Una Unidad que es Evidente para el Mundo
Por RC Sproul
“20 Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.” ( Juan 17:20-23).
Esta sección de la oración de Jesús esta pesada, pero una petición clave se refería a un asunto sobre el que Él ya había orado para los discípulos –la unidad de Su pueblo. Hay un sentido muy real, en la que esta petición ya se ha cumplido. Toda persona que sea un cristiano está en Cristo, por lo que si usted está en Cristo, y yo en Cristo, hay una verdadera unidad entre nosotros en virtud de nuestra común unión con El. Esto es cierto para todos los creyentes genuinos. A pesar de que podemos diferir en este punto o ese punto, hay una unidad real que nos une y esa unidad debe ser evidente para el mundo.
En su introducción a la traducción en Inglés de Atanasio Sobre la Encarnación, CS Lewis habla de leer los escritos de los grandes cristianos de la historia durante su época de estudiante. El leyó Tomás de Aquino, Martín Lutero, Thomas à Kempis, y otros, y al mismo tiempo reconoció que todas estas personas tenían ciertos matices de diferencias entre ellos, no podía obtener más de la unidad que seguían llegando a través de su testimonio en cuanto a la verdad del evangelio.
Jesús oró para que aquellos que creyeran en Él tendría una unidad que los incrédulos podían ver, para que pudieran aprender varias cosas. Le pidió al Padre que los creyentes fueran "perfectos en unidad ... que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado como me has amado a mí.” El amor, la preocupación y la compasión que tenemos unos por los otros deben ser tan atípica del mundo que sirva como prueba definitiva de que Jesús no era más que un gran maestro moral, sino la segunda persona de la Trinidad, enviado por Dios. Esta unidad también debe dar testimonio al mundo de que Dios ama a los creyentes así como Él ama a Cristo. La clara demostración de una obra sobrenatural pasando en el medio del pueblo de Dios muestra el amor, favor, y la gracia de Dios.
Por cierto, los propios creyentes necesitan una comprensión más profunda del amor de Dios por ellos. En Sus misericordias, Dios tiene una increíble capacidad de amar a los que nos desagradan. ¿Cómo lo sé? Él conoce cada parte fea de mi alma y de mi vida, sin embargo, Él me ama. ¿Cómo puede ser eso? Siempre tenemos que entender que el amor que Él tiene por nosotros no es porque somos intrínsecamente dignos de ser amados. Él nos ama en el Hijo, y el mismo amor que Él derrama a Su Hijo, Él derrama a los que están en el Hijo. Este amor que Él tiene para el Hijo es la única razón que puedo dar de por qué Dios escogió salvarme.
Este extracto fue tomado del comentario de RC Sproul sobre Juan
No hay comentarios:
Publicar un comentario