somerville, Nueva Jersey. Esta era la única forma en que podían obtener una educación superior a un precio asequible. En los dos años que Charles estuvo fuera de casa, él y su madre permanecieron en contacto constante a través de cartas, y su preocupación principal fue su desarrollo en carácter piadoso. Enfatizó el valor del trabajo duro y de vivir una vida deliberada y estructurada. También le animó a encontrar hombres cristianos mayores que pudieran asumir una especie de papel paternal. Gran parte de lo que Charles se convertiría y lograría se puede remontar al fundamento establecido por su madre en catequizarlo e inculcar en él las virtudes cristianas. Charles mostró su afecto por Mary en las palabras que comenzaron sus cartas: "Mi Querida Madre", "Mi Amada Madre", o "Mi Querida Mamá". Podría cerrar con "Siempre, mi querida madre, tu afectuoso Charles, "" Quedo de ti, querida madre, vuestro hijo ", o "El afectuoso hijo de mi querida madre.”
El siguiente paso en la educación de los muchachos fue el Colegio de Princeton. Aunque Mary se mudó a Princeton y estuvo de nuevo con sus hijos, estos días resultaron especialmente difíciles. La guerra de 1812 impactó severamente los ingresos de Mary de su propiedad, y se vio obligada a dar la bienvenida a más huéspedes y lavar ropa para sus vecinos. Pero ella persistió, y a través de la humildad, el trabajo duro, ella ganó lo suficiente para mantener a su familia y mantener a sus hijos matriculados en la escuela.
Charles comenzó sus estudios en Princeton en 1812 y rápidamente se distinguió como un estudiante capaz. En su último año, un renacimiento repentinamente barrió la escuela, y él estaba atrapado en ella. Comenzó a preguntarse si estaba tomando su fe en serio y si era cristiano en absoluto. A través de un tiempo de búsqueda del alma, llegó a la conclusión de que era salvo, pero que también debía formalmente unirse a la iglesia. Hizo una profesión pública de fe en la Iglesia Presbiteriana de Princeton el 15 de enero de 1815. Comprendió que esta profesión era una especie de culminación o terminación de la educación y amonestación infantil que había recibido de su madre y pastor. El deseo de perseguir el ministerio pronto comenzó a moverse dentro de él. A Mary no le entusiasmó esta decisión, tal vez porque su hermano mayor seguía una carrera respetable en medicina (se convertiría en un experto e innovador en el campo de la obstetricia) o quizás debido a su baja estimación de las habilidades de Charles. Pasó algún tiempo antes de que él la convenciera de dar su consentimiento. Finalmente regresó a Princeton para este propósito.
Charles creía que podría ser llamado a misiones fronterizas, pero tan pronto como se graduó a los 22 años, se le ofreció una posición de profesorado en Princeton. Él aceptó y permaneció allí durante toda su carrera. Se convertiría en un firme defensor de la teología reformada y un líder dentro del presbiterianismo. Escribiría comentarios notables sobre una serie de epístolas clave del Nuevo Testamento. Su magnum opus sería su teología sistemática de tres volúmenes que sigue siendo impresa hoy en día. Pero tal vez su mayor influencia fue en los miles de seminaristas que entrenó y despachó en el ministerio a través de los Estados Unidos y el mundo. Por alguna razón, algunos comenzaron a llamarlo "El Papa del Presbiterianismo".
Charles y Mary siempre permanecerían en estrecho contacto, pero, lamentablemente, su relación experimentaría momentos de tensión e incluso comenzaría a enfriarse. Parece probable que la mayor fortaleza de Mary en su firme devoción fue también una de sus mayores debilidades. La supervisión y la influencia determinadas que ella había ejercitado en los años más jóvenes de Charles se volvieron dominantes y entrometidas mientras que él envejeció y ganó su independencia. Su impulso interior por la excelencia también le impidió expresar nunca su satisfacción con los trabajos y logros de Charles. El nos 3e desanimó en agradarla. Después de que Charles se graduó, comenzó a buscar a Sarah Bache, a quien Mary criticó duramente como una pareja inadecuada. Aunque después se retractara de sus palabras, había herido a su hijo y dañado su relación. Mary pudo haber sido herida por su influencia decreciente sobre Charles, mientras que él desarrolló una amistad profunda con su colega, mentor, y figura paternal Archibald Alexander. En un momento, Charles le decía a su hermano que ya ni siquiera sabía cómo acercarse a su madre y lamentar que "parecía haber perdido una buena parte de su sentimiento por mí".
Sin embargo, fue una gran conmoción y tristeza cuando, en 1832, Mary murió. Su muerte fue tan repentina que no pudo estar a su lado. Aunque su relación se había enfriado al final, reconoció con gratitud que ella tenía la influencia más significativa y formadora en su vida.
En homenaje a su madre, él decía: " A nuestra madre, mi hermano y yo, bajo Dios, debemos absolutamente todo. Ella nos dedicó su vida. Ella oró, trabajó y sufrió.
Usted también puede estar criando a sus hijos en circunstancias que no esperaba y que no habría elegido. Usted también puede ser el único responsable de instruirlos en la fe cristiana y proveer sus necesidades. Aprenda de Mary que Dios proveerá todo lo que necesite para llevar a cabo una devoción inquebrantable hasta el fin. Aprenda de Mary que El utiliza cada pedacito de su esfuerzo fiel, aunque ese esfuerzo se mezcle con el pecado. Aprende de Mary que en su labor cotidiana no estás sola. Porque aun más de lo usted este dedicada a su hijos, Dios está dedicado a su bien en Cristo Jesús.
La información para este artículo fue extraída de Charles Hodge por Paul Gutjahr, Charles Hodge por W. Andrew Hoffecker, y The Life of Charles Hodge por A.A. Hodge.
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